jueves, mayo 28, 2009

El río que corre nunca es el mismo



No sé si a alguno de los lectores le ha sucedido alguna vez que si por casualidad mira en la tele algún programa que veía en la infancia siente que muchos de ellos han perdido su encanto y les parece hasta tonto la devoción que casi los obligaba a sentarse frente al televisor a esperar ansiosamente la hora de inicio. A veces nos pasa con una canción (no podría volver a bailar La Parranda de Panamá con la alegría de mis doce años, aunque mi amigo Fernando diga lo que diga). Nos pasa con un poema (para mí Bécquer ya no es el mismo).
Joaquín Sabina en una de sus extraordinarias canciones (Peces de la ciudad) dice: al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.
Seguramente muchas personas estarán en desacuerdo con él. En parte le doy la razón. Cuando uno es feliz, lo es en momentos efímeros en la vida y dejamos de serlo de igual forma. Las coordenadas, la coyuntura cósmica, la combinación de los astros, Dios, el destino o como michi queramos llamarlo hacen que alcancemos esa esperada plenitud unos instantes y que son irrepetibles. Puesto que como decía Heráclito, nada permanece. Nunca somos los mismos.
No debieras volver… porque ese momento vivido, ese lugar que nos sirvió la felicidad en bandeja nunca será el mismo. No debieras volver porque si buscas hacerlo es que estás buscando desesperadamente revivir una etapa de tu vida que como cualquier tiempo pasado es irrepetible.
No debieras volver… porque no es sano. Por el contrario, puede ser contraproducente buscar repetir la vida que ya viviste.
No debieras volver… porque la memoria es traicionera y de hecho muchas veces idealizamos los momentos vividos.

lunes, mayo 25, 2009

Humor del bueno


Siempre he pensado que es facilísimo hacer llorar a alguien. La gente es sensible por naturaleza y aunque unos son más llorones que otros tarde o temprano se puede tocar la cuerda precisa para que la persona “suelte el moco”. Por ejemplo, tengo un pariente cercano que ve la propaganda de la Teletón y se pone a llorar, no hay película que no sobreviva a sus lágrimas, ni historia que tenga UNA pequeña gota emocional para que desate en este personaje casi una deshidratación lagrimal. El ser lágrima barata es una característica de la rama materna de mi familia. Yo soy una suerte de oveja negra.
De hecho hay una película en especial que me tocó una cuerda: Stepmom, con Susan Sarandon, Julia Roberts y uno de mis actores preferidos: Ed Harris (después de George, desde luego). No sé porqué esa escena en la que Roberts y Sarandon imaginan a la pequeña hija en el día de su boda me parte el corazón. ¡Las odio!
Sin embargo, mi post de hoy no va por ahí… Estaba pensando en qué difícil es hacer reír a la gente puesto que si no existe la atmósfera adecuada será bien complicado lograr que enganchen con el chiste que le presenta. Es cierto que también hay personas que se ríen de cualquier cojudez, basta con ir al teatro y ser testigos que en una escena dramática la gente se ríe de puro nervioso (esa es una cojudez). Por ejemplo en mi juventud, Los tres chiflados nunca me dieron risa. Sí me daba risa El Chavo del 8, o Eduardo II. Me reía con el Show de los Muppets, y con algunos chistes de Tulio Loza. Ojo, que soy honesta.
No obstante, ahora prefiero humores finos, creativos, intelectuales, elaborados, inclusive como habría dicho mi tía Lucy “subidos de tono” y uno de ellos es el de Les Luthiers. He tenido la suerte de verlos al menos cuatro veces en shows diferentes y la verdad es que no dejan de sorprenderme y mi admiración no se estanca, por el contrario sigue en subida. De hecho, en la época de estudiante universitaria me conformaba con escuchar los cassettes que conseguíamos a duras penas, del amigo de un amigo y aunque nos reíamos verlos es otra cosa.
Estos cinco tipos son espectaculares. La combinación de la música, el verso, las historias, la versatilidad de sus personajes, las caras y por sobre todo, el uso de los instrumentos musicales más originales: una tapa de water como lira (lidoro), un conjunto de ¿mangueras? fosforescentes (exorcítara), un grupo armónico de pelotas de basquet (bolarmonio), simplemente me dejan sin habla.
Si alguna vez tienen la oportunidad de disfrutar de este espectáculo hagan un esfuerzo y no se lo pierdan.

jueves, mayo 21, 2009

Relájate y RESPIRA


Mis lectores saben como me gusta mucho el teatro, trato de ir a las obras que se estrenan en el Teatro de la PCUP, el Británico, y el teatro La Plaza. No soy muy amiga de las comedias de Cattone, respeto su trabajo pero paso. Una de mis primeras publicaciones justamente narra mi inolvidable experiencia junto a un vecino de butaca malcriado que no apagó su celular durante la función. (http://enpuntomuerto.blogspot.com/2007/11/mi-vecino-de-butaca.html) .

