jueves, noviembre 29, 2007

Tabú y lenguaje

-a mi madre, porque nunca me dijo cómo se decía...-

Como suele ser con todo lo que es tabú, el lenguaje también ha buscado los mecanismos para hablar de las cosas sin tener que nombrarlas directamente (¿eufemismos, no?). El castellano formal, por ejemplo, tiene dos o tres palabras para hacer referencia a los órganos sexuales tanto femeninos como masculinos. Fuera del ámbito formal es increíble la cantidad de términos que existen para ello.
Hoy pretendo reflexionar sobre ciertos aspectos del lenguaje, admito que no es mi fuerte. No obstante, basta pensar un poco para descubrir algunas cosillas interesantes de este tema.
De niños nos enseñan que los hombres tienen un pene y las mujeres una vagina -que creo en realidad debería ser vulva, por ser más precisos-. Es ahí cuando empieza el problema, porque claro… son las mismas madres especialmente que le hacen el aseo a los hijos en la etapa fundamental de la adquisición del lenguaje y empiezan a nombrar ambos órganos de las maneras más creativas existentes. No hay que pensar mucho: TODO basado en sentir una tonta vergüenza al llamar a las cosas por su nombre.
Estas variantes además son de orden regional, familiar, social, de replana, vulgares y muy pocas veces terminamos dándole el uso correcto a las palabras terminamos creando códigos y metáforas extraordinarias para nombrar lo que queremos decir, sin decirlo.
En la MARAVILLOSA novela El amor en los tiempos del cólera aparece la siguiente frase: ¡Esta cuca es mía! El lector rápidamente entiende a qué se refiere sin necesitar ningún entrenamiento previo.
Una gran gran amiga me contaba que entre su familia a la vagina le decían: cotuelo. A ver.... lo más cercano a esta palabra es cotudo: peludo (DRAE) y ella misma realizó una alturada y extraordinaria investigación que generosamente ha compartido conmigo y yo con ustedes que con el debido permiso de la autora paso a citar: Viene de la palabra: cotudo,da (de "cotón"proveniente del anglicismo "cotton: algodón. adj. Peludo, algodonado, mullido, blando. Revisar definición en el DRAE. De ahí claro, una cosa lleva a la otra. Pero los comunes mortales que no tienen un enorme vocabulario ni curiosidad, no relacionan ambas palabras ni entienden la relación. Gracias por el aporte, mi querida.
Pasa algo similar con el término chucha que en el Diccionario de la RAE aparece como femenino de chucho: voz onomatopéyica para perro. No obstante, de esa palabra se desprende y se relaciona palabras como: chucha, chocho, coño, cuca, cuquita. Aunque chocho sí aparece en el DRAE como significado de vulva.
En Crónica de una muerte anunciada, García Márquez emplea un término que nunca lo había escuchado: panocha, palabra que existe pero hace referencia a la mazorca del maíz, o racimo de uvas. La verdad es que ahí no le veo para nada la relación.
Papa, papayita, cueva, concha, araña, la peluda, la cosita, y sigue… Ni qué decir de las metáforas, que en ese caso son innumerables y lo serán, pues la imaginación de los seres humanos no se agotan.
¿Qué ocurre con el órgano sexual masculino? Lo curioso es que la mayoría de las palabras tiene en común la primera letra de pene: pipí, pirulo/a, pirulín (debe ser más cariñoso), pepe, pito, pichón, pichula (y su derivado chulapi), polla, pico, pájaro, etc. Es curioso, pues aquí una consonante (p) da pie a la creatividad. Salen de carrera por empezar con otra consonante: verga, huasa(mandrapa) o maní, por ejemplo. Y seguirán los miles y miles que sustantivos que hagan referencia sobre lo conversado.
Es interesante el lenguaje, y más interesante resulta lo creativos que podemos ser los seres humanos cuando tenemos miedo de llamar a las cosas por su verdadero nombre.

martes, noviembre 27, 2007

Suegros y suegras (una caricatura de la relación)

