lunes, septiembre 29, 2008

Té de tías

Esa vieja fórmula "te de tías" se refería a la reunión que le organizaban a la novia sus tías antes de casarse. Según observo, en estos tiempos ya no ocurre.
Sin embargo, el término (todojunto) tedetías se utiliza para identificar a ciertas reuniones en las generalmente predomina el elemento femenino (algunos inclusive, las apodan aquelarres) y evidentemente se conversa sin parar. En ello, hay por parte de los observadores una suerte de prejuicio y tendencia a la generalización de identificar a todas esas reuniones como huecas y superficiales.
Por suerte, existen tías que ser reunen a conversar sobre cosas trascendentales, a compartir preocupaciones en común, a evitar volverse locas (más), entre las fundamentales.
El otro día escuché una frase sobre los blogs, abundan aquellos que tienen características de té de tías. Confirmo que el comentario es un poco peyorativo.
En este Blog, por ejemplo, escribo sobre los temas que saco de una deliciosa cantera que mi inspira a diario: la vida, mi trabajo, mis alumnos y mis hijos. Y estos de "tías" no tienen ni un pelo.
En el mundo de los Bloggers se encuentra de todo como en botica. Sin embargo, voy confirmando que la hay mucha gente que se niega a reconocer en el Blog (cualquiera que éste sea) un valor. Relega el poder que los Blogs están empezando a tener como un medio de comunicación válido e importante. Nos interesa la opinión de los demás, qué se piensa, qué se sabe, sobre qué se reflexiona. Muchos medios (tv, prensa) empiezan a perder cierta credibilidad...
Me pasan por la cabeza las siguientes frases: no te conozco pero a veces que leo tu blog coincido con lo que dices, no te conozco y cuando leo tu blog confirmo cuánta fortaleza existe para criar un hijo con una enfermedad, no te conozco y cuando te leo veo que uno puede ser capaz de reírse de la vida, no te conozco pero me informo con lo que me cuentas... Y en esta lectura directa o indirectamente me enriquezco con las opiniones ajenas.

viernes, septiembre 26, 2008

Los estereotipos* me “nerviosean”

Decidí pensar un poco sobre los estereotipos femeninos que la vida nos regala a través de la literatura, la música, el cine, la televisión y la vida. En este mundo que sigue arrastrando una esencia machista (aunque digan lo contrario) concluí que no podía hacer una lista tan larga y pensé que sería mejor hacer una muestra que implicara reconocer que al fin y al cabo los estereotipos que encasillan a algunas mujeres con las que convivimos a diario.
Tengo mis estereotipos favoritos y me gustaría compartirlos con ustedes.
Encasillada en primer lugar está la ejecutiva: piernas largas, lentes fashion que usa sólo para leer los documentos, ropa de última, una suerte de loba dispuesta a conquistar a cuanto macho alfa se le presente en el mercado. No le importa la fama que tenga, porque ella es capaz de manejarlo todo.
En segundo lugar, visualizo al ama de casa: visualícese el uso del mandil amarrado a la cintura –siempre me ha parecido ridículo puesto que lo más probable es que se te ensucie de la cintura para arriba- . Blusa manga corta, sin mondongos que les cuelguen debido a las labores domésticas de planchar, lavar, barrer, etc. etc. Puede con todo, y cuando el marido llega por la noche lo atiende como si fuera una geisha.
No menos importantes se combinan la linda pero tonta, la poco agraciada pero inteligente: Idea que seguramente nace de pensar que la fea debe desarrollar otras habilidades mientras que la linda no las necesita. (Por supuesto que esta idea tiene que ver con conseguir marido).
Y por último, mi favorita... la profesora de literatura: sastre, blusa abrochada hasta el cuello, moño, lentes, mirar severo, impositiva, memorística, reprimida y amargada… ¿No es un sueño?
¡Simplemente, me encanta…es que la vida, es tan entretenida!
Lo peor es que creo que a veces los estereotipos coinciden con la realidad.
* Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable (Fuente: Diccionario de la RAE).

martes, septiembre 23, 2008

¡YEEEEEH! ¡Tengo Facebook!

