lunes, septiembre 26, 2011

Damas de primera


Mis recuerdos de las Primeras Damas de mi país, entiéndase una cosa tan simple como ser la esposa del Presidente, datan de la imagen de Consuelo Gonzáles de Velasco, que siempre salía en la tele dándole juguetes a los “niños pobres” en época navideña. Dirigía una cosa que se llamaba JAN, tenía un peinado batido para atrás y la verdad es que a esa edad ni me interesaba la política.



No me acuerdo de la esposa de Morales Bermúdez (aunque tengo la imagen en la cabeza de con quién se casó al enviudar, porque creo que era menor que yo!). A los diecisiete años veía a Violeta Correa de Belaúnde y me parecía una mujer que tenía más huevos que su marido, el arquitecto, con un perfil bajo, siempre en ropa sport, mangas remangadas y de pocas palabras.


En el primer gobierno de Pavo de Triple Pechuga, que en ese momento era Doble, Pilar aparecía como una mujer abnegada a tener el marido que había escogido, varios hijos, pero así y todo se le veía preocupada por los menos privilegiados. Ahora, me pongo a pensar que ella también era poco privilegiada con el hombre con el que tenía que convivir.




Llegó Susana Higuchi, la pobre señora que hicieron leña. La pobre señora que le cocinó bacalao al marido por Semana Santa y le dio churreta, apenas había ganado la primera vuelta de sus primeras elecciones. Pero el Chino se vengó de esa diarrea y terminó encerrándola y torturándola de la manera más vil que cualquier Primera Dama pudiera imaginar en su peor pesadilla. A Keiko la omito, no vale la pena...



Vino Eliane, quien había sido mi profesora en tiempos universitarios. Nadie me cree cuando cuento que era rubia y dulce. Confieso que fue una de las mejores profesoras que tuve y aprendí un montón con ella. Sin embargo… what happened??? Creo que el tinte le afectó la cabeza y el poder, como suele ocurrir, le pasó la embriaguez del marido y la dejó mareadísima.


Volvimos a Pilar, cuajada, madurísima, inteligentísima, y con mucha muñeca mantuvo la distancia que quiso mantener con la prensa y se dedicó a trabajar en buenos proyectos de asistencia social. Lástima su marido. Yo digo: ¿no había mejor marido para esta mujer? No obstante, tuvo la lucidez de terminar con el vínculo, después de que había tropezado con tremendo piedrón, y ya lo había perdonado más de una vez!!! Ese Triple Pechuga tiene un “don de féminas”….


Ahora nos ha llegado Ollandine, perdón Nadine, que con su sonrisa de piano empieza a dar sus pininos en este juego de política/prensa/formalidad/tareas por cumplir/madre que no puede separarse de sus hijos cuando viaja/diseñadoras trendy/ Se le “entiende” está estrenando cargo. Esperemos si encuentra su equilibro.


En la historia revisada, son las Primeras Damas las que deben encontrar más equilibrio que sus maridos, algunas lo perdieron, otras supieron mantener su cable a tierra, a una la cablearon, veamos qué pasa con la actual.

lunes, septiembre 12, 2011

Una buena novela


Como siempre, me gusta compartir con ustedes buena lectura, y a veces el tiempo pasa y se me escapa una frase o un par de párrafos que me destacan en las lecturas. Estoy por terminar El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez, novela ganadora del Premio Alfaguara 2011.




Les dejo un pequeño fragmento de la novela. Denle una leída: humana, entretenida, clara...




La edad adulta trae consigo la ilusión perniciosa del control, y acaso dependa de ella. Quiero decir que es ese espejismo de dominio sobre nuestra propia vida lo que nos permite sentirnos adultos, pues asociamos la adultez con la autonomía, el soberado derecho a determinar lo que va a sucedernos enseguida. El desengaño viene más pronto o más tarde, pero viene siempre, no falta a la cita, nunca lo ha hecho.



Cuando llega lo recibimos sin demasiada sorpresa, pues nadie que viva lo suficiente puede sorprenderse de que su biografía haya sido moldeada por eventos lejanos, por voluntades ajenas, con poca o ninguna participación de sus propias decisiones. Esos largos procesos que acabarán por toparse con nuestra vida(…) suelen estar ocultos como corrientes subterráneas, como meticulosos desplazamientos de las capas técnicas, y cuando por fin se da el terremoto invocamos las palabras que hemos aprendido a usar para tranquilizarnos, accidente, casualidad, a veces destino.

martes, septiembre 06, 2011

Cuatro preocupaciones cotidianas de la gente común

Hoy observaba a la gente “que pasaba y corría” como diría una antigua canción de Leonardo Fabio (asu!!!!) y se me ocurrió pensar en cuál sería la preocupación cotidiana que aquejara sus corazones. De hecho, uso la palabra cotidiana puesto que no quiero ahondar en problemas graves, de salud o existenciales, si no en lo que podríamos llamar: promedio. Esos que agobian al ser humano en su diario vivir.







1. ¿Cómo evitar el tráfico? Todos buscamos nuestras rutas, nuestros propios atajos, evitamos semáforos, atolladeros, policías; sin embargo, somos tan tontos que no nos damos cuenta de que todos hacemos lo mismo. ERGO, el tráfico es inevitable.








2. ¿Cómo hago para que me alcance "el vil dinero"? Todos tenemos nuestros gastos personales, nuestras obligaciones, nuestros problemas intempestivos de gasfitería (aquí sangro por la herida), el pecadillo, el antojillo. ERGO, el vil siempre se acaba.




3. ¿Cómo bajo ese par de kilos extras? Hagamos la Dieta de la Sopa, la Atkins, la de las Proteínas, contemos calorías, sáltate una comida, pan y agua, mejor lechuga y agua, SOS al nutricionista. ERGO, nos malnutrimos y no bajamos nada.








4. ¿Cómo hago para no seguir envejeciendo? Lo siento…no hay muchas opciones, porque inclusive salvo que seamos Dorian Grey o usemos técnicas artificiales cabe la remota posibilidad de que terminemos como Melcochita o Jimmy Santi. ERGO, hay que hacerlo con dignidad.






Si en alguna opción se sintieron medianamente identificados... llegamos a una conclusión. Somos más comunes de lo diferentes que nos han hecho creer que somos. ERGO, somos seres humanos promedio.