martes, octubre 21, 2014

De nuevo con lo mismo

Mis queridos lectores: Esta semana el blog cumple siete añazos! SIETE! y por coincidencias de la vida volví a oír una frase que me tortura el cerebro. Una idea de la que escribí hace unos meses atrás, pero hoy motivada por mi propia celebración, vuelvo a la carga.

No quiero ser elegante ni educada esta vez. Quiero ser cruda y directa y decir lo que siento. Tengo esta plataforma para hacerlo, la verdad es que ya me estoy cansando un poco de lo que es “políticamente correcto” y lo que debo o no debo decir por ser quien soy.

No puedo evitar sentarme frente al teclado pensando en la desacertada frase que un caballero pronunció bajo el cielo azul una tarde de octubre. No puedo evitar reflexionar y por lo tanto escribir (y compartir) con mis seguidores. No puedo callar porque siento que es un deber volver sobre lo mismo.

“Qué lindo trabajo, para una mujer, el ser maestra”…. Bastaría con colocar estas palabras en cualquier lugar, para que a más de un ser humano se le pararan los pelos y se condoliera conmigo, no sé si para reír… o llorar.

Me viene a la mente una lluvia de ideas, algunas las dije y algunas las guardé para este post de aniversario (disculparán el uso de mayúsculas, pero quiero DESTACAR mi tono).

1.  Comentario muy MUY equivocado. ¿Por qué la gente no se da cuenta que no es más que un estereotipo en donde relacionar: profesión/género es un craso error?  Ser profesor no va de la mano con una condición cromosomática (XY). Si además la historia les diera  la razón, el pobre Sócrates hubiera tenido que ponerse implantes para que alabaras su trabajo.

2.    Cualquier SER HUMANO puede ser profesor. NO tiene nada que las mujeres estamos más inclinadas a ser tolerantes y pacientes. A la mierda la paciencia…huelgan palabras.


3.    Ahora bien, me corrijo: no cualquiera puede ser profesor. Hay que tener vocación y huevos para hacerlo. Pararte frente a un salón de clase repleto de chicos no es cosa fácil. Yo me sacó mil veces el sombrero en honor a los profesores de primaria: son unos campeones: hombres y mujeres con huevos y ovarios. Materno/paterno, whatever!

4.    Cuando vinculan “lindo” “bonito” “mujer” “madre” me encolerizo. Ello implica limitar la creatividad de la mitad del planeta. Vivir en el pasado, ser prejuicioso, ser soberbio, ser atorrante.


5.    Si todos  los seres humanos viviéramos con esos estereotipos, ¿dónde estaría hoy Malala Yousafzai?  Su padre (hombre) es un héroe. Esa lucha, por aprender, por no enquistarse en el rol que la sociedad le impuso, la llevó al borde de la muerte.



Por favor, abran su cerebro y dejen de tratar a los profesores como los “pobrecitos” de la escala laboral. No los califiquen, no busquen adjetivos. Mejor callen. Mejor callen. 

viernes, octubre 17, 2014

La comezón del séptimo año

enpuntomuerto cumple siete años y tal como viene, seguimos.
Gracias enormes a los fieles lectores. 

Una celebración, un poema de Mario Benedetti.

COMO SIEMPRE
Aunque hoy cumplas
trescientos treinta y seis meses
la matusalénica edad no se te nota cuando
en el instante en que vencen los crueles
entrás a averiguar la alegría del mundo
y mucho menos todavía se te nota
cuando volás gaviotamente sobre las fobias
o desarbolás los nudosos rencores

buena edad para cambiar estatutos y horóscopos
para que tu manantial mane amor sin miseria
para que te enfrentes al espejo que exige
y pienses que estás linda
y estés linda

casi no vale la pena desearte júbilos y lealtades
ya que te van a rodear como ángeles o veleros

es obvio y comprensible
que las manzanas y los jazmines

y los cuidadores de autos y los ciclistas
y las hijas de los villeros

y los cachorros extraviados
y los bichitos de San Antonio
y las cajas de fósforo
te consideren una de los suyos

de modo que desearte un feliz cumpleaños
podría ser tan injusto con tus felices
cumpledías
acordate de esta ley de tu vida
si hace algún tiempo fuiste desgraciada
eso también ayuda a que hoy se afirme
tu bienaventuranza

de todos modos para vos no es novedad
que el mundo
y yo
te queremos de veras
pero yo siempre un poquito más que el mundo.


martes, octubre 07, 2014

Masoquismo musical o consuelo para el alma

La música suele estar en nuestras vidas desde siempre. Las canciones de cuna (si aún hay mamis que las canten), las de las infancia: “Los pollitos dicen”, “Arroz con leche, vamos escogiendo lo que más nos identifica, con lo que nos sentimos bien, con aquella combinación de tonos que nos produce experiencias agradables, definidas. Así, la música nos va a acompañando a lo largo de los momentos importantes. Se fija en nuestra memoria y regresa cada vez que la convocamos.

Pero hay algo que siempre me va a llamar la atención, solemos escoger determinadas canciones para los estados de ánimo, y claro, puede sonar lógico puesto que buscamos una simbiosis afectiva con nuestro entorno, un vínculo que refleja cómo nos sentimos en un momento determinado. Hay música para lo alegre, otra para lo desalentador, otra para la pena, otra para el amor.

No obstante, detengo mi mirada cuando estamos pasando por un momento difícil, nos refugiamos en canciones que nos recuerdan una y otra vez nuestra condición humana. No puedo olvidar que cuando una amiga muy cercana se separó, no dejaba de escuchar: “Me cuesta tanto olvidarte” cantada por Ana Torroja (bella versión, por cierto), o cuando una adolescente me decía que no podía olvidar al enamorado, escuchaba una y otra vez la canción en la que la preciosa voz de Cristina Aguilera decía: “pero me acuerdo de ti…”

Somos unos masoquista al escoger la música ad hoc, que nos acompañe en el sufrimiento. Una voz que cante nuestra angustia, que sienta como nosotros. Eso es la música, es el reflejo real de quiénes somos, de las emociones que nos rodean, del ambiente y escenario vivido.


No me imagino, en lo inmediato, a alguien que esté de duelo (real) tarareando “Happiness” de Farrell. Salvo que tenga unos “oscuros y profundos motivos”. Aunque les confieso, que a pesar de lo pegajosa y común que se ha vuelto esa canción, debería servir para salir del hoyo de en el que a veces nos sumimos con un coro que nos canta alrededor. Es como decidir en no comer nada porque estás triste... y morir en vida: o comerte un rico dulce para acariciar tu alma.