miércoles, diciembre 31, 2008

El terror a la página en blanco

El inicio de un año se presenta como un cuaderno nuevo: todas las páginas en blanco para ir escribiendo miles de proyectos, promesas, sueños y otros avatarares que los meses vayan trayendo. Es curioso, mi amiga Imelda me regaló hace unos días un cuaderno. Me conoce, sabe que me gusta escribir y que va más allá de lo que publico semana a semana. Es una necesidad, una pasión. Precisamente ese lindo detalle fue el que me motivó a escribir este post.

En marzo, soy un habitual testigo del momento en que mis alumnos abren el cuaderno nuevo, al inicio del año escolar, tienen en su mente la decisión (y sé que es una firme decisión) de hacer bien las cosas, ser ordenados, ponerle ganas, ser mejores que el año anterior (o menos malos)... La voluntad (como la carne) es débil, y de hecho, a medida que pasan las semanas la rutina, la flojera, la manada y cuanto distractor puede existir convierten a ese cuaderno nuevo en un universo desordenado y caótico en el que los dueños de la información son ellos y nadie más; casi, casi el laberinto del fauno.
Así se nos presenta el año nuevo, como el cuaderno en blanco, y para algunos ello puede representar el terror a la página en blanco que sufrieron grandes autores: ¿y ahora qué carajo digo? Algunos vemos el año y nos decimos: ¿y ahora cómo carajo vivo?

Preguntas que en la medida empecemos a escribir la hoja de vida del 2009 podremos resolver.

¡Buenos deseos y buena onda de esta bloggera!

viernes, diciembre 26, 2008

Del por qué perdí a mis amigos

Termino el año pensando en las particulares relaciones amicales. Siempre he dicho que lo que más aprecio de mis amigos es que a pesar de todo, sigan a mi lado.
Sin copiarme el título de una de las novelas de Jaime Bayly, me puse a pensar en los amigos que aparecieron y desaparecieron en determinadas épocas de mi vida, aquellos que perdí. En realidad, confesaré que estuve pensando más en las razones por las cuales desaparecieron y decidí hacer una lista de las causas ya sean ridículas o importantes.
Aquí algunas:
A los 8 años perdí una amiga porque le impuse exprimir limones para hacer limonada y me dijo que no le gustaba, me molesté con ella, ella conmigo y nunca más nos invitamos.
A los 17 perdí una amiga porque no era lo que yo creía.
A los 19 perdí una amiga porque me dijo que le daba más importancia a mi enamorado que a ella.
A los 20 perdí a una amiga porque una amiga de ella y un amigo mío tenía “algo” que terminó y nosotras cometimos el error de tomar partido.
A los 30 perdí varios amigos porque me cambié de trabajo. No obstante, conservé los maravillosos.
A los 35 perdí a un amigo porque se casó con una tarada.
Sobre los 40 perdí un amigo porque le prestamos dinero, también perdimos el dinero.
¿Qué complicada es la amistad,no?

lunes, diciembre 22, 2008

Mericrismas 2

Hace un año escribí el primer MERICRISMAS de este blog. ¡Cómo pasa el tiempo! Decidí por ello en la misma fecha, sacar la versión 2008.
Repito una vez más: soy el Grinch, no tengo espíritu navideño. Es cierto que termino alineándome (y alienándome también) con la corriente para evitar broncas, conflictos y peleas con la gente que no me entiende y que asume una actitud intolerante, cerrada y ridícula frente a mi postura.
Tengo una prima a la que quiero mucho que adora la Navidad, justamente me envió hace unas semanas un mail en el que me recomendaba con un brillante humor negro que me comprara el Aromatizador de Ambiente de fragancia Aromas Navideños. A lo que yo le contesté rápidamente: ¿Qué? ¿Huele a reno? Ambas nos reímos a morir.
Ya estoy enronchada, escucho a los toribianitos todo el día y lo peor de todo es que su maldita tonada se queda pegada en mi cerebro y hasta termino tarareando “vamos pastores vamos…” Además, estoy tentada de crear un Club de ANTIFANS de estos pequeños individuos de saquito rojo, especialmente después de prestar atención a la letra del villancico en tonada de huaracha llamado Navidad de los pobres que versa: ...solo una canción para regalar, la sonrisa para empezar, porque es muy pobre la Navidad. Navidad de los pobres qué Feliz Navidad...
¿Pueden creerlo? ¡¡¡Gravol a la vena, right now!!! ¡¡¡Grandes dosis, grandes dosis!!!!
No obstante, como buen ser humano, soy contradictoria: fantaseo con el panetón con mantequilla en litros y todo aquello que "mi religión no me permite"*.
Les confieso también que los regalos navideños me encantan y de hecho también al Grinch: por algo se los robaba .
MERICRISMAS para todos.
* ver publicación Es casi una experiencia religiosa

jueves, diciembre 18, 2008

Amor a primera vista

Existen los amores a primera vista, tú lo ves y quedas prendada de él para siempre. George… por ejemplo. Sin embargo, este amor del que les voy a hablar es diferente, digamos que menos carnal. Buscaba algo, en mi mente me imaginaba un espacio que llenar, un vacío al que había que resucitar, darle vida. No sabía exactamente qué quería, qué podría satisfacerme, cómo podría ser capaz de establecer un vínculo comunicativo entre una imagen y una mediana sensibilidad que tengo para el arte. Quería un cuadro, pero tenía que ser eso: un amor a primera vista. No obstante, el asunto acarreaba un problema, ese chispazo tenía que compartirlo, no podía tomar una decisión yo sola puesto era para toda la vida, JC tenía que estar involucrado…. o al menos podía hacerle creer que lo estaba…. –dicho sea de paso, no fue necesario-.
Mi creativa, optimista, buena onda y sobre todo, generosa amiga Patricia Laos, me llevó a su taller –después de que la jorobé días enteros para ver cuándo íbamos- y luego de pasar por el laberinto del fauno, ella entenderá a qué me refiero, subimos por una escalera y llegamos al paraíso.
Empecé a avanzar... y en eso, sobre el lado izquierdo apareció: una explosión de color, un ir y venir de trazos, unas pinceladas de óleo llenas de luz, llenas de energía contagiante, naranjas, verdes, rojos, marrones, un crisol de colores indescriptible: todo en casi dos metros cuadrados. Esto es lo que quiero, pensé. No quiero ver nada más. Lo quiero para mí.
Así deben ser las relaciones que tienen las personas con el arte, un choque eléctrico de sensaciones indescriptibles, inefables.
Tuve suerte, JC compartió el sentimiento. Es más, fue él quien me motivó a escribir esta publicación puesto que ambos nos sentimos muy identificados con lo que el cuadro representaba: un nuevo inicio.

lunes, diciembre 15, 2008

No tan impotentes frente a los prepotentes

Con el paso de los años me estoy poniendo intolerante para algunas cosas y más tolerante con otras. Sin embargo, una las situaciones en las que siempre siento que mi sangre hierve e inclusive se me llega a hacer un nudo en la garganta de la indignación es cuando me cruzo con alguna persona prepotente y no puedo hacer nada frente a ello.
No obstante, la vida es generosa conmigo y a veces me da la oportunidad de evitar que me sienta impotente con esa calaña de gente y logre tener una suerte de triunfo único y personal con el que me siento bien satisfecha, no lo voy a negar. Puede ser una tontería, puede ser un engreimiento de mi parte, pero en ese momento me siento bien y me es suficiente.

Situación:
Estoy en el supermercado, veo mi ticket para esperar pacientemente mi turno para hacer mi pedido de embutidos. Llegó el momento esperado, y cuando el muchacho que atiende va a decir OCHENTICUATRO, un sesentón con pinta de creerse de treinta eleva su hormonal voz de mandato y dice:
EL: ¡Dame medio kilo de jamón de prensa, ahorita que estoy apurado! (nótese que sin decir por favor, disculpe, permiso, o cualquier otro sinónimo que muestre la evidente educación que debía haber recibido por el Rolex que tiene en su muñeca).
YO: (saliendo medianamente de mi asombro y entrando en una acalorada indignación) Disculpe señor, ¿no estaban atendiendo por números? -cara del muchacho incómodo, sentimiento de “entre la espada y la pared”-.
EL: Oiga (a mí, desde luego). ¿Acaso le estoy hablando a usted? Le hablo al chico –tono enérgico, tipo: "no seas ridícula, soy the best of the best"- .
Estoy en shock, tomo aire, me pongo seguramente roja, miro al muchacho con cara de asombro, él me mira a mí con cara de disculpa y mi cerebro empieza a maquinar a la velocidad de la luz.
YO: (lanzando previamente un suspiro y tomando un tono condescendiente, bien, pero recontrabien v o c a l i z a d o) ¡Ay Dios! ¡Si hay gente estúpida en esta vida!
EL: (indignado, furioso, herido) ¡Oiga, qué se ha creído!
YO: (plena, aguda y desde luego potente): ¿Acaso le estoy hablando a usted? Le hablo a Dios.

