viernes, septiembre 10, 2010

Lección de vida


María suele llevar en su cabeza la “checklist” de Juan. Es decir, trata de que su media naranja (que ahora más parece medio melón) no se olvide de ciertas responsabilidades administrativas porque claro, con todo lo que tiene en la cabeza… suele suceder. Como ha ocurrido en las últimas dos décadas, de cuando en vez y “con la delicadeza” que ello supone, María arranca con la canción titulada: No te olvides de… (a), (b), (c)…(h), (i), (j)….(x), (y)… y por esos azares del destino, en los que Juan -que suele ser paciente y tiene esa capacidad masculina tan popular de que tal información le entre por un oído y le salga por el otro- un buen día, da un paso en falso y le contesta: ¡Ya, no me estés cargando!...


Uyuyuy cabeza de cuy! Craso error… una tarde sabatina, cuando el solcito invernal ha invadido la salita de estar, esas palabras suenan lapidantes en la cabeza de María… Juan, sin darse cuenta desde luego, acaba de firmar su sentencia y ha sido expulsado temporalmente del paraíso. María empieza su metamorfosis… grrrrrrrrrrrrrrrrr. (Cabe aclarar que tienen una testigo: María jr, quien se limita a seguir zambullida en su separata de Normas Legales, y observa la escena en silencio y obvio desconcierto… sus progenitores no mantenían ante sus ojos un montaje de ese tipo hace años atrás)

María se atrinchera debajo de su colchita mientras contempla el televisor un mamarracho de película, Juan sigue leyendo el periódico y cuando la película acaba María ni se acerca al control remoto para realizar el consabido “zapping” tradicional. Juan, tampoco. Los créditos de la película pasan y pasan… hasta que Juan toma el control y hace del televisor la ruleta más loca de Las Vegas sin detenerse en ningún lado. María, por su lado, bufa… no respira, bufa tanto como su pequeño cuerpo se lo permite… Juan continúa con su rutina: zapping- El Comercio-El Comercio-zapping…María, bufa.

Una hora después, Juan ha ido y venido y decide observar la cara constreñida de María, que seguramente raya con lo estreñida y por lo tanto: cara de poto… Ella, lo castiga con su desprecio… él, cual alma pura e ignorante manda la peor pregunta del mundo: ¿te pasa algo? ¿te sientes mal? (No olvidar… Juan es HOMBRE) y ella, como si despertaran al león herido y humillado le contesta: Nada pues… prefiero no cargarte… (¡toma!)

Acto seguido: Juan no entiende ni un carajo, en su fuero interior piensa: esta mujer está reloca y es una histérica, si yo pronuncié esas palabras hace más de una hora…! No puede ser! ´Ta mare… y obviamente pasa a bufar y poner cara de poto… María jr sigue contemplando.

Al rato, viene un diálogo superficial menos tenso… ambos ceden un poquitititititititito. Cuando en eso María –está en su naturaleza- le dice: ¿cuándo vas a ordenar esos papeles?... y Juan voltea entre risa y reproche y con una mirada le dice elegantemente: no empieces… María ríe y dice: ok, ya no vamos a pelear… y dirigiéndose a María jr le pregunta: ¿Hace cuánto tiempo que no veías a tus padres así? Y aquí viene lo mejor:
Yo miraba la escena -dice la Jr.- y pensaba… en qué momento el pavo de mi papá (dijo otra palabra más subida de tono) se va a dar cuenta de que la ha cagad… y que mi mamá está recontrasada, que está con cara de poto, respirando como toro encerrado, no ha tocado ni el control remoto y la atmósfera está irrespirable. Ella le manda señales y después de más de veinte años de matrimonio este pata es incapaz de darse cuenta!!!! A mí me pasa lo mismo con mi enamorado, cuando yo me molesto por algo que me dice, se le pasea el alma… y pueden pasar horas en la que yo sigo asada y él como si nada… Acabo de concluir: todos los hombres son iguales!!!

María agrega filosóficamente: y las mujeres también. Acabas de recibir en vivo y en directo una lección clara de “género”.


¿o no?

2 comentarios:

CECILIA ARROSPIDE dijo...

Purito género!!!!! felizmente sabemos....

Unknown dijo...

Muchas veces nos hacemos el que no sabemos acerca de la situación, para no caer en el juego de algunas mujeres ceprichosas; yo personalmente omito el preguntar "¿que tienes?" por que sé que voy a recibir un "Nada..." una y otra vez; Yo en esos juegos ya no caigo, se supone que somos maduros y debe de haber comunicación. Saludos desde México Claudia