- para Diego, por la idea-
Por el título de esta reflexión comprenderán que tocamos un tema álgido y delicado, pero después de haber visto muchísimos casos esto genera en mí ciertos pensamientos para compartir.
Debo aclarar que nunca tuve UNA suegra, pero me gané con cuatro suegras postizas que trataron de hacer ese papel a cabalidad, o sea que tuve que lidiar con personalidades diversas y variopintas, pero ése no es el tema. Suegro, tampoco tuve...
Vale la pena pensar un poquito en por qué la imagen de la suegra es tan satanizada, qué hay detrás de esa figura maternal absorbente, oscura, demandante, sufrida, dramática, quejosa, dominante, jamás dispuesta a ceder en su esencia, aunque públicamente sea una dulce paloma? Corresponde todo lo dicho anteriormente a la realidad? o ¿simplemente es un personaje que la ficción colectiva ha ido alimentando a través de los años?
Tengo un par de imágenes de infancia de suegras fenomenalmente temibles: Endora de Hechizada y la madre de Vilma Picapiedra (suegra, mi querida suegra en las palabras de Pedro). Eran genialmente un ícono de la televisión. Creo que algunas de nosotras creció con ese modelo de conducta y se imaginó a la madre de su marido con esas características. Peor aún, los maridos crecieron rogando a la Divina Providencia que sus suegras no fueran así.
Sin embargo, me pregunto, ¿cuál puede ser la razón real de estas especiales relaciones que establecen sus propias reglas de juego familia a familia?
Dos palabras clave: PODER y CELOS. Terribles celos, porque cuando una tiene un hijo piensa... quién será la tarada que se lo lleve para siempre? Porque digan lo que digan es verdad: la cabra tira al monte y el hombre una vez que se casa tira para la familia de la esposa, es natural; es casi una ley de vida. Visita a sus padres, pero son mayores las veces que va solo que acompañado. Para algunas suegras sería "mal acompañado". Sin embargo, esos celos pueden dominarse, hasta desaparecer cuando entre ambas se establece una relación de complicidad, de amistad forjada a través de la tolerancia y flexibilidad de ambas partes, en donde el susodicho "hijo de mamá" no tiene ninguna injerencia. Sólo las involucradas serán las que decidan qué tipo de relación querrán tener mientras vivan.
Por otro lado, también es un problema de PODER y ése es más grave. ¿Quién tiene más poder sobre este ser que finalmente pasa de depender de su madre a depender de su esposa y que por momentos se siente "atormentado entre dos amores" ? Esa guerra puede durar toda la vida (conozco varias), y habrán batallas ganadas por cada bando, banderas blancas de vez en cuando (léase Navidad, por ejemplo), pero por dentro una espina contínuamente clavada en el corazón que puede ir acompañada de la frase: "Amor, haz un esfuerzo, es mi mamá".
Con los suegros es más fácil. Se hacen los duros, pero ceden más rápido: no son conflictivos. Si eres nuera te lo puedes meter al bolsillo con un postre, un guiño de ojo, una broma en el momento indicado o un beso cariñoso cuando menos se los espera. Ojo, que evidentemente hay excepciones y terribles. Existe una generación de suegros que se creen los patriarcas y que no admiten que sus hijos se hayan casado con una plebeyas que no los merecen, en realidad patriarcas que siguen viviendo en siglo XIX cuando las mujeres no tenían ni voz ni voto. A esos no les voy a dar mi atención.
La cosa cambia cuando eres yerno. Alguna vez escuché una frase célebre de un padre mientras le cambiaba el pañal a su hija recién nacida: Nadie sabe para quién trabaja... Frase sabia y digna de antología. CELOS proyectados a un futuro lejano pero que de la noche a la mañana se vuelve una cruel realidad: a TU niñita se la va a llevar OTRO. Va a ser de OTRO, ya no va a ser tuya. Peor aún: se va a meter a la cama con ese individuo que no precisamente era lo que tú esperabas para ella y será (tarde o temprano) el padre de tus nietos!!!! Y los CELOS se los tiene que guardar y aunque no lo quiera aceptar, algún día tendrá que hacerlo porque "el que se pica, pierde'". NO obstante, aquí queda claro que no hay problemas de PODER.
De lo dicho anteriormente se puede confirmar la diferencia entre un suegro y una suegra:
ellos: CELOS / ellas: CELOS + PODER