¡TOUCHE!

jueves, diciembre 11, 2008

Promesas de amor

por un meñique
Hay promesas de amor que se realizan y no se cumplen; hay promesas que uno cumple parcialmente; hay otras que se renuevan en el día a día; aquellas que duelen; aquellas que se respetan con valor y sacrificio, aquellas que nacen y mueren con los propios protagonistas; aquellas que nunca se dijeron; aquellas que no debieron decirse; aquellas que se guardan con el tiempo y quedan olvidadas.
Cada uno tiene, guarda, conserva en el corazón promesas de amor. Algunas se recuerdan con tristeza; otras con melancolía; otras con una herida en el corazón que no termina de cicatrizar; otras con rabia; otras siguen manteniendo una especie de magia que a pesar de todo las conserva, vivas.
Tanto en la literatura como en la música he escuchado promesas de amor valiosas, especialmente logradas, bellas, dolientes, cálidas, humanas. No obstante, cada vez que escucho esta canción de Miguel Bosé creo que si tuviera que prometer de nuevo mi amor, me la robaría:

En el frío y en el calor,
lo bueno y lo malo.
En la luz y en la oscuridad,
tú y yo siempre abrazados.
Una isla para los dos
en medio del mundo
y una mínima habitación
será suficiente universo.
Que nos lleve el amor por donde quiera
él sabrá dónde ir...
Yo sólo sé desde ahora
que te amaré mientras respire.

Lloverá sobre la ciudad
mil lluvias, mil años
pero nada podrá borrar
el sándalo de nuestras manos.
Que nos lleve el amor por donde quiera
él sabrá dónde ir...
Yo sólo sé desde ahora
que te amaré mientras respire,
puede pasar cualquier cosa
yo te amaré mientras respire

lunes, diciembre 08, 2008

El placer de EDUCAR

Decidí hacer un concurso basado en otro en el que yo había participado unos meses atrás: El placer de leer. El concurso original seleccionaba unos veinte artículos y los publicaría junto con otras tantas fotografías basadas en la misma idea. Por razones de “derechos de autor” no puedo publicar mi texto en este Blog hasta que el libro no sea público.
Entonces, con esa misma idea se me ocurrió convocar a un grupo de alumnos a escribir qué significaba “El placer de leer” y aquellos que quisieran podían además concursar con una imagen relacionada. Tuve excelentes propuestas de trabajo y ahora que ha terminado el año escolar quisiera compartir con ustedes el talento de dos maravillosas alumnas que además me dieron su permiso de publicar su trabajo.
Testimonios como estos son mi leit motiv diario.
Edito aquí un fragmento del trabajo de Alejandra Pizarro Choy y la foto pertenece a Mariana Pareja Pérez del Solar. ¡Mis campeonas!

("Inesita lectora " Mariana)

No recuerdo cuál fue el primer libro que leí, aunque me parece que debería recordarlo, siendo aquel el que me impulsó a seguir leyendo durante todos estos años. Sí recuerdo muchos libros, cada vez con menos dibujos, que pasaron por mis manos durante mi etapa escolar. Recuerdo también la emoción de encontrar aquel libro perfecto para mí, o la continuación de esa serie que me gustaba tanto. Así son los libros, conjuntos de letras, palabras, oraciones, párrafos, instantes e historias.
Mi placer de leer y probablemente la razón más importante por la que leo es simple: escapar. Desde pequeña me di cuenta que un libro te acoge en un mundo nuevo, diferente, te abre las puertas a las mentes de otras personas. Aprendí que a través de un libro podía viajar sin pagar pasajes, ver una ciudad nocturna sin mis padres al lado, podía hacer lo que el autor me permitiera mientras estuviera como visitante en su mundo. Con un libro en mis manos puedo vivir momentos que no son míos, pero que fueron creados para mí, para aquel lector que se atreva a abrir el libro y adentrarse en una historia donde él no es el protagonista, pero que cada sensación es sentida por él. A través de un libro puedo alejarme de lo que está a mi alrededor, de los problemas mundanos que hayan, de la tensión, de la presión, de la monotonía.
("Mi placer de leer" Alejandra)

viernes, diciembre 05, 2008

Antes y después

I
Es 1978 tengo 15 años, mi madre se molesta conmigo porque he estado toda la tarde en la calle y no le he avisado que llegaba tarde. Me grita, no me deja darle explicaciones y me dice que me cambie rápido porque quiere que la acompañe a misa… que si tengo algún plan que lo cancele.

No le pude decir que el Bussing (la 59) no llegaba y me tuve que venir caminando y los pies me revientan.
No le pude decir que no había ni un teléfono público para llamar y que el que encontré no tenía línea.
No le pude decir que me comí una copa Manolo’s que venía con una luz de Bengala en la punta.
No le pude decir que me fui a ver Fiebre de sábado por la noche y que me tuve poner maquillaje, tacos y cuanto hay porque era mayores de 18 años y no me iban a dejar entrar.
No le pude decir que me habían invitado a un “pijama party” en la casa de mi amiga Patty de apellido XYZ y que ahora que la quiero llamar para avisarle que no voy a ir, no hay línea. He tenido que dejar el auricular descolgado y paso de vez en cuando a ver si ya puedo hacer la llamada.
No le pude decir que no tengo ganas de acompañarla, que no me obligue a ir. Pero me mataría!

II
Es el 2008, alguien tiene 15 años, su madre se molesta porque no la ha podido ubicar por el celular. No le grita (hiere su autoestima) le ruega que se cambie rápido para que la acompañe a… no se me ocurre. La quinceañera HABLA:

Le dice a su madre que Taxi Seguro se demoró, que encima con un tráfico horrible, habían cerrado 58 calles y 34 avenidas.
Le dice que el celular no tenía saldo para llamar y que ...¿qué es un teléfono público?
Le dice que se compró un agua Evian, buenaza.
Le dice que en la casa de NN vieron un montón de películas que acababan de comprar en Polvos Rosados. (incluida una XXX???)
Le dice que sorry, que no la puede acompañar porque se cambia y se va a Gótica, y no sabe si duerme donde Fula, Menga o Zuta (aclaración: todos lo nombres tienen dos sílabas).
Le dice que mañana llame al cole y que diga que se siente mal, porque "anda, no seas mala, estoy un poco estresada con todo lo que tengo que hacer..."
Bye bye mami.

martes, diciembre 02, 2008

Tus hijos no son tus hijos

Micaela y yo nos reímos mucho. Micaela tiene 18 años y yo 45. Micaela es mi hija y redundantemente yo soy su madre. Micaela es mi pata y yo no creo que tanto, repito: soy su madre. Sin embargo, nos reímos juntas, nos reímos de la vida, nos reímos de la gente y seguramente la gente se ríe de nosotros, puesto que somos dos individuas que vamos juntas por la vida y que entre ambas no llegamos a los 3 metros si nos pusieran una encima de la otra, y por eso nos reímos más.
Alejandro y yo nos reímos a nuestra manera. Alejandro tiene 15 años y yo sigo en mis 45. Alejandro es mi hijo y redundantemente yo soy su vieja. Alejandro es mi pata y yo no creo que lo sea, soy su vieja. Sin embargo, como ya lo dije, logramos reírnos juntos, a veces él más que yo y viceversa. Cada uno se ríe de la vida a su manera, nos reímos de la gente y la gente seguramente se ríe de nosotros, puesto que somos muy parecidos y a la vez sumamente diferentes: él es hombre –en todo el sentido de la palabra- y yo soy su vieja.
Micaela alimenta mi autoestima cuando me dice que no estoy gorda y yo alimento la de ella todos los días, con lo cual ambas estamos bien empachadas. Micaela me presta su ropa de la cintura para arriba, aquella que puede quedarme, yo no le presto mucho porque mi ropa es más de tía. Micaela es mi equilibrio cuando me desequilibro y yo no soy equilibrio de ella puesto que, al menos por ahora, no lo necesita.
Alejandro alimenta mi sabiduría y creatividad puesto que la aventura de vivir su adolescencia es un reto diario. Alejandro no me presta nada, pero comparte sus canciones del i-pod conmigo cuando vamos juntos en el carro. Yo le presto mi cds de Sabina, Sui Géneris y algunos clásicos que le gustan. Alejandro es mi desequilibrio y yo no soy su equilibrio porque yo soy… su vieja.

jueves, noviembre 27, 2008

El autobús era un paraíso

La gente tiene innumerables formas de vivir una de la experiencias más humanas que existe: el amor. Estas experiencias vienen en todos los gustos, optimistas, pesimistas, irónicos, tórridos, frívolos, interesados, sacrificados, apasionados, maduros, grandes, mínimos, imperceptibles, etcétera, etcétera, etcétera. En publicaciones pasadas, ya le he dado a este tema que, en verdad, es inagotable.
En la literatura pasa lo mismo, hay historias de toooooooooooooooooooodo tipo, extensión, gusto y color. Ello no deja de sorprenderme y justamente es lo que quería compartir con ustedes el día de hoy.
Juan José Millás es un periodista -escritor español. Hace poco leí de él su última novela quasi autobiográfica: Un mundo. Muy humana, muy vívida. Hoy, por casualidad cayó en mis manos un pequeño relato que no puedo dejar de recomendar: tiene UN amor, una delicada ironía, un suspiro contenido y una ternura que se mezcla con la frustración y las expectativas del lector.
Hoy los dejo descansar de mí: aquí lo copio.

