martes, junio 26, 2012

... para seguir

Y va de "la mano" con una publicación anterior, de Neruda...

Déjame sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por los caminos de tu cuerpo.
La pasión —sangre, fuego, besos—
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tú no sabes lo que es esto!

Es la tempestad de mis sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!
Es el incendio!
Y estás aquí, mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!

Déjame libre las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste—
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!

martes, junio 19, 2012

Facilidad de diagnóstico

¿Es que acaso los tiempos son más difíciles, y surgen problemas emocionales por doquier? Diagnósticos, terapias, medicación…y tantas cosas que vemos a nuestro alrededor. ¿O, hablamos más? ¿O ya tenemos más nombres para decir cómo nos sentimos?
Reflexiono sobre esto, porque últimamente cuando trabajamos ciertas obras literarias con mis alumnos, y se tienen que analizar algún comentario sobre un personaje en particular… realizan diagnósticos emocionales con una facilidad increíble: este personaje es bipolar… me dijo el otro día un alumno; tiene problemas de socialización, me dijo otro. Hay algunos más aventurados que me hablar de esquizofrenia, doble personalidad, entre otros tipos de comportamiento.

Creo que he comentado alguna vez que antes cualquier chico que presentaba problemas en clase, era simplemente distraído y malcriado. Ahora, un buen porcentaje de estos chicos podría tiene ADD y necesitaría medicación. En mis tiempos, la medicación era un cocacho del padre y varias salidas del salón por no prestar atención a clase.

El avance de la ciencia, hace también que todos hablemos abiertamente de temas que antes se escondían o simplemente se le contaba a alguien como confidencia secreta. Todos terminamos manejando, mal o que bien, cierta terminología que nos permite “clasificar” ciertos comportamientos que llaman la atención y que por lo tanto, se podría alcanzar con éxito un equilibrio emocional adecuado.

Ahora bien, esto también es un arma de doble filo. Lo hablamos tanto, lo manejamos tanto, que el autodiagnóstico es tan común como tomar un Panadol porque me duele la cabeza. Se manosean conceptos, se intuyen categorías, se cae en el que “yo también me siento como tú y por lo tanto tengo lo mismo”…
¿Acaso todos los niños movidos y distraídos, tienen ADD? Por lo que los profesores tenemos que incluir en el mismo saco, a los que simplemente son malcriados y no saben reconocer los límites. ¿Somos todos hiperactivos? ¿Somos todos depresivos? ¿Son todos los personajes de las novelas que presentan ciertos comportamientos “fuera de la norma”, bipolares?

No tengo una respuesta, pero solo intuyo… el conocimiento ayuda, pero también se acomoda a nuestra incapacidad de reconocer los fallos o a nuestra gran capacidad de manipular a los demás. A veces, tengo miedo de seguir buscando la respuesta. 

martes, junio 12, 2012

Con ellas, por ellas, para ellas...

Las manos cobijan, dan, quitan, siembran, rechazan, acarician, golpean, matan, crean, alimentan, cultivan, transforman, aman, suavizan, dibujan, eliminan, destruyen, amasan, mezclan, separan, curan, detienen, animan, recuperan, reciben.
Ellas hablan por nosotros, gesticulan con nosotros, acompañan nuestras ideas, nuestras palabras, nuestra atención, nuestro aburrimiento. Caminan con nosotros, lloran con nosotros, consuelan con nosotros, para nosotros, por nosotros.
Gustosas reciben lo que hace bien y a la vez, enérgicas pueden rechazar lo que hace mal al corazón. Manos sabias, manos pensantes, a veces parecieran tener vida propia. Desquiciada idea la mía de pensar que a veces el cerebro no interviene en momentos cruciales, en varios en donde las manos te protegen más que la razón.
Las manos son instinto, mi animal, tu animal,   

martes, junio 05, 2012

Inagotable Julio Cortázar

para Micaela
MARAVILLOSAS OCUPACIONES

Qué maravillosa ocupación cortarle la pata a una araña, ponerla en un sobre, escribir Señor Ministro de Relaciones Exteriores, agregar la dirección, bajar a saltos la escalera, despachar la carta en el correo de la esquina. Qué maravillosa ocupación ir andando por el bulevar Arago contando los árboles, y cada cinco castaños detenerse un momento sobre un solo pie y esperar que alguien mire, y entonces soltar un grito seco y breve, girar como una peonza, con los brazos bien abiertos, idéntico al ave cakuy que se duele en los árboles del norte argentino. Qué maravillosa ocupación entrar en un café y pedir azúcar, otra vez azúcar, tres o cuatro veces azúcar, e ir formando un montón en el centro de la mesa, mientras crece la ira en los mostradores y debajo de los delantales blancos, y exactamente en medio del montón de azúcar escupir suavemente, y seguir el descenso del pequeño glaciar de saliva, oír el ruido de piedras rotas que lo acompaña y que nace en las gargantas contraídas de cinco parroquianos y del patrón, hombre honesto a sus horas.

Qué maravillosa ocupación tomar el ómnibus, bajarse delante del Ministerio, abrirse paso a golpes de sobres con sellos, dejar atrás al último secretario y entrar, firme y serio, en el gran despacho de espejos, exactamente en el momento en que un ujier vestido de azul entrega al Ministro una carta, y verlo abrir el sobre con una plegadera de origen histórico, meter dos dedos delicados y retirar la pata de araña, quedarse mirándola, y entonces imitar el zumbido de una mosca y ver cómo el Ministro palidece, quiere tirar la pata pero no puede, está atrapado por la pata, y darle la espalda y salir, silbando, anunciando en los pasillos la renuncia del Ministro, y saber que al día siguiente entrarán las tropas enemigas y todo se irá al diablo y será un jueves de un mes impar de un año bisiesto.