Hay suegras maravillosas, que han logrado saltar la valla de la mezquindad y el egoísmo. Creo que son aquellas de mentalidad más moderna, más consciente. Aquellas que son capaces de ver en sus nueras a aquella mujer que quiere bien a su hijo y que "se" lo va a cuidar, que lo va a aguantar, que no lo alejará de ella sino todo lo contrario. Esas mujeres son un regalo de la Divina Providencia, No es una enemiga es una aliada.
Hay otras más sui generis, aquella que con el pasar del tiempo se pone del lado del yerno/ la nuera antes del lado de su propia sangre (ésa también es temible pues el hijo/a siente que la madre ha cometido una traición imperdonable). También hay suegros que le abren su corazón al yerno generosamente recordando que "el toro fue ternero".
En toda generalización existe el peligro de vivir con estigmas, creo que Endoras hay en cantidades industriales, pero no todas son así. Les juro que desde ahora me estoy concientizando para no ser una bruja.....

domingo, noviembre 25, 2007

Rafa Nadal y los calzoncillos...

Supongo que más de un lector se habrá percatado que en plena tensión de la final de un gran partido de tennis (léase Nadal/ Federer) hay un detalle que siempre llama la atención: Nadal se agarra el poto (nalga, trasero, culo o como quieran llamar a su derriere) y en una imagen más clara que el agua, se acomoda el calzoncillo.
Alguien me puede explicar (tal vez un confeccionista) ¿cuál es el problema (genérico) por cierto que tienen nuestros compañeros terrestres con esta prenda de ropa interior? Niños, adolescentes, adultos en algún momento del día deben al menos acomodarse el calzoncillo al menos unas tres o cuatro veces y en cualquier parte del cuerpo.
Aclaro, no es que una se la pase mirando a ver qué hacen con sus manos y hacia donde las dirigen... lo que ocurre es que no tienen el menor reparo de hacerlo en cualquier coyuntura, delante de cualquiera, bajo cualquier circunstancia. Queda claro que tal vez ya sea un movimiento interiorizado en lo más íntimo de su ser (curiosamente con sus partes íntimas).
Aquí pasa algo. Analicemos algunas posibles causas:
  • La calidad del elástico se desgasta, la parte posterior se suelta y hay que arreglarla.

  • No llegan a encontrar exactamente la talla que les acomoda y siempre se equivocan... el hombre no conoce su cuerpo tanto como las mujeres y de hecho comprar ropa interior no es una actividad en la que pongan especial cuidado. Ergo, no le atinan con la talla y a veces, les aprieta.

  • Sus órganos sexuales -cualquiera- se les desacomoda.

  • Sienten escozor o sea: les pica (perdón, pero no tengo otra manera de decirlo).
  • No saben por qué pero tienen que hacerlo: es un tic.
Bueno, a nosotras también se nos desacomoda el calzón (truza) y tenemos que acudir a Dios y su ayuda para solucionar el impase de la manera más delicada y disimuladamente posible, y obviamente si no es posible, nos quedamos con la prenda atracada hasta poder solucionar el problema. Si el sostén se nos desacomoda, o se rompe, o se desabrocha o sufre cualquier otro accidente factible, pues se nos ocurren mil y un soluciones para superar la incómoda situación. Calculamos tallas, modelos y hay miles que se acomodan a nuestras diferentes anatomías, gustos y demandas y por sobre todo: comodidad. Y ojo, si hay escozor, se usa alguna crema y se aguanta, eso de rascarse en público: por favor!!!!!!
Por eso pregunto: ¿por qué Nadal no usa hilo dental y soluciona su problema?