Él trabajó durante toda su vida en una ferretería del centro. A las ocho y media de la mañana llegaba a la parada del autobús y tomaba el primero, que no tardaba más de diez minutos. Ella trabajó también durante toda su vida en una mercería. Solía coger el autobús tres paradas después de la de él y se bajaba una antes. Debían salir a horas diferentes, pues por las tardes nunca coincidían.
Jamás se hablaron. Si había asientos libres, se sentaban de manera que cada uno pudiera ver al otro. Cuando el autobús iba lleno, se ponían en la parte de atrás, contemplando la calle y Cogían las vacaciones el mismo mes, agosto, de manera que los primeros días de septiembre se miraban con más intensidad que el resto del año. Él solía regresar más moreno que ella, que tenía la piel muy blanca y seguramente algo delicada. Ninguno de ellos llegó a saber jamás cómo era la vida del otro: si estaba casado, si tenía hijos, si era feliz.
A lo largo de todos aquellos años se fueron lanzando mensajes no verbales sobre los que se podía especular ampliamente. Ella, por ejemplo, cogió la costumbre de llevar en el bolso una novela que a veces leía o fingía leer. A él le pareció eso un síntoma de sensibilidad al que respondió comprándose todos los días el periódico. Lo llevaba abierto por las páginas de internacional, como para sugerir que era un hombre informado y preocupado por los problemas del mundo. Si alguna vez, por la razón que fuera, ella faltaba a esa cita no acordada, él perdía el interés por todo y abandonaba el periódico en un asiento del autobús sin haberlo leído.
Así, durante una temporada en que ella estuvo enferma, él adelgazó varios kilos y descuidó su aseo personal hasta que le llamaron la atención en la ferretería: alguien que trabajaba con el público tenía la obligación de afeitar-se a diario.
Cuando al fin regresó, los dos parecían unos resucitados: ella, porque había sido operada a vida o muerte de una perforación intestinal de la que no se había quejado para no faltar a la cita; él, porque había enfermado de amor y melancolía. Pero, a los pocos días de volver a verse, ambos ganaron peso y comenzaron a asearse para el otro con el cuidado de antes.
Por aquellas fechas, él ascendió a encargado de la ferretería y se compró una agenda. Entonces, se sentaba tan cerca como podía de ella, la abría, y con un bolígrafo hacía complicadas anotaciones que sugerían muchos compromisos. Además, comenzó a llevar corbata, lo que obligó a ella, que siempre había ido muy arreglada, a cuidar más los complementos de sus vestidos. En aquella época ya no eran jóvenes, pero ella comenzó a ponerse unos pendientes muy grandes y algo llamativos que a él le volvían loco de deseo. La pasión, en lugar de disminuir con los años, crecía alimentada por el silencio y la falta de datos que cada uno tenía sobre el otro.
Pasaron otoños, primaveras, inviernos. A veces llovía y el viento aplastaba las gotas de lluvia contra los cristales del autobús, difuminando el paisaje urbano. Entonces, él imaginaba que el autobús era la casa de los dos. Había hecho unas divisiones imaginarias para colocar la cocina, el dormitorio de ellos, el cuarto de baño. E imaginaba una vida feliz: ellos vivían en el autobús, que no paraba de dar vueltas alrededor de la ciudad, y la lluvia o la niebla los protegía de las miradas de los de afuera. No había navidades, ni veranos, ni semanas santas. Todo el tiempo llovía y ellos viajaban solos, eternamente, sin hablarse, sin saber nada de si mismos. Abrazados.
Así fueron haciéndose mayores, envejeciendo sin dejar de mirarse. Y cuanto más mayores eran, más se amaban; y cuanto más se amaban más dificultades tenían para acercarse el uno al otro.
Y un día a él le dijeron que tenía que jubilarse y no lo entendió, pero de todas formas le hicieron los papeles y le rogaron que no volviera por la ferretería. Durante algún tiempo, siguió tomando el autobús a la hora de siempre, hasta que llegó al punto de no poder justificar frente a su mujer esas raras salidas.
De todos modos, a los pocos meses también ella se jubiló y el autobús dejó de ser su casa.
Ambos fueron languideciéndose por separado. El murió a los tres años de jubilarse y ella murió unos meses después. Casualmente fueron enterrados en dos nichos contiguos, donde seguramente cada uno siente la cercanía del otro y sueñan que el paraíso es un autobús sin paradas.



(En: Besos y Flores)

lunes, noviembre 24, 2008

Sin tabú



Quizás este tema pueda parecer extraño dentro de la temática de mis publicaciones anteriores. Pero una conversación con algunos adolescentes me llevó a pensar en el tema.
En primer lugar, no entiendo por qué es tan difícil para la gente hablar de sexualidad. A pesar de los tiempos supuestamente modernos, nos hemos convertido en seres cada vez más miedosos a hablar con los chicos de ese tema, y por el contrario la cosa se vuelve cada vez más animal y morbosa. Las chicas se calatean más, pero saben menos.
No hay norma en el tema sexual, y la gente sigue hablando de lo que es normal o no en esa disciplina. Lo que sí debería ser una norma, es que la el ser humano debe conocerse, y reconocer con respeto "al otro" como un ser humano integral, no como un pedazo de carne que quieres llevarte (o que te lleve) a la cama.
Curiosamente en el ámbito social hombres y mujeres somos educados diferente en ese aspecto. Se diga lo que se diga.
Justamente la educación termina produciendo por un lado, seres pasivos o reprimidos o por otro, seres disfuncionales o peor aún: aquellos que son incapaces de reconocer que tienen un problema. A ello podemos agregar que la educación religiosa, moral, culposa ha logrado que muchas generaciones hayan terminado con su sexualidad frustrada y por ende, destrozada.
Hoy por hoy los padres tenemos la gran responsabilidad de educar a nuestros hijos a tener una sexualidad sana, madura e inteligente. No hay que dejarle eso al colegio o a los amigos. A veces dejar prejuicios y miedos tontos de lado puede llevar a que ayudar a los chicos -luego adultos- a ser felices también en ese aspecto esencial e inherente al ser humano.

viernes, noviembre 21, 2008

Los "chupaenergía"




No les ha pasado que han conocido (o conocen, o tienen cerca) a alguien que sienten que los agota emocionalmente… Tal vez, no lo hayan sufrido en carne propia, pero el otro día llegó a mis manos un artículo sobre los llamados “vampiros emocionales” (Berstein, Albert Vampiros emocionales); vale la pena compartir algunas de las conclusiones.
Son personas que tienen una gran necesidad de que la gente que los rodea los vea como víctimas, justifican sus actos –inclusive sus errores- sobre la base de su sufrimiento, de sus carencias, de la “falta de afecto” que tuvieron de niños, etcétera, etcétera, etcétera. Buscan obtener única y exclusivamente beneficios emocionales aprovechando la energía de los cercanos.
“Querrá que seas su confidente, su salvador y su todo; sin embargo, tarde o temprano te darás cuenta que has cargado sobre ti un peso insoportable (…) eres tan solo su alimento emocional”.
La mayoría se presenta como seres agradables, de mundo, muy inteligente, con una suerte de imán que usa para “atrapar, clavarle los colmillos” a su víctima. Curiosamente son grandes dependientes emocionales: quieren OIR que son lo máximo, que no hay nadie como ellos, que a pesar de lo vivido el destino les depara cosas más grandes que al resto de los mortales.
¿Dónde chupa la energía? Controlando esos comentarios a su favor, manipulando, haciendo sentir mal a su compañero de turno, haciendo sentir culpable a su víctima y realizando chantajes emocionales a cada rato: “pensaba que éramos amigos”, “qué efímero resultó tu interés por mí”, “no te quería molestar porque sé que no tiene tiempo para oírme” y de nuevo etcétera, etcétera, etcétera.
Una buena y sana relación es complementaria, recíproca, hay un libre intercambio de sentimientos, opiniones, entre otros elementos, Los vampiros emocionales buscan sacarle el jugo a los demás “su felicidad depende de la infelicidad y de los sacrificios del otro”.
¿Qué miedo, no? Habrá que sacar lustre al ajo y colgarnos un par del cuello.

lunes, noviembre 17, 2008

Un clasificación más...




a JC por darme permiso

La otra noche pensé –por razones muy fáciles de suponer- que sería bueno y sensato hacer una clasificación de los tipos de ronquido que puede desprender de su boca un ser humano. Me queda claro que seguramente todos roncan alguna vez en su vida y que de hecho, aquellos que convivimos en pareja hemos sido acusados de roncar más de una vez cuando nosotros reclamamos con la frase: ¡cómo roncaste anoche!
Cuando digo clasificación seguramente podrá parecer muy limitada dado que en el espectro del que hablaré me he quedado con las cuatro mejores y supongo que los lectores podrán tener hasta gamas infinitas como infinitas será sus historias. Pienso en esta pareja amiga que a pesar de no tener de casados ni un año, duermen en habitaciones separadas porque el sonido que desprende de su aparato respiratorio durante el sueño es realmente INSOPORTABLE. Ahí lo dejo.
Vamos pues a esta suerte de clasificación:
El clásico: Dícese de aquel ronquido que suena a tal, a ronquido, lo suficiente para ser reconocido por sonar casi gutural porque va de afuera hacia dentro (ingesta de aire), que cuando corresponde a una siesta cerca del televisor pasa desapercibido pero que a las 2 de la madrugada despierta en el vecino de lecho unas ganas asesinas de ahogarlo con la almohada.
El torero: Dícese de aquel que es una suerte de bufido, como el sonido que produce un toro al resoplar. Es un ronquido de adentro hacia fuera que inclusive viene con un temblor labial casi imperceptible. Aconsejo observar por unos segundos para confirmar.
El escocés: Dícese de aquel que viene con sonido de gaita. Es decir, suele soltar un soplido digamos agudo y afinado elevando la escala musical en unos cuatro grados del promedio. Suele durar un periodo corto durante el sueño.
El que no parece pero es: Una suerte de gemido, casi en calidad insinuadora pero es un tipo de ronquido al fin y al cabo. Se reconoce por el acompasamiento en su emisión y sobre todo, porque el cuerpo mantiene su posición inerte mientras se produce.
No me queda la menor duda que hay insomnios intelectualmente productivos. No obstante, creo que para la próxima me tomo un Dormonitt.

