Muchos individuos tenemos la costumbre (no digo si es mala o
buena) de compartir más información de la que nuestro interlocutor está con
ganas de oír. Generalmente, ante una pregunta que podría responderse afirmativa
o negativamente, damos un sinnúmero de explicaciones que resultan siendo un
despropósito.
Al no poder asistir a un lugar, por ejemplo, no basta con “lo
siento, no puedo ir”… hay que explicar por qué, cuál es el otro compromiso que
impide nuestra presencia y desde luego, si la cosa se reduce a no tener ganas…
no es políticamente correcto ser tan simple y honesto como: “no me provoca”, vade retro.
Cuando vamos al médico, la grandilocuencia aparece a mil, entonces
una simple pregunta puede convertirnos en un narrador de cuentos. –¿Sufre de
jaquecas?- y arranca la historia de cuándo, dónde, bajo qué circunstancias, que
es hereditario, que cuando comemos chocolate se exacerba… - ¿y cómo va su
presión?- , otro cuento bíblico.
Anoche, una entrañable amiga me contó una historia que me
robo con alevosía y ventaja porque es digna de compartirla.
Como muchos fue donde un nutricionista para resolver su
problema de sobrepeso. Ese mundo de la nutrición que además está lleno de
preguntas sin resolver, mitos, leyendas y más. El cuento es que apenas llegó,
percibió que el especialista en cuestión tenía serios problemas de
vocalización, pero como dicen los chicos… “fluía”.
Se dio inicio a la consulta con preguntas de rutina… cuando
llegó una que resulta fundamental cuando buscamos estabilizar nuestro peso: “¿cvkddkfdf
de xdkimiento? Así, tal cual, esa fue la pregunta que ella escuchó, por
lo que arrancó (y no paró): “Bueno
doctor, tengo problemas para ir al baño…no tengo una rutina… en las mañanas
salgo muy temprano a trabajar…creo que como muchas harinas, aunque a veces me
ayudo con salvado…no me considero una persona del todo estreñida, pero creo que
eso también me impide bajar de peso… cuando puedo tomo un batido de jugo de
papaya con linaza, afrecho, limón, y guindones que funcionan, pero no siempre…porque
como le dije, no tengo un estómago regulado, entonces es complicado… usted sabe…
además, dicen que este problema en las mujeres es más grave…. porque claro, los
hombres no son tan estreñidos…
Mientras tanto, el nutricionista la miraba pacientemente y
aprovechando que ella tomó aire para respirar, él volvió a hacer la pregunta
pero ahora sí, se esmeró en la vocalización: “¿fecha de nacimiento?....”
¡¡¡¡Gracias M, tu historia es sensacional!!!!!