viernes, noviembre 23, 2007

Mujeres caderonas/ hijos inteligentes

a Micaela por ser inteligente y darme la idea

En los diarios de hace un par de semanas circuló la noticia que da título a esta reflexión: Nuevas investigaciones cientìficas indican que las mujeres curvulíneas con la típica figura de ´reloj de arena´ son más listas y tienen también hijos más inteligentes. El estudio ha averiguado que las mujeres con caderas anchas bien marcadas y cinturitas de avispa son más inteligentes que las que no poseen esa figura. La investigación, que se publicará esta semana en la revista ´Evolution and Human Behaviour´, parece indicar que estas mujeres dan a luz a niños más inteligentes, posiblemente como consecuencia de los niveles más altos de ácidos grasos de omega-3 que acumulan en las caderas.
Ante ello no pude evitar preguntarme una vez más, ¿cuánto tiempo (y dinero) se invierte en ese tipo de investigación? Y además, ¿no se dan cuenta que cuando se publican los resultados surgirá un alto porcentaje de comunes pobladores de nuestro planeta que lo negará? Por supuesto que sí.
De hecho, pienso en la criatura que carga Jennifer López,¡será brillante!. Desde luego a partir de ahora, las figuras de Botero y Rubens serán los ídolos maternales para que antes de embarazarnos nuestra alimentación consista en ingerir alimentos que vayan directamente y sin escalas a esa zona. Habrá que hacer honor a la frase: 2 minutos en tu boca, 2 horas en tu estómago y 2 años en tus caderas. Claro que pensándolo bien, con 9 meses bastan.
Obviamente, se me ocurre que aquellos chicos cuyo IQ (coeficiente intelectual llega a un puntaje promedio y aceptable) aprovechará un descuido para darle una buena y sobre todo crítica mirada al trasero de sus progenitoras. Pues queda claro que después de este GRAN estudio el éxito intelectual se va a regir por los centímetros de la circunferencia de quien te dio a luz.
Ahora, cuando un profesor le llame la atención a un alumno porque no se sacó buena nota, la respuesta del chico será: no es mi problema profe... fíjese en mi vieja. ¡Zas! Asunto arreglado, científicamente comprabado.
Me pregunto además, qué pasa cuando en una familia hay un hijo inteligentísimo y otro menos suertudo...? Pues habrá que hacer un estudio sobre qué lugar fue donde la madre acumuló más los ácido grasos de omega-3, para poder explicar la desafortunada diferencia.
En fin, como conclusión no queda más que decir: se fregaron las estrechas, bueno.... en realidad sus hijos.

jueves, noviembre 22, 2007

Mi vecino de butaca

El otro día me fui al teatro, vi una obra muy buena en algún momento comentaré. El asunto es que (para variar) me tocó un vecino de butaca totalmente "asesinable". Digo para variar porque he pasado por todo, he sufrido a toda la especie: el que va comentando toda la película, el que pregunta ¿qué pasó que me perdí?, la que come cancha cual camello del Sahara, el que no entiende quién es quién, el que no encuentra postura, el que ronca, el que estoy convencida de que se tiró un gas espantoso... Crece de todo en "las viñas del Señor".
Este último, el que me tocó en el teatro era singular, único en su género. En primer lugar, cuando dieron la indicación de apagar los celulares, estaba convencida de que el joven en cuestión sacó el suyo y lo puso en silencio (¡Vamos bien! pensé). Ni bien se apagaron las luces y empezó el primer acto mi vecino de butaca empezó a hacer un ruido con la nariz y con la boca acompañado de un corporal temblor cortante. Parecía una carcajada contenida, apretada, reprimida, nerviosa. Debo aclarar que la obra era dramática. Pero él, digamos... "se reía".Yo ya marcaba 1,000. Sin embargo (gracias a Dios), la obra me absorbió tanto que terminé haciendo caso omiso a sus espasmódicos movimientos.
En eso.... de la nada.... empezó a sonar un celular, eran tan cercano a mí que inmediatamente revisé mi cartera confirmando que el mío estaba apagado. Sonoba, sonaba, sonaba (sonó alrededor de ocho veces ¡OCHO VECES! y obviamente todos desesperados por tremenda falta de respeto.
Pasados unos 10 minutos, el tarado de mi vecino de butaca revisó su celular (recién le provocó sacarlo del bolsillo de su casaca) y se dio con la sorpresa de tener una llamada perdida y además de no tener el celular en silencio. Puso cara de culpable y pronunció un ¡upps! casi imperceptible y siguió viendo la obra como si nada.
YO: ¡¡¡en shock!!!!!
Por supuesto que cuando la obra acabó empecé a renegar usando oraciones indirectamente directas: Es el colmo que exista gente tan desconsiderada!!!! Es que hay personas que no saben ir ni a un teatro!! y bla bla bla....!!!!!
Como me gustaría que mi vecino de butaca leyera esto y al menos, sienta un poco de culpa y es más, lo voy a ayudar un poco:

sábado 17 de noviembre, Teatro La Plaza (Larcomar), Fila M, asiento 10.