jueves, noviembre 13, 2008

...en defensa propia



Periódicamente leo con mis alumnos fragmentos de los diarios que escribió José María Arguedas antes de morir. A raíz de ello, siempre surgen en mí ciertas preguntas que no terminan de resolverse y una suerte de cuestionamiento con sabor a duda ¿ por qué los publicaron?. Puesto que la lectura introduce al lector común en la ruta suicida de un hombre atormentado que desnuda públicamente sus miedos, dudas y debilidades.
¿Un suicida es un cobarde? ¿Un suicida es un valiente? ¿Cómo son esos últimos minutos en donde la desesperación o la pérdida de toda noción de realidad te llevan a tomar una decisión como ésta?
El tormento interior que se carga, que supone tomar la decisión de no seguir adelante, de no ver NINGUNA luz al final del túnel, de no tener alguien/ algo que nos motive aunque sea un poquititito y nos dé la fuerza por más débil que sea para continuar. Esa persona no tiene NADA, y qué rejodido es tener NADA, puesto que la soledad y la desesperación sentida deben dejar una oquedad inmensa en el fondo del alma de ese ser que prefiere desaparecer.
Yo no tengo respuesta de ser valiente o cobarde; sin embargo, no puedo evitar coincidir humildemente con lo que alguna vez dijo Oscar Wilde: el que se mata lo hace en defensa propia pues esa frase no puede ser mejor para definir la salvación que supone decidir hacerlo. Quitarse la vida supone un plan, por más arrebatado que uno esté, quitarse la vida en serio (no pedir auxilio a través de varios y varios intentos) es una decisión brava: no sé cuántos días debo esperar para irme entre los vivos dice Arguedas.
Y después de todo, al final para los que quedan una pregunta sin respuesta estará dando vueltas para toda la vida: ¿por qué?

domingo, noviembre 09, 2008

... es casi una experiencia religiosa



Si entendemos que la religión es una disciplina que se basa en fe, fidelidad, confianza, devoción, entre otros elementos puede entenderse que cuidar la figura puede verse así. Podríamos hablar del dietario/a al igual que el cristiano, el islámico, judío, evangelista, entre muchos otros.
Ésta, como otras creencias, tiene su propio reglamento, sus propios mandamientos y tomando como punto de partida los que yo aprendí en mi educación religiosa paso a enumerar las diez principales, como los diez mandamientos de las Tablas de Moisés.

El decálogo del dietario
1. Amarás el agua por sobre todas las cosas. –Basta ver cuanta gente anda de un lugar a otro con su botellita, hace unos diez años eso era inconcebible-.
2. No tomarás el nombre de tu nutricionista o médico o hierbero o lo que tengas por ahí en vano. Recomiéndalo, no seas egoísta. –Es tu gurú, tu salvador, tu maestro y guía-.
3. Santificarás tus fiestas: puedes darte un gusto, ¿no?
4. Honrarás las frutas y vegetales: son el pilar del peso deseado.
5. NO comerás a deshoras.
6. NO cometerás el acto impuro de empujarte un snicker (o similar) a mitad de semana.
7. NO le sacarás la vuelta a la dieta: donde dice tres granos de arroz DICE tres granos de arroz.
8. NO robarás kilos a lo que la balanza te dice… no te engañes.
9. NO mentirás: ¡te juro que NO he roto la dieta para nada! -qué frase para conocida...-
10. NO codiciarás el peso -cuerpo- ajeno; cada uno alcanza el peso que se merece.

Mano en el corazón: ¿cuánto de lo anterior forma parte de tu credo, al menos de lunes a viernes?

miércoles, noviembre 05, 2008

Cuando la muerte es solo una metáfora de una condena


De la literatura universal, tengo en la cabeza hace mucho tiempo la imagen de dos heroínas, dos mujeres del siglo XIX satanizadas –como las hay tantas en la historia- por haber tomado una decisión moralmente equivocada. Digo moralmente, porque es imperativo hacer una aclaración sobre la orilla desde donde las estemos observando.
Emma (Bovary) y Anna (Karenina) fueron personajes que desde que leí sus historias me llamaron la atención. La primera, por ilusa; la segunda, por sacrificada. Ambas por arriesgadas, me daban miedo: no en balde, las había conocido cuando tenía 15 años, e inclusive había ciertas cosas de sus vidas que no había logrado entender.
Después, en mi caminar literario y en mi caminar por la vida, fui descubriendo que del siglo XIX a nuestros días, ni la literatura ni la vida han cambiado mucho con respecto a este tema tabú: la infidelidad femenina. Todo podría reducirse a la siguiente frase: todo hombre que saca la vuelta es un vivo, toda mujer que saca la vuelta es una puta. No hay nada más que decir. Lo siento, lectores, pero es así. Que lo digan mis alumnos que cada vez que un grupo nuevo lee El túnel, la primera reacción que todos tiene sobre María (Iribarne) es que es justamente una puta, usando las mismas palabras de su propio amante: el protagonista, Juan Pablo Castel.
¿No puede una mujer sentirse atraída por otro hombre a pesar de estar correctamente casada? ¿No puede Emma soñar con otra vida, más allá de la que Charles podía darle, una vida llena de emociones, exabruptos y fantasías hechas medianamente realidad? ¿No tiene derecho Anna de tratar de ser feliz al lado de Alex Vrosky, o creer serlo en algún momento? ¿No podía María sentirse deseada por Castel a pesar de las obsesiones de éste y la ceguera de su marido?
Pues parece que la sociedad, y los propios escritores no las dejaron disfrutarlo. Si hubiera sido de esa manera, nuestras heroínas y sus novelas hubieran tenido un final feliz, y en ninguno de estos tres casos fue así. Las tres acaban muertas. Si observamos con mayor detenimiento el caso de Emma y Anna son peores, puesto que terminan muertas por su propia mano: por su culpa, por su culpa, por su gran culpa. Son unas traidoras a su propia esencia -esposas y madres- y por lo visto, una mujer que traiciona su propia esencia no merece vivir. Ergo, tiene que morir: NO HAY OTRA OPCION.
Vuelvo a insistir en que no quiero ver esto desde un punto de vista moral, quiero verlo desde un punto de vista humano, nada más. Ellos sí, ellas no. ¡Tráiganme la cabeza de un protagonista que se suicide por ser infiel! Tan simple como eso.
En la vida real, es la sociedad la que mata a nuestras heroínas, ellas no merecen ser madres, ellas no merecen el respeto, ellas son las malditas, las pecadoras, las traidoras. Son condenadas al ostracismo social, a ser objeto de la eterna murmuración, a la burla, a la soledad... por equivocarse, por amar, por sabe Dios qué...
Habrá casos en los que ellas se detengan, piensen en lo vivido y decidan volver –como lo hacen en algún momento ambas protagonistas- y tengan que renunciar a ese amor furtivo, a ese sueño, a esa fantasía, a ese espejismo y borren de su memoria para siempre lo que disfrutaron, olviden a aquellas que fueron por una temporada. Decidirán pues finiquitar esa parte de su vida: matarla como lo hicieron Madame Bovary y Anna Karenina.
Tema polémico, ¿no?

sábado, noviembre 01, 2008

El Halloween y yo



Detesto las fiestas, celebraciones marketeras... las alucino!!!! Halloween es una de las que más me joden junto con San Valentín (ver post en febrero). Me parece tan patético que los niños salgan a la calle y que la mendicidad termine "democratizándose" una vez al año con una fiesta importada, alienada y ridícula (verán que estoy furibunda). Mi hermana me contaba que en los Estados Unidos es la fecha en la que más se gasta después de la Navidad.
Ayer, inclusive escuchaba a una individua que anima un programa radial que qué lindo esta fiesta, qué ternura ver a los niños disfrazados, ilusionados con salir a pedir caramelos, a nadie le hace menos rico comprar una bolsa de caramelos y repartir cuando suena el timbre de nuestro hogar...
¡¡¡What!!! A ver... qué me pasaba a mí por la cabeza en ese momento... critters, ordas de pigmeos, bandas de enanos salidos de cuentos caminando por la calle, hombres araña, power rangers, hartas princesas, en talla reducida tocando el timbre de mi casa insistentemente entre las tres de la tarde y las siete de la noche gritando: ¡¡¡JÁLOGÜIN!!!! Herodes, ven a mi rescate POR FAVOR.
Este año me iluminé y puse un cartel sobre mi timbre que decía: Por favor, no molestar: persona delicada de los nervios, o sea: YO. ¡Resultó! Felizmente que esos engendritos andan con un adulto que sabe leer y tiene -medianamente- dos dedos de frente. Claro que yo hubiera agregado su vida corre peligro pero no me pareció pertinente. El timbre trabajó considerablemente menos.
Lo bizarro es que los peruanos celebramos en la misma fecha el Día de la Canción Criolla, cosa que me parece genial, pero mientras escuchan : Jazmines en el pelo y rosas en la cara... la escena se completa con una pareja formada por una calavera y una vaquera sexy... ¿cómo haríamos?

martes, octubre 28, 2008

De poemas, Bécquer y cómo hemos cambiado...