Estoy recontra impresionada con este invento de la red llamada Facebook. Ya para mí el tema de Google encabezaba mi lista de las creaciones del siglo XXI pero el Facebook se pelea el primer puesto.
Un amigo me dijo: Chata, tienes que tener Facebook para conectarte con un montón de gente, no te imaginas a quiénes puedes reencontrar por ahí. Y efectivamente le doy toda la razón, es una inmensa comunidad...
De hecho, este sistema permite encontrar a personas y proponerle a éstas que “te acepten como amigo” para que puedas tener acceso a una suerte de fragmento del mundo personal que quieran mostrarte. He logrado encontrar a varios y varias que no veía hace años y de hecho tomar un café, compartir un almuerzo: gente que siempre tenía guardada en mi corazón y le había perdido el rastro.
Es cierto que terminas publicando parte de tu vida privada a disposición de cualquier lector, pero de alguna manera el Facebook te permite jugar con ciertas restricciones. No obstante, vives enterándote de lo que está en "cartelera": quién tiene una relación sentimental, quién ya no la tiene, quién asiste a tal evento o lo que alguien va a hacer por la noche o a ser por la noche (vean como la cuestión gramatical ayuda). Conclusión: el chisme "face to face" ha entrado en una laaaaaaaaaaaaaarga agonía... Conclusión: del "face to face" al "facebook".
Es pues un invento más de la red en la que cada día nos enredamos más, de la que cada día nos volvemos más dependientes a pesar de nosotros mismos.
pd. Me sentí realizada cuando mis hijos me aceptaron "como amiga".

sábado, septiembre 20, 2008

Helena tuvo la culpa -una lección de mitología-

Como muchos saben la mitología es una de mis debilidades. Los dioses griegos y sus historias terminan siendo tan entretenidas y humanas, que una vez que uno entra en ese mundo (de lleno) se siente atrapado para siempre.
Una de las historias que más me ha llamado la atención es la guerra de Troya, pero no desde la perspectiva que nos la cuenta Homero en La Iliada, digamos que hablaré hoy de la “madre del cordero”: Helena.
Como se sabe Zeus tenía una gran debilidad: las mujeres. No tardó, por ello, en echarle el ojo a Leda, una bella princesa mortal casada con un rey terrenal. Gracias a su gran capacidad de transformación, Zeus se volvió un cisne y una noche que ella salió a pasear cerca del lago, tuvieron un encuentro sexual -no preguntar, es mitología y todo es posible-. Les recuerdo que Zeus se convirtió en lluvia de oro para estar con Dánae, en hormiga para estar con Clítoris, en toro para estar con Europa, en humano para estar con varias, etcétera, etcétera. Esa misma noche, Leda yació con su marido y de ambas uniones dio a luz dos huevos: en uno Cástor y Pólux (divinidades), en el otro Helena y Clitemnestra. O sea que el origen de esta belleza famosa pudo estar en el mismísimo Olimpo. Años después se casaría con Menelao y otros años después, Paris le echaría el ojo: la causa por la que la guerra empezó.
Entonces, sea como sea, el origen de la guerra de Troya estuvo en las manos de una mujer. Así como la caja estuvo en manos de Pandora que destapó todos los males del mundo, así como Eva tuvo en sus manos la manzana y tentó a Adán, cabe la pregunta: ¿por qué ese ensañamiento con el género femenino y ese afán de echarnos la culpa de todo?
Finalmente en la vida real, no creo que haya habido una Helena, algunos historiadores consideran que tal vez fue alguna nave importante que los troyanos les capturaron a los griegos y eso fue el desencadenante de esta mítica guerra. No obstante, hay que tomar en cuenta que en esa época la mujer y el barco estaban en la misma categoría: eran las propiedades más importantes. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento se recoge en las tablas de los X Mandamientos: “No desearás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su burro”: mismo valor. Estos dos últimos elementos han sido eliminados a lo largo de la historia.
Podemos pasarnos horas discutiendo por qué la historia, y curiosamente las religiones, han culpado a la mujer de todas las grandes desgracias de la civilización. Personalmente, considero que una explicación la podemos encontrar en la inseguridad sentida por el género masculino al confirmar, día a día, que sólo la mujer tiene el gran don (como la diosa naturaleza) de dar vida. Para este tema hay numerosa bibliografía. Un texto muy interesante es Las cuatro mujeres de Dios: la puta, la bruja, la santa y la tonta, de Guy Bechtel, que prometo comentar en algún momento.