martes, noviembre 20, 2007

Malditos los cuentos infantiles

La cenicienta, Blanca Nieves, La bella durmiente, Piel de asno, Rampunzel, etc. etc. etc. Ellas hermosas, ellas desvalidas, ellas desprotegidas, ellas víctimas de un destino inexorable en donde por sí mismas no podían encontrar una salida. Ellas: nuestras heroínas de infancia.
Si había una película de Disney para verla en Matiné, mejor. Nos queríamos vestir como ellas, tener todo lo que se relacionaba con su imagen. Chicas latinoamericanas que en su mayoría tenemos pelo oscuro, no somos de tez muy clara pero que deseábamos tener esa cintura de 45 cms, y una zapatilla de cristal, o caer en un sueño quasi eterno para que nos despertaran con un beso (¿se han dado cuenta que Aurora tendría unos 117 años cuando se despertó? ¡Criogenia total!)
Pero el punto es: todas los esperaban. Nosotras leímos esos cuentos una y otra vez, una y otra vez, sin cansancio, en diferentes formatos, los leímos y los escuchamos en los discos 45rpm que nos indicaba con Campanita que había que cambiar la página. Luego, hicimos lo mismo con nuestras hijas, "again and again". Quizás ya hablamos de versiones más modernas: VHS.
Ellos llegarían a salvarlas (a salvarnos) guapo, gallardo, valiente, esbelto (de lo contrario, no vende) de la madrastra, del sueño, de la bruja, la "reconocería" como una princesa: una mujer digna de casarse con él, una mujer por la que mereciera ser caZado. Él era azul: sin influencia de Darío. Azul porque su sangre así lo era. -Recordar que esa idea viene de una antigua leyenda urbana que afirmaba que los nobles tenían sangre azul. Entendible porque como nunca tomaban sol (no salían de los gélidos castillos en verano, por el calor y porque la piel bronceada era de campesinos) entonces se les notaban las venas especialmente las azuladas...-
¡Lástima! Era ficción. Las niñas que leyeron y se ilusionaron crecieron convencidas con la idea (muy, pero muy dentro de ellas) de que algún día un príncipe azul vendría a llevárselas sobre su blanco corcel. Esa idea está, bien, bien guardadita en nuestra conciencia colectiva femenina.
Entonces, cuando por fin llegó el susodicho.... no era tan azul, no era tan príncipe, no tendría buen apellido -dirían algunas madres-, pero en nuestro corazón enamorado ¡ERA ÉL! ¡El que venía a salvarnos! ¡¡¡Qué mejor!!!
Luego nos dimos cuenta de que, solamente, era un ser humano. Algunas se quedaron con él ya fuera de la ficción y fueron "felices para siempre" , otras al darse cuenta del "engaño" le dijeron hasta aquí llegamos "y fueron felices para siempre". Algunas lo siguen y siguen esperando, otras ya se hicieron la idea de que no llegará y viven "felices para siempre."