Esta semana estuve hablando de Gustavo Adolfo Bécquer con mis alumnos. Todos los lectores medianamente cultos recordarán a sus “oscuras golondrinas” seguramente, o alguna rima que tal vez su profesor/a de literatura en el colegio les obligaría a recitar en frente de toda la clase. Yo pasé por esa tortura en primaria.
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala en sus cristales
jugando llamarán.

Recuerdo que en la Avenida Larco había una tiendita llamada Moni que vendía varios “cachivaches” entre ellos afiches de todo tipo, y en la puerta (mi memoria fotográfica todavía está intacta) había uno de una la sombra de una pareja en una puesta de sol, tonos marrones y con letras amarillas decía:

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.

¿Se pueden imaginar ustedes ahora que un adolescente ponga un afiche como ése en su cuarto y suspire mientras lo mira? ¡No way!
Esto me hizo pensar que durante varios varios varios siglos la poesía sirvió para enamorar, creo que es una de sus esencias, creo que para eso también fue creada. Una persona enamorada, tiene a flor de piel una sensibilidad especial en donde la poesía llega a reflejar “eso” que está sintiendo. -Considero que las letras de muchas canciones también lo logran, tema de un próximo post- .
No obstante, hace algunas décadas atrás –tengo algunos conocidos que vivieron esto en carne propia- era posible que algún caballero consciente de ser poco agraciado se sirviera de la poesía para llegar al corazón de la mujer que le resultaba lejana o tal vez esquiva. Quizás nuestros abuelos, lo lograron así. Otrora, Gustavo Adolfo podía resultar ciertamente útil en algún momento de su vida. La fémina en cuestión podía caer rendida pero justamente por el oído y ya no por lo ojos… Yo al menos por estos versos me "descocaría"...
Alrededor de tu piel
ato y desato la mía
(Miguel Hernández)

Hasta en eso vamos cambiando….

jueves, octubre 23, 2008

Tribulación amorosa

Me parece que fue Tolstoi quien dijo que cada familia infeliz es infeliz a su manera, y si la memoria no me juega malas pasadas lo dijo en Anna Karenina (me ronda en la cabeza hace meses escribir un post sobre ella y Emma Bovary). Hace unas semanas, después de conversar largo rato con una pareja de grandes amigos, confirmé que -dándole la vuelta a Leon- cada pareja es feliz a su manera.

Hay todos los colores, caserita, vienen en toda talla, tipo, dinámica y configuración. A veces uno los ve y comenta en su fuero interior: aquí hay algo que no corresponde. Sin embargo, volvemos a la premisa inicial, la infelicidad o felicidad que cada individuo haya encontrado con su pareja (y la mantenga) es un placer/displacer que solamente la persona involucrada puede entender, o lo más probable: no entender.

No hay nada más misterioso que los caminos del amor, tal vez sea un ruta tranquila que se recorre con un(a) buen(a) compañero(a), con algunos baches, piedrecillas, y sobresaltos totalmente llevaderos. Otras, se puede volver en el laberinto del fauno...

lunes, octubre 20, 2008

Mal de muchos...

Salgo a caminar, por la cintura cósmica del sur, versa la letra de la canción que oigo por los parlantes de mi auto y que aprendí cuando estaba en el colegio, me la enseñó mi gran amiga argentina Adriana Sadauskas.
Ahora salgo de mi casa y no por la cintura cósmica sino por otra bien terrenal de mi ciudad. Son las 7:15 de la mañana y empieza mi odisea, aquel viaje que a Ulises le demoró diez años y a mí me parecerán otros tantos cuando llegue a mi destino -el trabajo- y de hecho, de hecho en mi rostro haya una arruga más de toda la tensión acumulada en el camino, si no son dos o tres.
Pongo en marcha mi carro, no he avanzado ni unos diez metros cuando mi llanta cae al primer hueco que encontré en mi largo " porvenir", porque "por venir" tendré varios cráteres que amenazarán la suspensión de mi carro. Seguramente alguien pensará:¡qué burra!¡debería haber evitado el hueco! A ello contestaré: ¡estaba evitando otro más grande!, desde luego.
Voy avanzando y entre sortear los hoyos del camino y las kombis/buses/ colectivos que paran en cualquier esquina voy pasando por dos distritos, cada cual con sus particularidades, cada cual con sus huecos, semáforos y rompemuelles.
Llego a la Costa Verde -aquella maravillosa pista que rodea parte de la costa de mi ciudad- De verde: el 2% y de "maravillosa" nada (el rostro de un adolescente en plena crisis de acné resulta un cutis lozano y rosagante al lado de este asfalto que me ofrece su fría extensión)...
Y entro, rauda y veloz a una de las avenidas más largas que tengo que recorrer para llegar a mi destino. Veo ríos donde sólo hay asfalto: el tráfico en su gran y enorme sentido me ataca. De hecho, tengo contados unos quince semáforos a lo largo del recorrido que es aproximadamente de 3.4 kilómetros, no más. Cada vez que llego a una esquina, éste se pone en rojo. El alcalde es una reverendo tarado, cree que la "ola verde" es que toooooodos sus semáforos estén en verde pero a la vez, claro: cuando llego cambia y me obliga a detenerme. ¿Me dejo entender? ¡15 veces! ¡Sabrá que significa la s i n c r o n i z a c i ó n, digo yo! Pero prendió el azar semáforos carmín y detuvo el autobús...me dice Serrat y me animo un poco.
Buses, carros, mototaxis, bicicletas, peatones,ticos, ticos, ticos, camiones, furgonetas, taxis, taxis, mototaxis, más taxis y más mototaxis... Me cruzan, me cruzan y me cruzan a rodar y a rodar y a rodar y a rodar mi vida me canta Fito. Ya entiendo cómo se sienten la aguja y el cañamazo de nuestras prácticas de punto cruz... ¿Cómo haríamos? La reacción hepática me resultará inútil, puede ser catártica en su momento pero inútil al fin y al cabo y la arruga amenaza, amenaza...
Sigo escuchando la música que me gusta y sólo me queda cantar qué difícil se me hace mantenerme en este viaje, y a la vez pienso: "Claudia, relájate y disfruta, debe ser peor cruzar el Niágara en bicicleta.
Visualizo el regreso y en la música de compañía: de hecho, los Bee Gees y Staying alive será lo indicado.

viernes, octubre 17, 2008

¡Japiverdi tu mai blog!



Hoy cumplimos un año.
Efectivamente, http://www.enpuntomuerto.blogspot.com/ nació un día como hoy del año pasado.
Nada de lo que diga puede decirse sin empezar por agradecer a varias personas que han estado para este blog incondicionalmente.: Viva, que más puedo decir que no te haya ya dicho: maestra, guía, consejera en todas las lides del bloggerespacio. Micaela, mi hija, por las fabulosas ideas con las que me ha alimentado a lo largo del año, Juan Carlos, por ser mi maldita constante inspiración y mi peor/ mejor crítico. A Alejandro, que se mantiene en su "atalaya". A mis amigas de los cafecitos terapéuticos: Magalli, Marie Lis y Elena. A mis alumnos. A todos los que se toman un receso en sus agitadas vidas, me leen y hasta a veces tienen las ganas de volver a "visitarme".
En esas cincuenta y dos semanas he tenido muchas tristezas, muchas alegrías, pérdidas, recuperaciones, risas, llantos y debo confesar que este espacio ha sabido acompañarme en todas ellas. Este blog, que nació con miedo, humilde, íntimo, inmaduro y que poco a poco fue ocupando un lugar importantísimo en mi vida le debo mucho más de lo que los lectores se imaginan, por sobre todo: mi salud mental.
Los artículos a los que les tengo más cariño son aquellos que se etiquetan en Mundo familiar y Del amor y otros demonios. Sin embargo, hay los divertidos, los pensantes, los reflexivos, los superficiales, o sea: de todo como en botica.
Apagamos la primera vela y me despido con unas gracias finales para todos: por leerme, por estar ahí, por sus sugerencias, por darme ideas para temas cuando creo que se me agotan, gracias por los votos que me dieron en su momento, gracias sobre todo por acompañarme y hagamos un sano brindis con agua –que está de moda- para que esta chata siga produciendo algo que la hace muy feliz. Salud!
Claudia

lunes, octubre 13, 2008

Humillada, ofendida pero a salvo

Advertencia: El título de esta publicación puede sonar algo dramático especialmente si voy a hablar de un episodio que sé que puede salvarme la vida. Sin embargo, sigo manteniendo una postura de desorientación con respecto a los avances de la tecnología científica en cuanto a este tema.