I
Voy al teatro, y en eso veo que el chico que se va a sentar en la fila anterior a la mía simplemente ha decidido hacer un camping de la función: papitas, galletas, gomas, caramelos y gaseosa… felizmente que la acomodador “moscaza” le indicó que estaba prohibido comer durante de obra. Uff! Nos salvamos, pensé.

II
Descubrimos que un grupo grande de estudiantes –mayores de 18 años- había asistido como para de un curso. JC tiene el atrevimiento de preguntarle a su vecino de butaca de qué universidad vienen (en mi fuero interno digo: qué manía de meterle letra a la gente!) No logro captar su respuesta, puesto que como come chicle y no vocaliza como muchos chicos: capto algo así como Universidad de dfoih moai dfy doi Peruana. Ok.

III
Este fin de semana nos fuimos a ver “Respira” de Eduardo Adrianzén, ganadora del Concurso Nacional de Teatro Peruano. Para ser sincera, no me encantó. Es un intento bueno, pero queda ahí. Contiene demasiados elementos inconexos que por separado pueden funcionar y dejar, por otro lado, algunos cabos sueltos. No los especifico puesto que supongo que ustedes irán a verla –como debe ser- y sacarán sus propias conclusiones ajenas a las mías. El tema pretende ser crítico de un grupo político, pretende ser irónico, pero no cuaja, no cuaja. Yo solo comento, no soy una conocedora ni una crítica.

IV
En plena obra a lo lejos empieza a sonar un celular con sonido de Pimpinela, el volumen va subiendo, subiendo, subiendo… Los actores siguen hablando, el celular sigue en descarado ascenso, ya no puedo escuchar a los actores: ¿por qué no pararon y miraron al dueño del celular?A veces al adulto hay que educarlo con la humillación pública cuando ésta se justifica.

V
Lo último: el vecino de butaca de JC se la pasó escuchando su MP3, veía su iluminada pantallita de vez en cuando y se dedicó a hincharle el hígado a mi marido en la hora y media que duró la obra: respira JC, respira….

domingo, mayo 17, 2009

Otra vida que se apaga

Nunca he sido de la idea de escribir elegías ni nada por el estilo. Pero la noticia me agarra un domingo que empieza a ser gris y después de la noticia, más gris todavía: murió Mario Benedetti, poeta y narrador uruguayo que supo con humildad caminar por el mundo de la literatura a paso seguro y convincente.
Para mí, fue un autor que tuvo especial influencia en mi vida, en temporadas de amor y desamor, en momentos vitales como en mi boda, en mi labor docente, en mi crecimiento personal. No sé, era un autor al que siempre volví, vuelvo y volveré puesto que siempre me acompañaba en las buenas y en las malas. Es jodido, hoy, hablar en pasado.
Perder a Benedetti, perder a esa cretividad tan franca y humana me remueve, me hace pensar en miles de lectores que sentirán lo mismo que yo. Me hace pensar en palabras que leo todos los días en una suerte de cuadro que me regalo JC y tengo en mi escritorio : y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos.
Saramago, se encargó en las últimas semanas de promover la lectura de este escritor a través de su blog (El cuaderno de Saramago), y ello para mí como lectora de ambos y simple mortal solo representa el amor y solidaridad que se encuentra en los verdaderos amigos. En los humanos que a pesar de la fama, no se dejan llevar por la mezquindad de los flashes.
El autor de la tristeza de Martín Santomé en La tregua, el personaje que temía que todos sus días se volvieran domingo..., nos deja un domingo.
Qué mejor homenaje que volver a sus textos, es un deber espiritual. Una vida se apaga, pero su voz no tiene que silenciarse.