miércoles, septiembre 17, 2008

Mitad verdad/mitad mentira: tribulaciones cotidianas de una fémina

5:55 am: El primer sonido de la mañana: RPP le presenta los Deportes gracias a Shick de Gillete ¡Pucha, me tengo que afeitar! Estoy recontra peluda y hoy quiero ponerme una falda sí o sí. De vez en cuando hay que sacar a pasear el lado femenino y el jean ha empezado a apretar un poquito..., una nadita... ¡Cinco minutos más, piedad, cinco minutos más!
6am. Me levanto, hace frío despierto a mi marido y le digo que cuando termine con la ducha le aviso. Por suerte no me tengo que lavar el pelo: ayer fui a la peluquería me recortaron un poco y me cepillaron –el pelo, desde luego-. Saco ropa interior, voy al baño, prendo la luz, me doy la primera mirada del día a la espejo y en eso ………… ¡HORROR! ¡Me he convertido en una suerte de Betty la fea. Me puedo morir!
6:07am. Medianamente repuesta después del shock. El corte de pelo y peinado de ayer no existen. El cerquillo que me lo había “recortado” está a la mitad de la frente, me siento una de las hijas de la antigua serie Papá lo sabe todo –pido perdón a los lectores nacidos después de los setentas-. Estoy más bocona que nunca...ahí me relajo, tengo una explicación: me había olvidado de sacarme la férula que uso desde anoche para evitar destrozarme los dientes porque tengo burxismo (averiguar por su cuenta qué es). Una vena se ha reventado en mi cachete y no digo mejilla porque yo tengo cachete (gordito y redondo). Encima, como ya me viene la regla, tengo un grano con muchas ganas de crecer sobre la fosa nasal izquierda que camina a ser grado Verruga. Ruego que mi marido no se levante todavía porque con esta cara, al toque pide los papeles del divorcio automático en la Municipalidad más cercana.
6:20am Con el pelo recién lavado, y harto alaciador para que el cerquillo baje lo más que pueda me empiezo a vestir.
Primer problema: olvidé afeitarme. ¿Y ahora? De nuevo aplicar el pantalón. Voy a ponerme uno de corduroy, mi blusa gris y aunque estuve así para una reunión de la semana pasada, esta vez no importa.
Segundo problema: ¿en qué momento de esos malditos siete días que pasaron esta cosa llamada pantalón se confabuló junto con alguna maldición extraplanetaria y ha decidido no cerrar bien? Si he cumplido la dieta al pie de la letra. Digamos que ahora el espejo me devuelve la imagen de un chorizo mal envuelto o un rollo que está entrando en la categoría cintura de alfajor (visualizar el manjarblanco -dulce de leche- que sale entre las dos capas).
Opciones:
(a) me cambio pero se hace tarde.
(b) meto la huata todo el día.
(c) salgo con un abrigo cubretelotodo digno para usar el día de hoy.
Opto por la (c).
7:25 am Me miro al espejo antes de salir. Es buena hora porque no hay mucho tráfico en mi ruta. El espejo es más compasivo conmigo, Betty la fea se ha ido pero ha dejado su huella. La férula se está remojando en un preparado que me indicó la dentista (camino a los dientes postizos, pienso), la venita pudo desaparecer con el corrector, el grano creciente medianamente disimulado: el maquillaje hace milagros. Me tiré el cerquillo medio al costado, pero de hecho ALGUIEN en el trabajo me hará algún comentario… como si la viera. El abrigo cumple su función cuando me siente en el carro, me desabrocharé el botón de la cintura y me bajaré un rato el cierre para recuperar el cadente y normal ritmo de mi respiración. Ante la típica pregunta femenina (cómo estoy?) mi marido dice que estoy bien –ojo que no ha dicho MUY bien, pero sé que ni me ha visto porque está acuartelado tras el monitor de su computadora-.
7: 45am. Los huecos, los micros, las mototaxis, los taxistas hermosos, los semáforos en “ola roja” y todos los rompemuelles me hacen sudar a chorros la tonelada de base, polvos translúcidos y alaciador para el cerquillo, que he usado en mi pequeña humanidad. El jugo de papaya con salvado, miel, polen, y ajonjolí que me recetó mi amiga Cecilia me han llenado de gases, este pantalón no me va a cerrar ni muerta cuando llegue al trabajo. ¿ Y ahora quién podrá salvarme en mi middle age?