Hoy Lima amaneció bien fría, para ser octubre, la garúa es abundante y seguramente la humedad debe rozar el 100%. Han habido dos días soleados, tibios que me hicieron pensar que ya podía empezar a guardar mi ropa de invierno: me equivoqué. Me tendré que abrigar bien, esta tendencia espantosa de ser friolenta me mata puesto que me siento envuelta como una cebolla, capa tras capa.Tengo una cita a las 2 pm, sé que es una cita que me puede salvar la vida con los antecedentes familiares que carga mi genética, y sobre todo si me han hecho tres biopsias para descartar la presencia de un "cangrejo" como dice mi marido. Yo no soy scare face, soy scare boob. Hoy tengo que pasar por la waflera: tomarme una mamografía.
El solo pensar que me tengo que calatear (peruanismo de desnudar) de la cintura para arriba me pone de mal humor. En primer lugar, porque en esta calateada no hay entretenimiento de por medio. En segundo lugar, porque ya estoy calculando que me voy a morir de frío y en último lugar, porque simplemente me van a aplastar las tetas. Disculpará la audiencia el uso del lenguaje tan directo: no hay opciones, me van a aplastar las tetas!
No es la primera vez que me someto a este examen, religiosamente lo hago una vez al año desde que cumplí 40. Estoy totalmente consciente de que toda fémina DEBE someterse a este examen si ama la vida, si ama a su familia. La medicina preventiva nos da la oportunidad de ganarle a la muerte antes de empezar cualquier partido. ¿¿¿¿¿LO ENTIENDES????????
No obstante, no hay nada "feliz" en la medicina que me previene, una vacuna te salva la vida pero el poto te duele, un papanicolau te salva la vida pero... sin comentarios, entonces la mamografía no es precisamente una ocasión que me haga muy feliz a pesar de su trasfondo.
Ya no la hago larga...
Llegó al consultorio, me calateo. Me dan una especie de "mañanita" de tela con abertura delantera que evidentemente, no me abriga nada. Tal es mi frío que la enfermera me sugiere que me ponga alguna prenda de abrigo sobre los hombros. Paso a la máquina, waflera, sandwichera, plancha, aplastadora, o como quieran llamarla. Me colocan en la primera posición: de costado.
Con una profesionalidad inobjetable la enfermera hace todo lo que esté a su alcance para lograr que la "masa mamaria -mm-" (por darle un nombre científico) y todos los músculos que están involucrados logren encontrar un espacio digno entre estas dos gigantescas placas de acero que poco a poco irán juntándose hasta dejar MI mm literamente como pepa de mango después de la última chupada (suena horrible, pero es verdad).
Aquí, en esta parte de la prueba tengo un grave problema que me pasa la factura: soy chata. Eso significa que para lograr el punto correcto tengo que empinarme, puesto que de lo contrario literalmente estaría colgada de la teta de esta máquina helada que me va a salvar la vida. ¿Cómo haríamos? Digo, podríamos sugerirle a la enfermera que tal vez un banquito no estaría nada mal para no tener que hacer este esfuerzo sobre humano (y patético). Encima, me pasa un pensamiento espantoso, casi apocalíptico por la cabeza: y ¿si en este momento hay un temblor? Me quedo atrapada! Atrapada por la teta, de la teta, por culpa de la teta mientras la tierra tiembla!
La otra postura (de frente) no es menos dolorosa; ya se me hizo un nudo entre la prenda que usé para abrigarme, la "mañanita" que me dio la enfermera, y el frío que me enreda terriblemente. Además, como hay que confirmar que las imágenes hayan salido bien, sigo esperando medio calata, cruzando los dedos para que no tenga que repetir ninguna de las escenas anteriores.
Encima viene luego el doctor, muy simpático él, me va a hacer una ecografía por si las dudas, y me echa ese gel HELADO para que pueda usar el aparato ese que te escanea el seno. Mmmm, usted tiene mama densa*... Todos los años me dice lo mismo, y me mato de la risa internamente por el término utilizado. Denso: dícese de lo que es compacto, apretado, según el Diccionario de la RAE... pero trae otro significado: espeso, oscuro, confuso. Está de más decirles con cuál decido quedarme.
Me visto, me abrigo bien y pienso que saliendo me voy a tomar un café bien caliente. Me retiro con hidalguía pero no puedo evitar sentirme humillada y ofendida. Aquello que hace de una mujer un objeto de deseo se convierte literalmente en dos pedazos de carne, quasi apanada, como la mejor milanesa y en mi caso, colgada como en el mercado. No obstante, he confirmado que sigo teniendo una mama densa...
Estoy sana, esta vez no hay peligro de biopsia alarmante.

*Mama densa: una mama poliquística -llena de bolitas de tejido-, ésa hay que cuidarla más.


viernes, octubre 10, 2008

Una sociedad atractiva


He vuelto a ver después de algún tiempo La sociedad de los poetas muertos, sensacional película con un Robin Williams menos “payasesco” que en otras producciones. Al margen de que siempre me atraen las películas ubicadas en ambientes educativos por razones obvias, ésta transmite un mensaje enriquecedor y a la vez doloroso.

Rescato varias frases que Mister Keating (Williams) les dice a sus alumnos:
- Hay que ver las cosas de manera diferente aunque parezca tonto o equivocado.
- Debes buscar tu propia voz.
- No caminen por la orilla: vean a su alrededor.
- Atrévanse a caminar y busquen nuevos terrenos.

Se le puede decir tanto a los chicos, a ellos que están llenos de energía, de ganas de vivir, de no saber qué hacer. Llenos de ganas de buscar su propio camino, alejándose de lo cotidiano, de lo rutinario, Ellos que persiguen el sueño de ser ellos mismos y no ser protagonistas de sueños ajenos. Es el gran momento de aprender a conversar, respetar y empezar a soltar amarras. Lo peligroso es que si no hay adquirido una fortaleza suficiente, los rumbos oscuros que la vida les puede ofrecer son infinitos: sectas, drogas, alcohol, etcétera. Complicado soltar cuando hay tanto peligro ahí afuera.

martes, octubre 07, 2008

¿Dónde falla la combinación cromosomática XY?

Con ver esta lista entenderán lo que quiero decir:

1. Sólo pueden hacer UNA cosa a la vez: si ven televisión no pueden hablar por teléfono.
2. Son incapaces de recordar TODAS las fechas importantes, aunque solo sean dos.
3. Jamás aprenderán los nombres de todas tus amigas.
4. Son incapaces de tomar decisiones sencillas: si hacen las compras –gran avance- y no encuentran algo de la lista, no pueden resolver: te llaman ochenta veces al celular para que les des la solución.
5. Su capacidad verbal es sumamente limitada y en algunos casos, nula.
6. Muestran una incapacidad para transmitir entusiasmo y emociones. No obstante, hay un caso de excepción: el fútbol o el tennis -deportes-.
7. Todos son hipocondríacos y por lo tanto, dramáticos hasta morir.
8. Tienen una obsesión con el tamaño de su pene y el funcionamiento de éste.
9. No pueden contener sus flatulencias ni parientes cercanos, aunque después pidan disculpas.
10. Se enorgullecen del magnífico funcionamiento de su colon (generando la envidia de las féminas que los rodean, desde luego).

jueves, octubre 02, 2008

Mirarse por dentro

Mirarse no es fácil, mirarse realmente y tratar de comprenderse puede costar "sangre, sudor y lágrimas". Una gran parte de la humanidad prefiere rehuir de ese peligroso ejercicio pues teme descubrir varios 'algos' para los que no está preparado: uno mismo.
Mirarse por dentro causa estragos, remueve conchos, heridas, pus, basura, rencores, maravillosos recuerdos, lágrimas y carcajadas. Sin embargo...
Sin embargo, como mucho de lo que cuesta en la vida hace falta valor, y encontrar un método personal puede costar años de lucha. Algunos necesitan ayuda, otros pueden solos, pero en todo caso es bueno hacerlo de vez en cuando porque no hay nada mejor que reconocerse ante sí mismo y saber que somos mortales e imperfectos, y por ello, aprender a perdonarnos. Eso es lo más complicado.
Idea Vilariño, uruguaya, mujer que quiso permanecer por largo tiempo alejada de la fama, completa y extraordinaria poeta lo dice a su manera, enriquecida por las palabras que solo ella sabe combinar:


Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay, dime
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo
o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirarme
como esa extraña vez-mis once años-
y me diré mirá ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es idea
y le sonreiré dándome ánimos.

(I. Vilariño)

lunes, septiembre 29, 2008

Té de tías

Esa vieja fórmula "te de tías" se refería a la reunión que le organizaban a la novia sus tías antes de casarse. Según observo, en estos tiempos ya no ocurre.
Sin embargo, el término (todojunto) tedetías se utiliza para identificar a ciertas reuniones en las generalmente predomina el elemento femenino (algunos inclusive, las apodan aquelarres) y evidentemente se conversa sin parar. En ello, hay por parte de los observadores una suerte de prejuicio y tendencia a la generalización de identificar a todas esas reuniones como huecas y superficiales.
Por suerte, existen tías que ser reunen a conversar sobre cosas trascendentales, a compartir preocupaciones en común, a evitar volverse locas (más), entre las fundamentales.
El otro día escuché una frase sobre los blogs, abundan aquellos que tienen características de té de tías. Confirmo que el comentario es un poco peyorativo.
En este Blog, por ejemplo, escribo sobre los temas que saco de una deliciosa cantera que mi inspira a diario: la vida, mi trabajo, mis alumnos y mis hijos. Y estos de "tías" no tienen ni un pelo.
En el mundo de los Bloggers se encuentra de todo como en botica. Sin embargo, voy confirmando que la hay mucha gente que se niega a reconocer en el Blog (cualquiera que éste sea) un valor. Relega el poder que los Blogs están empezando a tener como un medio de comunicación válido e importante. Nos interesa la opinión de los demás, qué se piensa, qué se sabe, sobre qué se reflexiona. Muchos medios (tv, prensa) empiezan a perder cierta credibilidad...
Me pasan por la cabeza las siguientes frases: no te conozco pero a veces que leo tu blog coincido con lo que dices, no te conozco y cuando leo tu blog confirmo cuánta fortaleza existe para criar un hijo con una enfermedad, no te conozco y cuando te leo veo que uno puede ser capaz de reírse de la vida, no te conozco pero me informo con lo que me cuentas... Y en esta lectura directa o indirectamente me enriquezco con las opiniones ajenas.