domingo, noviembre 18, 2007

El don de escribir

¿No te pasa que cuando acabas de leer un libro te preguntas cómo le hace el escritor para poder imaginarse todo lo que ha escrito? Me queda claro que cualquier lector pensante se queda con esa espina clavada que tiene un ligero sabor a envidia de poder poner en tinta y papel todo lo que se le ocurre, y la manera en que se les ocurre.
Es evidente que esto pasa con los músicos, los pintores, los escultores, y en general todo aquél que tiene en sus manos el "don de crear" utilizando materias primas simples. Creo que los más capos son los músicos, pues finalmente lo que crean no tiene aquello que podríamos llamar forma propiamente, entonces además de imaginar el resultado de lo que quieren lograr, creo que lo "sienten". (Altamente recomendable Copying Beethoven, por cierto).
¿Por qué escriben?, y de eso se ha dicho mucho. Yo me quedo con dos respuestas. Escriben para compartir sus angustias, para comunicarse, para echarle al mundo todo aquello que llevan dentro, que por cierto es mucho y lo que los diferencia del resto de los humanos es que tienen la maldita capacidad de hacerlo bien. Tienen el "don" los gringos lo llaman "gift" porque lo consideran un regalo. La otra respuesta es muy simple: disfrutan hacerlo.
Inventan, fabulan, llegan al Averno y sacan del tongo del mago lo que encuentran, re-crean cuanto está a su paso. Dan a luz a criaturas que nos hablan y le sacan la vuelta a la muerte porque serán eternos. Nos regalan su esencia pero también su desgracia.
Al cerrar un libro con el que me siento totalmente satisfecha me pregunto: ¿cómo puede la imaginación humana ser incapaz de agotarse? ¿Hay tanto en los paradigmas en la vida que las combinaciones son infinitas e irrepetibles? ¿Cómo cuernos se hace para establecer relaciones tan particulares y yo sufro para terminar una oración o un verso que acaban en la basura o asesinadas por la tecla "delete"?
Los escritores establecen vasos comunicantes con unos lectores a los que nunca conocerán y extraordinariamente los conocen como si fueran ellos mismos. Si no, ¿por qué te puedes identificar con un Harry Haller de El lobo estepario, con un Juan Pablo Castel de El túnel con un Jean Valjean, con mil personajes? ¿Por qué puede herirte una palabra, por qué puede hacerte llorar un poema que cargas a diario en la mente?
Porque su conocimiento de la miseria humana, de las emociones va más allá y termina creándose un vínculo misterioso y divino entre emisor y receptor. Entre el escritor y SU lector. Porque no somos los mismos lectores para los mismo escritores. Por eso, escribir es un remedio contra la locura, contra la muerte. Y yo, por eso los admiro.

miércoles, noviembre 14, 2007

Nunca le digas a una mujer que es idéntica a su madre

Nunca, jamás..! Salvo que tenga 5 años y sueñe con vestirse, maquillarse o ser como su madre (y de hecho que ésta última califique para ser un modelo digno de emular... porque las hay y las hay..).
Cuando empezamos a romper realmente el cordón umbilical, a salir del mundo materno en el que nos criaron sentimos una necesidad casi instintiva de establecer una distancia -bien amplia- de nuestras progenitoras. Habrán algunas que dirán "¿yo?" pero en el fondo fondo creo que nadie puede tirar la primera piedra, a lo más algunos guijarrillos por ahí...
No les ha pasado que cuando eran adolescentes pensaban: esto jamás lo voy a hacer con mis hijos! no haré esto, ni ello ni aquello. Recuerdo que con una amiga a nuestros 17 ó algo más, decíamos que íbamos a tener un cuadernos de notas para apuntar todo aquello que no queríamos repetir de nuestros modelos inmediatos.
No es que haya tenido una mala madre, al contrario: sacrificó mucho por nosotras, vivió por nosotras. No es que ahora que digamos la pobrecita no puede defenderse (porque no va a leer esto) y que yo (mala hija) haya decidido sacar mi guadaña y arremeter contra ella. ¡No por favor! Es solo que esa frase: eres idéntica a tu madre... resulta lapidaria cuando justamente muchas mujeres luchamos por ser únicas e irrepetibles, como cualquier ser humano.
Decirle a una mujer madura que se parece a su madre es un dardo en las vísceras, porque nosotras pensamos en todos los defectos (muchos o pocos) que ellas tienen y en ese momento al visualizarlos en nosotras mismas ¡¡¡ES HORRIBLE!!!! ¡¡¡PESADILLA EN AMYTIVILLE!!!!
No obstante, debo darles una mala noticia: es verdad. Los seres humanos tenemos una oscura tendencia a repetir los modelos de crianza y terminamos criando a nuestros hijos con una fuerte influencia de cómo fuimos criados, somos mujeres con un "tufillo" de aquellas mujeres que estuvieron pendientes (mucho o poco) de nuestra formación. Hay que aceptarlo. Aunque duela. Pero tampoco hay que ir por todos los rincones gritándolo a voces...
Si esta frase la pronuncia un/a hermano/a o lo hace con conocimiento de causa o fíjate si tal vez busca herirte con esa recriminación.
Si te la dice el hombre con quien compartes tu vida, habría que preguntarse si tal vez lo que realmente busca es una madre en ti -aunque generalmente eso ocurre-. A lo mejor lo que quiere decir es: te pareces a la madre que quiero tener... o te pareces a MI madre... o qué pena NO te pareces a mi madre... o ni se te ocurra ser como TU MADRE.
Si te la dice un/a amigo/a que te conoce bien: detente y reflexiona, lo más probable es que él/ ella SÍ tenga razón.