sábado, septiembre 13, 2008

¡Es una niña!

A Micaela, por su fuerza, por su esencia
(disculparán los lectores lo extenso de esta publicación)

Durante mi primer embarazo me preguntaba: ¿cómo se quiere a un hijo? Pues sabemos cómo querer a nuestros padres (con todas sus fallas), a nuestros hermanos (con más fallas todavía), a un hombre… pero querer a un hijo era totalmente nuevo, un sentimiento que nunca había experimentado.
Cuando nació mi hija en un frío setiembre 18 años atrás y la tuve entre mis brazos no me vino repentinamente ese amor maternal del que hablaban las novelas: tuve miedo, un miedo inmenso y una confusión que reflejaba todo lo pensado desde que supe que iba a ser madre, un miedo que era el resultado del milkshake de sentimientos que tenía en ese momento, del cansancio de parir, de las hormonas revueltas, las esperanzas, el verla sanita y completa, y más. Ahora empezaba a querer a esta niña que había llegado a mi vida, mi niña (porque para una mujer tener una niña es espectacular; digan lo que digan es una especie de regreso a la infancia: recuperas a tu muñeca y ahora puedes jugar con ella 24 horas al día sin que te manden a dormir, ya no vas a poder dormir!!!).
No obstante, empiezas a darte cuenta de que la manera de querer a un hijo genera ante todo un principio que en realidad puede haberse vivido con otra intensidad pero no en su real dimensión: el sacrificio. Horas sin dormir, vivir un encierro con un horario que ya no depende de ti. Sacrificios que históricamente pueden llegar hasta el moral o el mortal. Uno es capaz de sacrificar la propia felicidad por un hijo (de forma consciente o inconscientemente) sin caer en patologías, desde luego. Ya nada será igual.
Cuando nace tu primer bebé todo el mundo quiere darte consejos y todos son válidos, pero yo aprendí que las palabras más sabias eran la de una voz muy importante: la que fui descubriendo poco a poco en mi interior, mi propia intuición maternal.
Es cierto que los consejos más valiosos fueron los de mi propia madre a pesar de las diferencias generacionales –ella tenía casi 70 años cuando nació mi hija-. No obstante, en la real conexión madre-hijo(a) no se admite tres en escena. Es lo que pienso, si alguien no lo comparte me tiene sin cuidado.
Nada es idílico, lo idílico justamente es eso: no existe. Ya desde el principio me di cuenta que tenía que ser realista con lo que había empezado a vivir, tenía una vida ajena en mis manos: NO ME PERTENECÍA a pesar de las ganas que pudiera haber tenido de que fuera realmente de otra manera. Era evidente que la responsabilidad de llevarla dentro de mí por nueve meses había marcado mi vida, pero había que criarla para el mundo de fuera, no para mí, ni para su padre, ni para sus abuelos, criarla para ella misma.
Pisamos terreno minado cuando criamos a una niña, es más conflictiva, más rencorosa, más vulnerable. Por momentos te ve como la mujer en la que quiere convertirse y por otro, como aquella que jamás quiere ser. Te ama con locura y en eso te vuelves su enemiga, compartes con ella demasiados espacios y ella quiere, debe y merece su propio lugar. Ya lo ha ganado, solo con nacer, es cierto, pero lo tiene que demostrar y ahí empieza la batalla. Yo no sabía eso en esa fría mañana de setiembre.