viernes, septiembre 26, 2008

Los estereotipos* me “nerviosean”

Decidí pensar un poco sobre los estereotipos femeninos que la vida nos regala a través de la literatura, la música, el cine, la televisión y la vida. En este mundo que sigue arrastrando una esencia machista (aunque digan lo contrario) concluí que no podía hacer una lista tan larga y pensé que sería mejor hacer una muestra que implicara reconocer que al fin y al cabo los estereotipos que encasillan a algunas mujeres con las que convivimos a diario.
Tengo mis estereotipos favoritos y me gustaría compartirlos con ustedes.
Encasillada en primer lugar está la ejecutiva: piernas largas, lentes fashion que usa sólo para leer los documentos, ropa de última, una suerte de loba dispuesta a conquistar a cuanto macho alfa se le presente en el mercado. No le importa la fama que tenga, porque ella es capaz de manejarlo todo.
En segundo lugar, visualizo al ama de casa: visualícese el uso del mandil amarrado a la cintura –siempre me ha parecido ridículo puesto que lo más probable es que se te ensucie de la cintura para arriba- . Blusa manga corta, sin mondongos que les cuelguen debido a las labores domésticas de planchar, lavar, barrer, etc. etc. Puede con todo, y cuando el marido llega por la noche lo atiende como si fuera una geisha.
No menos importantes se combinan la linda pero tonta, la poco agraciada pero inteligente: Idea que seguramente nace de pensar que la fea debe desarrollar otras habilidades mientras que la linda no las necesita. (Por supuesto que esta idea tiene que ver con conseguir marido).
Y por último, mi favorita... la profesora de literatura: sastre, blusa abrochada hasta el cuello, moño, lentes, mirar severo, impositiva, memorística, reprimida y amargada… ¿No es un sueño?
¡Simplemente, me encanta…es que la vida, es tan entretenida!
Lo peor es que creo que a veces los estereotipos coinciden con la realidad.
* Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable (Fuente: Diccionario de la RAE).

martes, septiembre 23, 2008

¡YEEEEEH! ¡Tengo Facebook!

Estoy recontra impresionada con este invento de la red llamada Facebook. Ya para mí el tema de Google encabezaba mi lista de las creaciones del siglo XXI pero el Facebook se pelea el primer puesto.
Un amigo me dijo: Chata, tienes que tener Facebook para conectarte con un montón de gente, no te imaginas a quiénes puedes reencontrar por ahí. Y efectivamente le doy toda la razón, es una inmensa comunidad...
De hecho, este sistema permite encontrar a personas y proponerle a éstas que “te acepten como amigo” para que puedas tener acceso a una suerte de fragmento del mundo personal que quieran mostrarte. He logrado encontrar a varios y varias que no veía hace años y de hecho tomar un café, compartir un almuerzo: gente que siempre tenía guardada en mi corazón y le había perdido el rastro.
Es cierto que terminas publicando parte de tu vida privada a disposición de cualquier lector, pero de alguna manera el Facebook te permite jugar con ciertas restricciones. No obstante, vives enterándote de lo que está en "cartelera": quién tiene una relación sentimental, quién ya no la tiene, quién asiste a tal evento o lo que alguien va a hacer por la noche o a ser por la noche (vean como la cuestión gramatical ayuda). Conclusión: el chisme "face to face" ha entrado en una laaaaaaaaaaaaaarga agonía... Conclusión: del "face to face" al "facebook".
Es pues un invento más de la red en la que cada día nos enredamos más, de la que cada día nos volvemos más dependientes a pesar de nosotros mismos.
pd. Me sentí realizada cuando mis hijos me aceptaron "como amiga".

sábado, septiembre 20, 2008

Helena tuvo la culpa -una lección de mitología-

Como muchos saben la mitología es una de mis debilidades. Los dioses griegos y sus historias terminan siendo tan entretenidas y humanas, que una vez que uno entra en ese mundo (de lleno) se siente atrapado para siempre.
Una de las historias que más me ha llamado la atención es la guerra de Troya, pero no desde la perspectiva que nos la cuenta Homero en La Iliada, digamos que hablaré hoy de la “madre del cordero”: Helena.
Como se sabe Zeus tenía una gran debilidad: las mujeres. No tardó, por ello, en echarle el ojo a Leda, una bella princesa mortal casada con un rey terrenal. Gracias a su gran capacidad de transformación, Zeus se volvió un cisne y una noche que ella salió a pasear cerca del lago, tuvieron un encuentro sexual -no preguntar, es mitología y todo es posible-. Les recuerdo que Zeus se convirtió en lluvia de oro para estar con Dánae, en hormiga para estar con Clítoris, en toro para estar con Europa, en humano para estar con varias, etcétera, etcétera. Esa misma noche, Leda yació con su marido y de ambas uniones dio a luz dos huevos: en uno Cástor y Pólux (divinidades), en el otro Helena y Clitemnestra. O sea que el origen de esta belleza famosa pudo estar en el mismísimo Olimpo. Años después se casaría con Menelao y otros años después, Paris le echaría el ojo: la causa por la que la guerra empezó.
Entonces, sea como sea, el origen de la guerra de Troya estuvo en las manos de una mujer. Así como la caja estuvo en manos de Pandora que destapó todos los males del mundo, así como Eva tuvo en sus manos la manzana y tentó a Adán, cabe la pregunta: ¿por qué ese ensañamiento con el género femenino y ese afán de echarnos la culpa de todo?
Finalmente en la vida real, no creo que haya habido una Helena, algunos historiadores consideran que tal vez fue alguna nave importante que los troyanos les capturaron a los griegos y eso fue el desencadenante de esta mítica guerra. No obstante, hay que tomar en cuenta que en esa época la mujer y el barco estaban en la misma categoría: eran las propiedades más importantes. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento se recoge en las tablas de los X Mandamientos: “No desearás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni su burro”: mismo valor. Estos dos últimos elementos han sido eliminados a lo largo de la historia.
Podemos pasarnos horas discutiendo por qué la historia, y curiosamente las religiones, han culpado a la mujer de todas las grandes desgracias de la civilización. Personalmente, considero que una explicación la podemos encontrar en la inseguridad sentida por el género masculino al confirmar, día a día, que sólo la mujer tiene el gran don (como la diosa naturaleza) de dar vida. Para este tema hay numerosa bibliografía. Un texto muy interesante es Las cuatro mujeres de Dios: la puta, la bruja, la santa y la tonta, de Guy Bechtel, que prometo comentar en algún momento.

miércoles, septiembre 17, 2008

Mitad verdad/mitad mentira: tribulaciones cotidianas de una fémina

5:55 am: El primer sonido de la mañana: RPP le presenta los Deportes gracias a Shick de Gillete ¡Pucha, me tengo que afeitar! Estoy recontra peluda y hoy quiero ponerme una falda sí o sí. De vez en cuando hay que sacar a pasear el lado femenino y el jean ha empezado a apretar un poquito..., una nadita... ¡Cinco minutos más, piedad, cinco minutos más!
6am. Me levanto, hace frío despierto a mi marido y le digo que cuando termine con la ducha le aviso. Por suerte no me tengo que lavar el pelo: ayer fui a la peluquería me recortaron un poco y me cepillaron –el pelo, desde luego-. Saco ropa interior, voy al baño, prendo la luz, me doy la primera mirada del día a la espejo y en eso ………… ¡HORROR! ¡Me he convertido en una suerte de Betty la fea. Me puedo morir!
6:07am. Medianamente repuesta después del shock. El corte de pelo y peinado de ayer no existen. El cerquillo que me lo había “recortado” está a la mitad de la frente, me siento una de las hijas de la antigua serie Papá lo sabe todo –pido perdón a los lectores nacidos después de los setentas-. Estoy más bocona que nunca...ahí me relajo, tengo una explicación: me había olvidado de sacarme la férula que uso desde anoche para evitar destrozarme los dientes porque tengo burxismo (averiguar por su cuenta qué es). Una vena se ha reventado en mi cachete y no digo mejilla porque yo tengo cachete (gordito y redondo). Encima, como ya me viene la regla, tengo un grano con muchas ganas de crecer sobre la fosa nasal izquierda que camina a ser grado Verruga. Ruego que mi marido no se levante todavía porque con esta cara, al toque pide los papeles del divorcio automático en la Municipalidad más cercana.
6:20am Con el pelo recién lavado, y harto alaciador para que el cerquillo baje lo más que pueda me empiezo a vestir.
Primer problema: olvidé afeitarme. ¿Y ahora? De nuevo aplicar el pantalón. Voy a ponerme uno de corduroy, mi blusa gris y aunque estuve así para una reunión de la semana pasada, esta vez no importa.
Segundo problema: ¿en qué momento de esos malditos siete días que pasaron esta cosa llamada pantalón se confabuló junto con alguna maldición extraplanetaria y ha decidido no cerrar bien? Si he cumplido la dieta al pie de la letra. Digamos que ahora el espejo me devuelve la imagen de un chorizo mal envuelto o un rollo que está entrando en la categoría cintura de alfajor (visualizar el manjarblanco -dulce de leche- que sale entre las dos capas).
Opciones:
(a) me cambio pero se hace tarde.
(b) meto la huata todo el día.
(c) salgo con un abrigo cubretelotodo digno para usar el día de hoy.
Opto por la (c).
7:25 am Me miro al espejo antes de salir. Es buena hora porque no hay mucho tráfico en mi ruta. El espejo es más compasivo conmigo, Betty la fea se ha ido pero ha dejado su huella. La férula se está remojando en un preparado que me indicó la dentista (camino a los dientes postizos, pienso), la venita pudo desaparecer con el corrector, el grano creciente medianamente disimulado: el maquillaje hace milagros. Me tiré el cerquillo medio al costado, pero de hecho ALGUIEN en el trabajo me hará algún comentario… como si la viera. El abrigo cumple su función cuando me siente en el carro, me desabrocharé el botón de la cintura y me bajaré un rato el cierre para recuperar el cadente y normal ritmo de mi respiración. Ante la típica pregunta femenina (cómo estoy?) mi marido dice que estoy bien –ojo que no ha dicho MUY bien, pero sé que ni me ha visto porque está acuartelado tras el monitor de su computadora-.
7: 45am. Los huecos, los micros, las mototaxis, los taxistas hermosos, los semáforos en “ola roja” y todos los rompemuelles me hacen sudar a chorros la tonelada de base, polvos translúcidos y alaciador para el cerquillo, que he usado en mi pequeña humanidad. El jugo de papaya con salvado, miel, polen, y ajonjolí que me recetó mi amiga Cecilia me han llenado de gases, este pantalón no me va a cerrar ni muerta cuando llegue al trabajo. ¿ Y ahora quién podrá salvarme en mi middle age?