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas pobres
y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca
creas este falso abandono.
Estaré donde menos
lo esperes por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizonte
sin horas en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
(Mario Benedetti 1920-2009)

viernes, mayo 15, 2009

Para compartir un discurso

Los que suelen leerme saben que pocas veces reproduzco un texto para compartir. No obstante me encuentro con uno que me deja muda ( y eso es difícil), aunque viniendo de quien es también resulta obvio. Paul Auster es uno de lo mejores narradores norteamericanos contemporáneos y el texto pertenece al discurso que pronunció al recibir el Premio Príncipe de Asturias en octubre del año 2006. Llegó a mis manos por casualidad y simplemente me encandiló y disculpen la extensión.

(...)¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?

En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente… inútil.

La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.
Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la “era posliteraria”. Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.

(...)

(Fuente: Diario EL PAIS)

domingo, mayo 10, 2009

Un dia complejo

Es increíble toda la miel y mermelada que destilan los medios de comunicación cuando del Día de la Madre se trata. La publicidad es enorme, la sensibilería peor, el buscar tocar a través del corazón el bolsillo de los consumidores resulta siendo burdo y sobre todo, exagerado.
Nos saludamos en ese día porque así tiene que ser: hay que rendir homenaje a aquel ser que te dio la vida y seguirá siendo tu madre hasta el día que muera... y más.
No obstante, curiosamente cuando uno revisa obras literarias, ve películas, series de humor y hasta periódicos deportivos va descubriendo que la MADRE es la figura más mentada de todo el universo.
Creo que los humanos se dividen en dos categorías según el momento que pasan en sus vidas: unos dirán "por culpa de mi madre"mientras que para el resto será "gracias a mi madre", y la rueda seguirá girando entre esas actitudes ambivalente.
¿Es la MADRE la persona que más queremos? ¿Es la MADRE al ser que menos criticamos? ¿Es la MADRE a quien agradecemos incondicionalmente siempre? o ¿Es a quién culpamos de cómo somos? ¿A quien reclamamos aquello en que nos terminamos convirtiendo? ¿A quien juzgamos cuando sentimos que no nos dio lo que esperábamos? Y la culpa soterrada nos obliga a celebrarla... sé que soy dura, pero no soy ilusa.
¿Por qué los psicólogos o psiquiatras siempre terminan analizando cómo fueron las relaciones con estas dadoras de vida? Porque de hecho seamos conscientes de algo: es una figura omnipresente, tiene es don de la obicuidad, es una suerte de dios(a) terrenal que todo lo hace y todo lo puede.

A lo largo de mi vida he escuchado miles de frases como estas (de conocidos o por conocer): No quiero ser como mi madre, mi madre lo hacía mejor, no me digas que soy como mi madre, mi madre no me dio cariño, mi madre me agredía, mi madre me malcrió, soy así por culpa de mi madre, mi madre no tenía tiempo de serlo, mi madre dependía de mi padre, mi madre no vivió su vida sino la de nosotros, de mi madre lo aprendí todo, nunca podré ser una madre como ella...etcétera, etcétera, etcétera.

No celebramos a la MADRE, lo que hacemos es recordar año tras año que para bien o para mal ese vínculo (más que ninguno otro) es irrompible.
pd. Me da miedo pensar cuál será la frase con la que mis hijos se refieran a mí...

viernes, mayo 08, 2009

Thank you for the music!

No he podido evitar pensar en la importancia que tiene la música en las vida de todos (realmente todos) los seres humanos. De hecho, la música es una de las primeras formas de comunicación y elevada a la categoría de Arte por mérito propio.
No me imagino la vida sin música; la música es compañía, refugio, me atrevería a decir que a veces más que los libros (¡ouch!).
No obstante, pienso lo siguiente: ¿por qué tenemos la masoquista costumbre de buscar música de acuerdo a nuestro estado de ánimo? Y digo masoquista cuando pienso en que cuando estamos tristes lo más probable es que busquemos escuchar baladas, rock lento, letras melosas que reflejen desgracias, amores no correspondidos, abandonos, perfidias. Hay una suerte de castigo que nos autoimponemos para sufrir aún más...
A la vez, esa misma música nos reconforta, nos cobija, nos exorciza, inclusive nos llega a purificar provocando llantos incontrolables. Pienso en la cantidad de canciones que hay, una para cada uno de nosotros. Algunas hasta pueden ser la respuesta a una plegaria, la solución a una interrogante, el consuelo buscado.
Y en eso cuando el día viene bien … surge la salsa, el merengue, el rock y el corazón se acelera, la adrenalina sube y mientras que la música va entrando en el cuerpo poco a poco los pies empiezan a descontrolarse y a tener vida propia.

lunes, mayo 04, 2009

Más vale estar solo...