He disfrutado de mi hija cada minuto de mi vida desde que nació, con sus bemoles, con sus llantos casi interminables, prendida de la teta en horas inimaginables, en situaciones inimaginables, cada cambiada de pañal, y cuando durmió toda una noche la disfruté más. La he disfrutado cuando me bañó de espinaca al darse cuenta de que escupir era divertido, cuando la peinaba y vestía y ella se empecinaba en tener el pelo como una loca perdida. La he disfrutado cuando su primera palabra no fue mamá ni papá sino agua (desilusión total). La sigo disfrutando cuando se echa conmigo en la cama y me cuenta cómo le va en la universidad.
Creo que ella ha disfrutado de mí, a su manera. Hay una fuerza en su mirada que no ha perdido desde que nació y esa fuerza me hizo crear mil y un mecanismos para mantener una conexión especial y no perderla: hacerle entender que yo NO era perfecta, y que nunca pretendí ser un ejemplo para ella. Que ante todo soy contradictoria y humana.
En estos años mi hija ha recibido varias cartas de mi parte (es obvio que me gusta escribir) y gracias a ellas pude hacerle entender muchas cosas de la vida que tal vez en una conversación hubiera generado más de un conflicto. Ello no quita que hayamos tenido grandes discusiones, no muy grandes encontronazos, y la conexión sigue viva. Nos reímos mucho, muchísimo y lo seguimos haciendo, sí que lo seguimos haciendo… ahora más cuando nos reímos de los hombres que conviven con nosotras…. y también lloramos juntas, pero no tanto: otro elemento compartido: somos de llorar poco.
Hay frases que a mí, como madre, me fueron muy útiles y creo que fueron muy valiosas para ella, en distintos momentos de su vida (y de la mía). La crías para que ella también sea madre al fin y al cabo. Comparto algunas: Soy tu amiga, pero por encima de todo soy tu madre / Hija, no tienes una madre perfecta: me equivoco más de lo que crees / Busca propio tu camino, mi historia es mía y no admite réplicas / Ser mujer es duro pero muy divertido / Si nos reímos juntas ¿por qué no podemos llorar juntas? / Yo tengo mi privacidad, por eso respeto la tuya / ¿Quieres un heladito?/ Tengo miedo / Te quiero. Nunca esperé nada a cambio. Si me dijo no, o no me contestó y a mí no me gustó: me guarde la lágrima y luego tranquila en algún momento lo conversé con ella. Las mujeres tenemos una forma muy peculiar de guardar nuestros rencores.
En todas esas palabras he dejado un pedazo de mí y ella lo sabe. Tu hija tiene más en común de lo que se muestra a la vista, es tuya y a la vez no lo es. No obstante, hay que reconocer que no hay fórmula perfecta para llevarte bien con ella salvo chambear cada día y no desmayar en el intento. Puedes tirar la toalla a veces, pero hay que levantarla pronto porque eso sí… al mayor descuido se te puede ir para siempre…. Es mujer, no lo olvides, tan conflictiva como tú.
De una canción maravillosa de John Mayer, cantante que mi hija “me presentó”:
Girls become lovers who turn into mothers
So mothers be good to your daughters, too


¡Mica, bienvenida a tu mayoría de edad, aunque por dentro ya lo eres!

