lunes, diciembre 27, 2010

Seguimos esperando...


Hace unos días atrás hice una mini encuesta que tenía solo una pregunta: ¿qué regalo de Navidad nunca te llegó? La pregunta no traía explicación extra ni nada por el estilo, razón por la cual las respuestas fueron de lo más diversas. En algunos casos, tuve que repreguntar porque me queda claro (cada vez más claro) que la Navidad es, al fin y al cabo, una fecha que mueve conchos.

Algunos inclinaron su respuesta a áreas más emocionales, respuestas que tenían que ver con estar reunidos en familia, en nunca haber deseado nada especial porque la Navidad es espiritual. Otros, curiosamente, habían tenido la suerte de recibir siempre lo que esperaban o pedían a Papa Noel... o pedían poco, o tenían gente muy generosa que los rodeaba.

Ya con respuestas más orientadas hacia lo que era mi intención original les alcanzo la lista de regalos que nunca llegaron a su destino:
1. Un Chicho Bello (muñeco de los 70´s marca Basa). En versión argentina, me cuenta una amiga, se llamaba "Bebote".
2. Una máquina registradora de juguete, que la campanita sonaba cuando se abría. Una coincidencia de dos encuestadas: roja!

3. Un disfraz de Batman.

4. Una apachurrita (de nuevo marca Basa)

5. Una Barbie (recordarán muchos lectores que durante el gobierno militar no había importaciones, las Barbies salieron del mercado. Yo, por ejemplo, jugaba con las heredadas de mis hermanas que eran de los 50´s). Aquí la lista se diversificó: el carro de la Barbie, el maletín de la Barbie, los patines de la Barbie, el mundo de la Barbie en pleno.

6. Una casa de muñecas, de esas antiguas modelo victoriano, o al estilo de "Los que el viento se llevó".

7. La clásica bicicleta.

8. La clásica pista de carrera con carritos a control remoto.

9. Dos exalumnos míos coincidieron en: un Nintendo (cosa que consiguieron ya más grandes).

10. Alguien sigue esperando hasta ahora: una cajita chiquita con la llave de un carro dentro.
Solo me queda desearles que ojalá les llegue algún día... aunque tarde. Aunque imaginándome a mi querido amigo en el traje de Batman, lo veo jodido!

lunes, diciembre 20, 2010

... de nuevo Navidad -Decálogo del Grinch-


1. ¿Cómo haríamos para ajusticiar a Los Toribianitos?

2. Quememos los fusibles de las lucesitas con música.

3. No seamos hipócritas: no desees Feliz Navidad por cumplir.

4. Amemos más, regalemos menos.

5. Calateemos a Papa Noel: ese tío suda a chorros.

6. Acabemos con la gula, aunque sea lo único rescatable.
7. Alejarse de: Navidad no es amor, es gastadera de plata.

8. Desaparezcamos los carros/taxis/ combis/ mototaxis/ al menos 24 horas.

9. Es imperioso y obligatorio encontrar a Jesús debajo de tanto regalo. ¿No se habrá muerto también en diciembre y ni cuenta nos hemos dado?

10. Nazcamos de nuevo, no esperemos al 1ero de enero.

jueves, diciembre 16, 2010

...para ti, en esta etapa que termina


¿Podríamos ir hacia atrás y quedarnos en el momento en que estuviste en mi brazos por primera vez? Un pequeño que se había adelantado para llegar a la vida, que desde un primer momento inquieto dentro de mi panza, estabas ansioso por salir; ansioso por abrazar todo con los brazos y devorar el mundo de un bocado; curioso e inquisidor, atento y analítico, arriesgado a más no poder. Un ser que por momentos ha tenido a sus padres en la angustia de verlo caminar pegado al borde del precipicio.

Ahora, sales de la órbita, esa en la que hemos girado juntos sin estar revueltos y el miedo me inunda de nuevo, la lejanía, el tener angustia de sentir que ahora sí emprendes realmente un rumbo mucho más lejano, fuera de mi entorno, afuera: en otro lugar... donde yo no sé nada, donde no conozco nada.

Ya lo dije alguna vez: no obstante duele confirmar lo sabiamente dicho por Khalil Gibran: Tus hijos no son tus hijos son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen. Porque efectivamente, nuestros hijos no nos pertenecen, aunque sea lo que deseamos. Sólo somos instrumentos para echarlos a la vida y para darles (aunque nos equivoquemos a cada rato) las herramientas suficientes para que puedan ser felices a su manera.

¿Podríamos ir hacia atrás, en el tiempo en que tomabas mi rostro y me decías mami linda y con tus manitas melosas me apretabas las mejillas? Recuerdo imborrable que como sello lacrado guardaré para siempre en mi corazón. Echa vuelo, y ahora abraza al mundo con toda la energía que te sale por los poros, cáete, golpéate y vuelve a emprender la larga jornada que te espera por delante.

Tienes un valor innato que no debes desperdiciar, y te guste o no es una responsabilidad más grande de la que tú mismo crees.

Alejandro, te amo y me siento cada vez más orgullosa de ser conocida como la mamá de Chorri...

sábado, diciembre 11, 2010

Tengo que decírtelo... ¿no?

No sería cuestión de contar horas, días, años... porque en algunos microsegundos de estos, el amor nos abandona y queremos matarnos...No sería cuestión de revisar cada carcajada, ni sonrisa... porque las lágrimas también han acompañado nuestro recorrido. No sería cuestión de ver lo ganado... porque en el camino también fuímos perdiendo algunas cosas: objetos, sentires, ciertas costumbres...


