martes, mayo 24, 2011

¿Estamos o no estamos de acuerdo? (de Vida en el Aula)



Uno de los campos más fértiles en donde las discusiones encuentran lugar para divertirse a su antojo es la educación de los hijos. Aquí empiezo de nuevo a entrar en terreno minado y peligroso porque de hecho más de uno se podrá sentir identificado y por ende... ofendido con lo que diga. Lo siento, pero es verdad.

Cuántas veces ha ocurrido que un padre/madre hace algún comentario o da una orden a su hijo/a y su pareja lo mira con cara de total desaprobación, esa mirada que se traduce en : ¿Cómo se te puede ocurrir haber dicho/ hecho tal burrada? U otra que es más común, el hecho de llamar eternamente la atención a los chicos por algo que no es tan grave y la pareja en cuestión te mira como diciendo: ¿No te cansas de jorobar al pobre chico con el mismo tema? o su versión más directa ¿Por qué no lo dejas en paz?

Ahí pues surge el gran problema, se forman los equipos. Uno de los miembros de la pareja es el malo y otro hace migas con la criatura en cuestión.... Una dinámica taaaaaaaaaaaaaaaaaaan familiar, taaaaaaaaaaaaaaaaan común, taaaaaaaaaaaaaaaan cotidiana. No obstante, justamente esa "normalidad" condiciona que tengamos adolescentes confusos, con límites blandos.

Adolescentes que no saben que un NO es un NO. Adolescentes que resientan la autoridad de sus propios padres. A ello, podemos agregarle lo que una gran amiga me comentaba que la relación de pareja se resiente porque estamos diciendo todo el día "tú haces tal y tú no haces cual" (madre y padre, normalmente). Peor aún, si los padres viven separados, ocurre que a veces (ojo que no estoy generalizando ni prejuzgando) el que vive con la criatura (y generalemente educa) es el malo de la película y otro, el que visita es el permisivo, el cariñoso...

La educación de los hijos termina siendo un problema de muchas aristas, pues cada miembro de la pareja cree tener la fórmula perfecta que se basa en esta premisa: a mí me criaron así y no salí muy mal que digamos.... Y no nos damos cuenta de que salimos con más defectos de los que somos capaces de aceptar y queremos repetir el mismo modelo en nuestros hijos pensando que es el mejor...y así surge la imagen de unos padres tirando la carreta para cada lado y convirtiendo a los chicos en una suerte de Túpac Amaru...

Hay que hacer el intento de calibrar nuestras brújulas, y que ambas (la de padre y madre) se dirijan al mismo Norte, pues que estas se orienten con una dirección personal y quizás opuesta es un gran peligro.

martes, mayo 17, 2011

La hermana menor...


gracias por el dato, Pelusa



Es cierto que son los pocos los que leen poesía, tal vez porque como diría un viejo amigo se parte de la idea de no tener nada de “sensibilidad” poética lo que curiosamente considero que es un error. La historia de la humanidad confirma que la poesía ha sido la rama de la literatura que ha sabido acompañar al hombre de la forma más fiel y humilde.

Claro está, que la relación con la poesía suele ser de esas obligadas, paporreteras y que de alguna manera en nuestros años escolares nos han ido alejando sin querer queriendo de un disfrute estético que se ha perdido ante la practicidad de la vida. ¿Qué porcentaje de lectores asiduos leen poesía? Seguramente pocos…Cuántos serán los lectores que no la incluyen en sus devociones literarias pensando que no la van a entender; cuántos tendrás el prejuicio en la memoria de versos con rima que de manera rudimentaria se pueden volver “sonsonetes”, cuántos desde los tiempos de lectura de Neruda o de algún poema de Vallejo no volvieron nunca más a ese campo creativo, original y sensible… Seguramente que varios…

Estuve en una Mesa Redonda sobre “Lecturas y escritores” y una de las expositoras decidió cerrar su ponencia con este maravilloso poema de Gioconda Belli. En él, destaca la relación del cuerpo/escritor/ erotismo/lectura. Aquí se los dejo.

Es la hora de la idea.
La hora del más alto erotismo,
del cuerpo reflexivo
meditando los trasiegos:
la materia hecha elixir
el sexo vertiendo olor a biblioteca
olor a libro antiguo
y delicioso.

Leer es mi piel ahora
como una Biblia leída y vuelta a releer
que contuviera todas las posibles oraciones
necesarias para la humana salvación.
Con los ojos cerrados
sabes llegar al capítulo del clímax
al fragmento más lírico
o a las aún indescifrables profecías.

Es la hora del sabio escriba
que con la pluma de tinta húmeda y
la mano sin temblores
traza el placer
con la caligrafía exacta.

lunes, mayo 09, 2011

Los tiempos de mi adolescencia -parte II-


* La TOCA: a todas aquellas que sufrían con la maldición del pelo crespo (porque lo era) y querían ir en contra de su propia naturaleza pasaban por ese proceso. Uno o dos ruleros gigantes (imaginarse dos tubos de PVC cortados o dos cartones de papel higiénico) sobre la coronilla. A este (estos) se enrollaba el pelo de la parte superior de la cabeza de la susodicha.


El pelo restante se peinaba alrededor de toda la cabeza al puro estilo de los calvos que se dejan el pelo largo para tapar la evidencia. Todo estoy se sujetaba con un kilo de clips maravillosos y brillantes, que deben hacer sido primos hermanos de los braquets.


Algunas osadas, se ponían encima un pañuelo estampado y salían a la calle como si nada, para ello había que tener más que un par de huev... bien puestos. Jean apretado, polo y en tu cabeza este armatoste maravilloso que hoy no podría ni siquiera compararlo con un casco de Football americano, era maaaaaaaaaaaaaaaaaas grande. Debe ser mi memoria fantasiosa.


Hoy, las chicas y la plancha son las mejores amigas. Ni qué les digo de la Keratina! Qué suerte ser adolescente en estos tiempos! Es más, el otro día escuché de casualidad que una niña de 5to grado se había hecho el tratamiento de Keratina... sin comentarios.

lunes, mayo 02, 2011

La lectura y el otro



Ustedes saben que como lectora (y profesora) voy a la caza de todo tipo de lectura. No tengo un género preferido y simplemente elijo los libros así como ellos me eligen a mí, nos gustamos o no nos gustamos. Por eso, es que puedo consumir de todo, en el buen sentido de la palabra. A veces caigo en un terreno más académico y busca lectura didáctica, esto quiero decir que tengo en mis manos un libro que reflexione sobre el "acto" de leer y de la pedagogía lectora, que termina siendo un desafío. En esto último concluyo que cada vez se dramatiza más... Como diría Pennac, el verbo leer no admite modo imperativo (¡Lee!) y por lo tanto, no deberíamos gastar energía en esa batalla...Pero igual lo seguimos haciendo. De nuevo, una bella reflexión que me deja pensando: Leer en el sentido más exacto, es leernos, conocernos y reconocernos. Quien lee un libro dialoga con él y consigo mismo (y en este caso no es monólogo), porque ese libro (que escribió otro ser humano) le puede hablar de muchas cosas, pero sobre todo de una fundamental: de lo que siente y piensa el que está leyendo, y de lo que siente y piensa el que lo escribió. Por ello todo libro más que un texto, en realidad es un pretexto: ese pretexto que necesitamos para interrogar e interrogarnos. Si no fuera así, el libro es una cárcel, un universo cerrado, y una prisión mental y espiritual.


J.D Arguelles, Si quieres…lee