sábado, septiembre 13, 2008

¡Es una niña!

A Micaela, por su fuerza, por su esencia
(disculparán los lectores lo extenso de esta publicación)

Durante mi primer embarazo me preguntaba: ¿cómo se quiere a un hijo? Pues sabemos cómo querer a nuestros padres (con todas sus fallas), a nuestros hermanos (con más fallas todavía), a un hombre… pero querer a un hijo era totalmente nuevo, un sentimiento que nunca había experimentado.
Cuando nació mi hija en un frío setiembre 18 años atrás y la tuve entre mis brazos no me vino repentinamente ese amor maternal del que hablaban las novelas: tuve miedo, un miedo inmenso y una confusión que reflejaba todo lo pensado desde que supe que iba a ser madre, un miedo que era el resultado del milkshake de sentimientos que tenía en ese momento, del cansancio de parir, de las hormonas revueltas, las esperanzas, el verla sanita y completa, y más. Ahora empezaba a querer a esta niña que había llegado a mi vida, mi niña (porque para una mujer tener una niña es espectacular; digan lo que digan es una especie de regreso a la infancia: recuperas a tu muñeca y ahora puedes jugar con ella 24 horas al día sin que te manden a dormir, ya no vas a poder dormir!!!).
No obstante, empiezas a darte cuenta de que la manera de querer a un hijo genera ante todo un principio que en realidad puede haberse vivido con otra intensidad pero no en su real dimensión: el sacrificio. Horas sin dormir, vivir un encierro con un horario que ya no depende de ti. Sacrificios que históricamente pueden llegar hasta el moral o el mortal. Uno es capaz de sacrificar la propia felicidad por un hijo (de forma consciente o inconscientemente) sin caer en patologías, desde luego. Ya nada será igual.
Cuando nace tu primer bebé todo el mundo quiere darte consejos y todos son válidos, pero yo aprendí que las palabras más sabias eran la de una voz muy importante: la que fui descubriendo poco a poco en mi interior, mi propia intuición maternal.
Es cierto que los consejos más valiosos fueron los de mi propia madre a pesar de las diferencias generacionales –ella tenía casi 70 años cuando nació mi hija-. No obstante, en la real conexión madre-hijo(a) no se admite tres en escena. Es lo que pienso, si alguien no lo comparte me tiene sin cuidado.
Nada es idílico, lo idílico justamente es eso: no existe. Ya desde el principio me di cuenta que tenía que ser realista con lo que había empezado a vivir, tenía una vida ajena en mis manos: NO ME PERTENECÍA a pesar de las ganas que pudiera haber tenido de que fuera realmente de otra manera. Era evidente que la responsabilidad de llevarla dentro de mí por nueve meses había marcado mi vida, pero había que criarla para el mundo de fuera, no para mí, ni para su padre, ni para sus abuelos, criarla para ella misma.
Pisamos terreno minado cuando criamos a una niña, es más conflictiva, más rencorosa, más vulnerable. Por momentos te ve como la mujer en la que quiere convertirse y por otro, como aquella que jamás quiere ser. Te ama con locura y en eso te vuelves su enemiga, compartes con ella demasiados espacios y ella quiere, debe y merece su propio lugar. Ya lo ha ganado, solo con nacer, es cierto, pero lo tiene que demostrar y ahí empieza la batalla. Yo no sabía eso en esa fría mañana de setiembre.
He disfrutado de mi hija cada minuto de mi vida desde que nació, con sus bemoles, con sus llantos casi interminables, prendida de la teta en horas inimaginables, en situaciones inimaginables, cada cambiada de pañal, y cuando durmió toda una noche la disfruté más. La he disfrutado cuando me bañó de espinaca al darse cuenta de que escupir era divertido, cuando la peinaba y vestía y ella se empecinaba en tener el pelo como una loca perdida. La he disfrutado cuando su primera palabra no fue mamá ni papá sino agua (desilusión total). La sigo disfrutando cuando se echa conmigo en la cama y me cuenta cómo le va en la universidad.
Creo que ella ha disfrutado de mí, a su manera. Hay una fuerza en su mirada que no ha perdido desde que nació y esa fuerza me hizo crear mil y un mecanismos para mantener una conexión especial y no perderla: hacerle entender que yo NO era perfecta, y que nunca pretendí ser un ejemplo para ella. Que ante todo soy contradictoria y humana.
En estos años mi hija ha recibido varias cartas de mi parte (es obvio que me gusta escribir) y gracias a ellas pude hacerle entender muchas cosas de la vida que tal vez en una conversación hubiera generado más de un conflicto. Ello no quita que hayamos tenido grandes discusiones, no muy grandes encontronazos, y la conexión sigue viva. Nos reímos mucho, muchísimo y lo seguimos haciendo, sí que lo seguimos haciendo… ahora más cuando nos reímos de los hombres que conviven con nosotras…. y también lloramos juntas, pero no tanto: otro elemento compartido: somos de llorar poco.
Hay frases que a mí, como madre, me fueron muy útiles y creo que fueron muy valiosas para ella, en distintos momentos de su vida (y de la mía). La crías para que ella también sea madre al fin y al cabo. Comparto algunas: Soy tu amiga, pero por encima de todo soy tu madre / Hija, no tienes una madre perfecta: me equivoco más de lo que crees / Busca propio tu camino, mi historia es mía y no admite réplicas / Ser mujer es duro pero muy divertido / Si nos reímos juntas ¿por qué no podemos llorar juntas? / Yo tengo mi privacidad, por eso respeto la tuya / ¿Quieres un heladito?/ Tengo miedo / Te quiero. Nunca esperé nada a cambio. Si me dijo no, o no me contestó y a mí no me gustó: me guarde la lágrima y luego tranquila en algún momento lo conversé con ella. Las mujeres tenemos una forma muy peculiar de guardar nuestros rencores.
En todas esas palabras he dejado un pedazo de mí y ella lo sabe. Tu hija tiene más en común de lo que se muestra a la vista, es tuya y a la vez no lo es. No obstante, hay que reconocer que no hay fórmula perfecta para llevarte bien con ella salvo chambear cada día y no desmayar en el intento. Puedes tirar la toalla a veces, pero hay que levantarla pronto porque eso sí… al mayor descuido se te puede ir para siempre…. Es mujer, no lo olvides, tan conflictiva como tú.
De una canción maravillosa de John Mayer, cantante que mi hija “me presentó”:
Girls become lovers who turn into mothers
So mothers be good to your daughters, too


¡Mica, bienvenida a tu mayoría de edad, aunque por dentro ya lo eres!

jueves, septiembre 11, 2008

Luz de la inteligencia

Ser medianamente inteligente es complicado en estos tiempos; complicado porque puedes terminar sufriendo más, puesto que eres de los pocos que se dan cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor (ya me subí en el coche de los medianamente inteligentes).
Ser medianamente inteligentes supone cuestionarte la vida, cómo la vives y cómo te vive ella a ti, y no aceptar otras ideas solo porque alguien (que lo más probable sea menos inteligente) lo diga. A veces, la prepotencia, el poder, el dinero, el color de la piel, la nacionalidad, la clase social, entre otros factores contribuye a que algunas “reses”, con el respeto que el ganado vacuno se merece, aparezcan como lumbreras en el túnel de la cultura u otros túneles en donde su luz cerebral el menor a la que puede dar una velita compactita Misionera.
No puedo evitar que me jorobe la gente pedante y soberbia que cree saber más que todo el mundo, gente que grita más fuerte y no sabe comunicarse con palabras pues no sabe usarlas.
Sin embargo, entro en una gran contradicción puesto que pienso: dichosos los estrechos de mente porque al final serán los que menos sufran, ¡no se darán cuenta de lo que les pase por idiotas!. Amén.