jueves, septiembre 11, 2008

Luz de la inteligencia

Ser medianamente inteligente es complicado en estos tiempos; complicado porque puedes terminar sufriendo más, puesto que eres de los pocos que se dan cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor (ya me subí en el coche de los medianamente inteligentes).
Ser medianamente inteligentes supone cuestionarte la vida, cómo la vives y cómo te vive ella a ti, y no aceptar otras ideas solo porque alguien (que lo más probable sea menos inteligente) lo diga. A veces, la prepotencia, el poder, el dinero, el color de la piel, la nacionalidad, la clase social, entre otros factores contribuye a que algunas “reses”, con el respeto que el ganado vacuno se merece, aparezcan como lumbreras en el túnel de la cultura u otros túneles en donde su luz cerebral el menor a la que puede dar una velita compactita Misionera.
No puedo evitar que me jorobe la gente pedante y soberbia que cree saber más que todo el mundo, gente que grita más fuerte y no sabe comunicarse con palabras pues no sabe usarlas.
Sin embargo, entro en una gran contradicción puesto que pienso: dichosos los estrechos de mente porque al final serán los que menos sufran, ¡no se darán cuenta de lo que les pase por idiotas!. Amén.

lunes, septiembre 08, 2008

AA

para ti, me lo pediste: aquí lo tienes

Para reconocer que uno tiene un problema se necesita mucha valentía. Es muy fácil seguir viviendo sin enfrentar las cosas y sin pensar en el daño colateral que le hacemos a los demás, sobre todo a nuestra familia.
Una persona a la que quiero realmente mucho, me dio permiso de hablar de su problema. Yo agradecida y con todo el respeto y cariño que merece considero que hacer una reflexión de ello es importante, aunque sean unas pocas líneas.
Ser alcohólico es una suerte de castigo individual y sobre todo familiar. Más aún, reconocerlo debe ser terrible puesto que ello implica mirar hacia atrás y ver todo lo vivido, lo desperdiciado y lo echado a perder. A la vez, es entender que cada día que pasa sin tomar es ganarle a la vida y ganarle a la tentación de volver a malograrte la vida de nuevo, por decir lo menos. Repito: ES UN ACTO DE VALENTIA.
Hay mucha desinformación al respecto pues se considera que el alcohólico es un “borracho cualquiera” y no se toma en cuenta todos los aspectos emocionales, sociales y familiares que han podido condicionar a que hayan personas que dependen de esta droga social. A ello agregado el problema que la sociedad celebra, fomenta, motiva, condiciona a las personas a consumir y consumir. A mí me da risa con qué fuerza se ha se ha condenado el tabaco y no pasa así con el alcohol. Habría que ver cuál es el índice de muertes por la nicotina y cual es el índice de muerte por abuso de alcohol: accidentes de tránsito, manejo de armas bajo efecto del alcohol, suicidios, sin contar: matrimonios fallidos, etcétera.
Aplaudo cada día a esta persona que lucha contra ella misma y que me inspira a escribir este “post”: la admiro, la quiero más, y a la vez trato de “acompañarla” a la distancia, hasta donde ella me permita. Cuenta que asistir por primera vez a AA fue espantoso, duro, doloroso, y sin embargo hoy reconoce que ha encontrado el soporte que necesita, la vitamina diaria que la ayuda a seguir luchando y que le ha permitido ver la vida de otra manera. No es una persona perfecta, ni lo será, tiene mil y un defectos pero una simpatía, inteligencia y sobre todo fortaleza inimaginable (más de lo que ella cree) y aunque a veces dramatiza todo ello forma parte de su personalidad: enorme. Vive cada día y sabe que en esas veinticuatro horas tendrá que enfrentarse a un monstruo que la perseguirá eternamente y tendrá que fortalecerse siempre para combartirlo. Hay pues una familia que ha sufrido, hay una familia que se recupera. ¡Bravo por ello!