domingo, noviembre 11, 2007

Pérdidas y despedidas

Los seres humanos pasamos tarde o temprano, por el duro trance de una pérdida.
Perder no es fácil, sean cuáles fueran las razones. Perdemos a seres queridos, perdemos trabajos, perdemos objetos... De niños, perdemos mucho que quizás hoy ya ni recordamos: la teta de nuestras madres, el chupón, el pañal, el biberón, la cuna, el juguete preferido, el cuento destrozado... y mientras vamos creciendo las pérdidas se hacen más intensas y se quedan en nuestros corazones con una marca más fuerte que un plumón indeleble.
Conscientemente perdemos y en esos casos llamamos a esos eventos: despedidas. Algunos prefieren despedirse y sentir menos tristeza que alguien decida perdernos; para otros es al revés: al no tener el valor de hacerlo prefieren que les digan adiós como sea y dejar de formar parte de una vida de una vez por todas. Porque justamente despedirse es eso: dejar de ser pedido/ requerido por alguien en una definición literal, desde luego. Nos perdemos del otro, nos despedimos porque ya no formaremos parte de la vida de alguien o porque ese alguien ya no formará parte de la nuestra.
Despedidas de aquello que es inevitable dejar, despedidas de aquello que no queremos dejar pero tenemos que hacerlo, despedidas por odio, por sacrificio, por amor, por amistad, por despecho, por orgullo, por muerte. Perdemos padres, amigos, esposos, amantes, compañeros de trabajo. Perdemos oportunidades, tiempo, gestos, palabras, risas, lágrimas.
Los motivos son innumerables, infinitos, pero queda claro que pasamos nuestras vidas aprendiendo a perder y a despedirnos. Sin embargo temo decirles que resulta un aprendizaje totalmente inútil.
Los dejo con este poema de Elizabeth Bishop (USA 1911-1979):
El arte de perder no es muy difícil;
tantas cosas contienen el germen
de la pérdida, pero perderlas no es un desastre.

Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, la horas malgastadas.
El arte de perder no es muy difícil.

Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares, y nombres, y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.

Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil.

Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.

Ni aun perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.

jueves, noviembre 08, 2007

La maldita memoria femenina

En terminos generales, las mujeres tenemos serios problemas. (Los hombres que lean esto dirán que "qué gran descubrimiento" acabo de hacer). En realidad, debo corregirme: tenemos varias capacidades que nos pueden traer serios problemas. Especialmente, si éstas son abismalmente opuestas a las de nuestros cohabitantes del planeta: los hombres.
Una de estas maravillosas capacidades que a veces nos terminan metiendo autogoles es nuestra extraordinaria memoria (generalmente selectiva). Ya sea ayudadas por una agenda, o simplemente por el disco duro que tenemos en el cerebro, somos capaces de recordar el cumpleaños de todos nuestros amigos (y enemigos), qué comimos en el matrimonio de fulana, qué nos regaló zutana hace cinco años, qué nos pusimos en la primera cita con tal, qué película vimos con mengano hace quince años, qué día, hora, situación climática, canción, gobierno de turno había cuando nos dieron nuestro primer beso, y así la lista puede seguir.
Sin embargo, ¿cuándo nos juega en contra? Queda claro, desde luego, que puede ser muy útil para hacer una apuesta, para quedar muy bien, para que nos quieran más, pero el peligro está cuando esa memoria va a acompañada de malas intenciones....
En un típica discusión de pareja, de esas intrascendentes que una tiene en la vida, la pregunta puede ser en un tono dramático y con el nudo en la garganta: ¿acaso tú te acuerdas la primera comida que te preparé con tanto amor? Y el pobre, pobre buscará entre los recodos de tu aletargada memoria, entre los millones del files de su disco duro un dato que NO NO NO va a encontrar jamás de los jamases!!!!!!
Mi querida, que te quede claro. Si el caballero ni siquiera se acuerda qué medias se puso ayer....!!!! Entonces, evidentemente: la cosa se complica. Él no se acuerda y ella se siente totalmente olvidada, marginada, desvalorizada.
Hay que reconocerlo... es una pelea injusta, a los pobres no les da. Además a veces resulta divertido, solo es cuestión de saber usar la gran capacidad memorística a nuestro favor. Sin embargo, como la vena dramática y masoquista es la que predomina en las hijas de Eva (la maldita) nuestra memoria va cargada de rencor. Es decir: como él no se acuerda, la escena acaba en llanto, en autoestima castigada y echándole en cara miles y miles y millones de recuerdos guardados por AÑOS!!!, efectivamente: AÑOS!!!. ¿O no?
Esto, desde luego, durará mientras la naturaleza lo permita.... en algún momento el paso de los años ya no ayudará tanto.