Me preguntaba el otro día, a partir de una interesante conversación, por qué muchas mujeres después de divorciadas deciden darle a su vida un matiz extraordinario de independencia y (comentado por varias amigas mías) les cuesta encontrar un hombre que les soporte el salto.
De hecho, es cierto que ser dueño de tu vida es una sensación que no tiene precio. Y aunque suene retrógrado lo que voy a decir, creo que para una mujer de mi generación tiene un valor agregado. Criadas como nos hayan criado, nuestra psique debe recordar lo que fue crecer de manera convencional; seguramente algunas con madres más modernas tuvieron la suerte de abrirse al mundo de manera más natural que otras.
Al quedarse sin compañero, y a cargo de los hijos la defensa del nido se fortifica. Hay mucho temor, no así no más le vas a presentar a tus hijos a cualquier galán que aparezca. Muchas se sienten especialmente vulnerables y temerosas de qué dirán y prefieren mantener un perfil bajo con la pareja de turno.
Algunas, por su mismo carácter, buscarán la compañía inmediata de un varón que las cobije mientras que otras, harán gala de su capacidad de socializar –que tal vez tuvieron en latencia durante el matrimonio- y disfrutarán con toda la libertad del mundo de amigos y amigas con los cuales pasar tiempo bueno, divertido, catártico, casi adolescéntico. Sin horarios, sin restricciones, sin explicarle nada a nadie. Ambas posturas totalmente válidas y valientes. Y claro, curiosamente muchos hombres lo resienten.
Estar sola ahora resulta más fácil, por decirlo en cierto sentido, se habla inclusive de un nuevo concepto de soledad (ver texto Las nuevas soledades de Marie France Hirigoyen) de ella recojo un fragmento que leí en una entrevista:
Desde que las mujeres han teóricamente, obtenido la independencia financiera y sexual una cantidad importante de ellas rechazan sacrificar su independencia por el confort de la vida en pareja. Esto ha fragilizado a los hombres pues la independencia de las mujeres las hace menos disponibles para ellos, enfrentándolos a su propia vulnerabilidad.

viernes, mayo 01, 2009

La FERIA por excelencia


Escuché por primera vez la palabra Feria de labios de mi padre, cuando recibía de regalo unos boletos para ingresar a la desaparecida Feria Internacional del Pacífico. En ella se exponían diversos artículos y productos de los países bañados por ese océano. Mi hermana Alejandra trabajó, en los lejanos 70s en el stand de México como anfitriona (no confundir con las de hoy, por favor).
Luego hubo varias ediciones de la Feria del Hogar, en donde te embutían hasta por el último poro de tu cuerpo, aparatos eléctricos con “super ofertas”. Resultaba atractivo el asistir a ciertos conciertos llamados el Estelar de la Feria. Recuerdo hacer visto a Rubén Blades en uno de ellos. Algunos años después la Feria murió.
Culturalmente hablando, la clásica es la Feria del Libro. Aquí tenemos la que organiza la Municipalidad de Miraflores (Feria Ricardo Palma), la de Trujillo (que es bienal) exquisitamente organizada y hace poco hubo una en el cono norte con el lema: ¡Leer te lleva a donde quieras! Iniciativas espectaculares por cierto.
Tuve la suerte de estar hace unos días en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, no es la primera vez que asisto pero nunca había escrito sobre ello. ¡Es la locura!
Debe haber por lo menos unos 400 stands de diferentes editoriales y librerías, y la cantidad de asistentes es enorme. Las masas humanas se dividen en tres pabellones (Azul, Verde, Amarillo) que a su vez se dividen en calles… Uno que es humano y tiene sus debilidades no puede evitar salivar como el perro de Pavlov frente a tremenda oferta de libros de todo tipo. Debe ser algo así como soltar a Drácula en un Banco de Sangre (la metáfora no es mía, por siacaso).
Entonces por dónde empezar, qué ver, qué comprar, qué hacer, cuántos kilos de exceso estaré dispuesta a pagar… Además de los que ya me empujé con la comida.
Para mí, ir a esta Feria es como ir a Disneyworld, creo que me entienden. Además uno puede encontrar precios hasta en un 75% que en Lima y de hecho con ello, me convenzo más rápido para darle rienda suelta a mi compulsión….
Pensar con libros, es el lema de este año. Ello me hace reflexionar nuevamente en que la lectura es el mejor ejercicio para el cerebro y para el alma. Tengan eso como lema personal, es sano, es constructivo.