viernes, septiembre 05, 2008

Publicidad onomatopéyica

Según mi gran amigo el Diccionario de la Real Academia Española, la onomatopeya es 1. Imitación o recreación del sonido de algo en el vocablo que se forma para significarlo.. 2. Uso que en algunos casos para referirse a fenómenos visuales; p. ej., tic nervioso, zigzag. 3. Vocablo que imita o recrea el sonido de la cosa o la acción nombrada.
Curiosamente esta figura literaria se percibe de forma distinta de acuerdo a cada idioma. Por ejemplo, como muchos lectores sabrán: el perro castizo ladra guau-guau mientras que el anglosajón dice bow-wow. Más interesante todavía es el caso del gallo que en castellano canta: kikirikí , en inglés cuck- a- doodle y en francés cocorocó. Evidente me estoy refiriendo a la representación escrita. Seguramente estos tres gallos condenados que cantan a cualquier hora de la madrugada lo hacen igualito. En el caso de tocar la puerta la cosa tampoco es universal, creo que se complica más todavía porque entre los mismos hablantes castizos he recogido estar formas: toc toc, noc noc, tac tac o tum tum entre varias que seguramente ustedes habrán oído.
Podría hacer una lista interminable de las diferentes onomatopeyas que utilizamos en nuestro diario andar por la vida. No obstante, hoy me detengo un ratito en el famoso tucutín que utiliza la propaganda de una empresa de telefonía celular para hacer refencia al sonido que produce el Messenger (mns).
Tucutín …. Pienso: de hecho deben haber realizado millones de pruebas, encuestas, experimentos al respecto … pero a mí NO me suena. En lo único que considero que coinciden es en reproducir un sonido agudo (hablo de la acentuación, fuerza de voz en la última sílaba) pero ni siquiera siento que el sonido real y su supuesta onomatopeya correspondiente sean primos hermanos. Está demás repetirles que deben haber estudiado lo pegajoso del sonido, el poder de recordación y cuanto detalle sea fundamental para que una propaganda sea exitosa. Con pena, a mí el tucutín no me ha convencido, lo relaciono con Rintintín (perro de una serie extraordinaria de mi infancia que ladraba enérgicamente guau guau).
pd. no eran geniales las onomatopeyas de la serie Batman?

martes, septiembre 02, 2008

Sobre la lectura y nuestra generación

Aclaración: el tema de esta publicación no es inédito, forma parte de un correo electrónico que envié hace semanas atrás a cuatro grandes mujeres que me inspiran continuamente.

Una gran amiga me decía el otro día que había tenido una discusión con su madre porque esta última insistía en debería leer y su defensa se basaba en tres argumentos totalmente válidos y respetables: no tenía tiempo, ni el carácter ni la paciencia para enfrascarse en la lectura de un novelón de 500 páginas y por último, porque no le daba la gana. Sin embargo sé que le encanta leer artículos, The economist, Newsweek, Time entre otras lecturas vinculadas a su trabajo.
Ello, por supuesto, me hizo reflexionar en un punto en el que estoy empezando a ser más flexible: no es una obligación tener que leer una novela de 500 páginas, ni que ello genere discusiones y menos aún, culpas. La vida es lo suficientemente complicada para nosotros, los adultos, para hacer marejadas de algo que no va a ocurrir. Encima como si fuéramos unos niños nos lo siguen sacando en cara: ¡de horror!
La lectura, como actividad, forma parte de nuestra vida diaria, es inevitable. Leer un periódico, un informe, una revista mientras esperamos, un mail, un blog, whatever; es algo que yo le repito a los padres de los chicos con los que trabajo. Sin embargo, en el caso de estar en un periodo formativo (escolar) es innegable que es el terreno más fértil para lograr que el chico se interese por algo más que la TV, msn, Nintendo, etcétera. etcétera. etcétera. Ésa es la idea: diversificar la actividad cerebral de manera productiva.
Creo que nosotros pertenecemos a una generación que ejercita su cerebro en el día a día; hemos crecido con tres canales de tv, unas cuantas estaciones de radio, tal vez con Atari y, gracias a Dios, mucha conversación cara a cara (fundamental e irremplazable). Somos más expresivos, más comunicativos, más verbales, más leídos (directa o indirectamente), más reflexivos. El privilegio de pertenecer a una generación intermedia entre los sesentas y el nuevo siglo nos da un valor agregado... o por el contrario... nos ha malogrado la vida. Criticamos mucho la crianza que recibimos pero agradecemos los tiempos que nos tocaron vivir... Contradictorios por naturaleza como cualquier ser humano.
Leer o no leer, tiempo o no tiempo, he ahí los dilemas...