¿Cuándo ha sido la última vez que
hemos esperado pacientemente por algo? ¿es la inquietud que produce la
impaciencia la que nos crea una angustia? ¿es la espera un espacio
desperdiciado?
¡Mamá apúrate! No los hago esperar, paso por encima de mí misma para que
los chicos no esperen, pero los
chicos ya no tienen paciencia. Me
dice una amiga.
No puedo esperar a contarle esto a X. Se lo digo al primer conocido
que tengo a lado y si no, qué más: uso el whatsapp. Solucionado, comunicados en
lo inmediato.
Entraba hoy a mi cocina y me topé
con el micro ondas. El plato caliente en menos de un minuto. Ya no tengo que
esperar. Aprendo a usarlo, ya no tengo que perder tiempo al lado de la olla
calentando la comida, para mí, para los demás. Dejo el plato servido y cuando
venga el que lo necesite, solo tiene que meterlo en ese aparato moderno, creado
para que no perdamos tiempo. Ya no puedo esperar, ya no sé esperar. El concepto
de inmediatez cobra vida cuando pulso el botón y a los cincuentaicinco segundos tengo frente a mí el placer de la comida
caliente.
Los inventores de los
electrodomésticos no solo simplificaron la vida: planchas, refrigeradoras,
lavadoras, secadoras, entre todo lo que conocemos. No se dieron cuenta, no se
percataron: contribuyeron enormemente a incrementar la impaciencia.
La paciencia es un arte, es –según
los entendidos- uno de los rasgos que identifica mejor el nivel de madurez que
un adulto pueda mostrar. Paciencia para hacer, para escuchar, para digerir,
para trabajar. Y no confundir paciencia con lentitud. Pero ahora, somos los
adultos los que les estamos enseñando a los niños a no saber esperar. Todo lo quieren ya! La pataleta está al orden del día si no lo consiguen. Los resultados tienen que ser inmediatos. Tienen que conseguir lo que quieren sin saber mirar el reloj, rodeados de bulla, sin silencio, sin pausa alguna. De ese modo, todos estamos resultando inmersos en la vorágine de la IMpaciencia.
Paciencia: facultad de saber esperar, versa el Diccionario de la
Real Academia. También habla de la palabra “tolerancia”. Es ese suspiro hondo y
profundo que equivale al tiempo que tiene que transcurrir para que podamos
alcanzar lo deseado.
El sabor de la comida calentada en micro ondas no es el
mismo que calentado en olla. Y efectivamente, hay personas a las que ello no
les importa. Sin embargo, tenemos que hacer un esfuerzo para notar la
diferencia.
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