Es cuestión solo de confirmar que es posible seguir despertando cada mañana con el mismo compañero y saber precisamente que es eso: compañero. Compañero, con quien como lo dice la misma palabra comparto el pan y todo lo demás. La compañía que necesito cuando el día termina, el abrazo justo, el ceño fruncido cuando amerita, la palabra correcta, el silencio en un suspiro que a veces carga un significado real y sobrentendido. El apoyo, el apoyo, el inmenso apoyo.

Hemos ganado en sabiduría y profundizado en emoción, veintiocho años después, sigo descubriendo que me puedo re-enamorar cada día: que ese milagro emocional es posible; y aunque a la gente le parezca huachafo, old-fashion, ridículo y quizás hasta soberbio, mientras estoy escribiendo esto tengo mariposas en la barriga pensando en unos ojos especiales que no han cambiado en su intensidad. Una mirada que a pesar de los años, las canas, las arrugas, mi cara al despertar, mi férula para dormir, el desaliño dominguero, mis pies helados, mis desamores, "mi delicadeza", mis metidas de pata y mis manías cada vez más exacerbadas, a pesar de mí misma... siempre ha reflejado amor. Solo ahí me sigo mirando igual que en 1982, solo ahí me siento bien conmigo misma, porque mientras existan unos ojos que nos amen... el resto no importa.

Cierro con una cita de "El amor en los tiempos del cólera", no podía ser de otra manera:

"Habían sorteado juntos las incompresiones cotidianas, los odios instantáneos, las porquerías recíprocas y los fabulosos relámpagos de gloria de la complicidad conyugal. Fue la época en que se amaron mejor, sin prisa y sin excesos, ambos fueron más conscientes y agradecidos de sus victorias inverosímiles contra la adversidad. La vida había de depararles todavía otras pruebas mortales, por supuesto, pero ya no importaba: estaban en la otra orilla"

lunes, diciembre 06, 2010

Pedido de último minuto...

Un alumno mío... cuyo nombre desconozco cuando escribo este post, me acaba de pedir que publique la lista de los libros que considero MIS "Top ten" contemporáneos. Lista que fue comentada esta semana en clase durante el cierre del periodo académico.
Veo con gusto, que las palabras caen en terreno fértil y contribuyo de alguna manera a la ardua tarea de seguir motivando la lectura.

Aquí va, con mucho cariño, un Top 12 cuyo orden es totalmente aleatorio y además se alejan de los estrictamente literario, y aclaro -como dije en clase- que la selección ha sufrido un sinnúmero de modificaciones de acuerdo al tiempo vivido, la coyuntura, entre otras cosillas personales. Ojo, que este lo estoy haciendo en este momento y puede que diste un poco del que preparé hace varias semanas atrás para la clase. Me gustan porque me gustan. Citando a Liniers: la diferencia entre un buen libro y un gran libro es que con el primero estás contenta de terminarlo y con el segundo, estás triste...



1. Conversación en La Catedral (MVLL)
2. El amor en los tiempos del cólera (GGM)
3. El nombre de la rosa (Eco)
4. La sombra del viento (Ruiz Zafón)
5. Elena sabe (Piñera)
6. La tabla de Flandes (Pérez Reverté)
7. Poesía de Mario Benedetti
8. El corazón del tártaro (Montero)
9. Pedro Páramo (Rulfo)
10. Clara y la penumbra (Somoza)
11. El olvido que seremos (Abad)
12. Cuentos de Cortázar.

miércoles, diciembre 01, 2010

Tetris



para Ceci A. por todo lo aprendido

Hay varios juegos en la computadora y en la web a los que la gente se vuelve viciosa. Sin embargo, hay algunos que son clásicos, como el Solitario, algunos que tienen que ver con Mario Bros y otro que tengo siempre en la mente que es el Tetris, como pueden ver en la imagen que acompaña este post.


He llegado a la conclusión que volverse un experto en ir acomodando esas piezas de distinta forma, colores y cantidad de cuadraditos (ladrillos) que te van apareciendo (y subiendo en velocidad) forma parte de práctica y una suerte de sabiduría ganada. Todo se maneja con algunas teclas, flechitas que aparecen en el lado derecho inferior del teclado. Con esas cuatro, el jugador es capaz de cambiar de forma y colocar en el lugar correspondiente con el objetivo de tener cada pieza ocupando un lugar adecuado. No dejar muchos espacios inútiles.
Los problemas que la vida nos presenta deberían poder adecuarse de la misma manera. Cuando uno los ve venir, deberíamos tener la sabiduría y tranquilidad suficiente de aplicar las mismas reglas que el juego e ir acomodando cada pieza (sea de la dimensión que sea y sea del color que sea) dándole el lugar y dimensión adecuados. ¿Qué quiero decir con ello? Pues que con frecuencia dejamos que los problemas caigan y caigan, y se acomodan como ellos mismos quieren; así, la mayoría de las veces ocupan un lugar mayor del adecuado, y dejan espacios inútiles que terminan causándonos un daño que puede terminar siendo irreparable. Cuando ya se acomodó, y lo hizo de mala manera... nadie puede sacarlo de ahí puesto que ya tienes otras cosas encima.
Eso se aprende, y no hay edad para ello. Uno puede adquirir ciertas técnicas y estrategias para poder tomar "el ladrillo problemático" y darle la forma y colocarlo en el lugar adecuado, para que no ocupe ni cause un daño inútil. Tenemos que ser conscientes de algo que puede sonar fácil en pantalla y no serlo en la práctica: nosotros debemos se capaces de manejar los problemas y no dejar que ellos nos manejen a nosotros. Al menos, empecemos por tratar de organizarlos mejor.