lunes, noviembre 05, 2007

"Elena sabe"

Acabo de leer Elena sabe la última publicación de Claudia Piñeiro (Argentina, 1960). Me la compré porque antes había leído Las viudas de los jueves , novela que le mereció el Premio Clarín de Novela 2005. Esa novela me había atrapado desde la primera página a pesar de no tener mucho conocimiento de la vida en los Country (urbanizaciones muy de moda en Buenos Aires construidas en la periferia de la ciudad que cuentan con todas las comodidades del mundo, inclusive hay alguna que tiene su propio colegio; ghettos que le llaman). Me hacían acordar a ciertos balnearios sureños de Lima: elitistas, racistas y arrogantes. Las viudas de los jueves es totalmente recomendable.
Cuando compré Elena sabe, me dejé llevar por el conocimiento previo que tenía de la autora y por lo que decía en la parte de atrás del libro: Poco después de que Rita aparece muerta en la iglesia que suele frecuentar, la investigación se da por cerrada, y su madre es la única que no renuncia a esclarecer el crimen. Pero jaqueada por la enfermedad, es también la menos indicada para encabezar la búsqueda del asesino. (...) Otra historia atrapante, íntima y aguda de la autora de Las viudas de los jueves. Me enfrasqué en la lectura, todo un fin de semana: de inicio a fin. (a pesar de leer rápido, la novela ayuda: solo tiene 173 páginas).
La novela me removió los conchos, las entrañas. Como saben los que me conocen, mi madre que ya tiene 85 años vive conmigo. Mi madre tiene la misma enfermedad que Elena, la madre de Rita. A medida que avanzaba mi lectura, confirmaba que la literatura se nutre de lo cotidiano, del dolor humano, de lo oscuro, de lo que a veces pensamos y no decimos, deseamos y no hacemos. Piñeiro ha logrado transmitir (al menos lo logró conmigo) no solo lo íntimo sino también lo cotidiano: las sensaciones, los sentimientos, los olores, los miedos. En los dos personajes que sirven como eje (Elena y Rita) traza la dinámica de una vida que se va terminando y otra que cae en una enorme frustración, en un enorme cansancio, en una enorme resignación.
Es dura la vejez, y duras las vivencias de quienes la acompañamos de cerca. Dura, sobre todo si terminamos siendo testigos del deterioro diario, con distintas velocidades según sea el caso. Dura para comprobar que los seres humanos no podemos escapar de aquello de lo que únicamente somos conscientes: moriremos algún día. No importa el cuándo, ni el cómo, ni el dónde; y a veces es más fácil gritar que llorar.

viernes, noviembre 02, 2007

La llamada "envidia del pene" (para pensarla el fin de semana)


La Biblia dice: Varón: No envidiarás a la mujer de tu prójimo (ni su casa, ni su burro)...
Freud dijo: Mujer: no envidiarás al pene (o al hombre porque lo tiene...)
A ver... ¿qué envidio del pene o de los que lo llevan puesto?:

EL DECÁLOGO
1. NO menstrúan.
2. Hacen pila de pie, donde les da la gana y no se chorrean ni un ápice.
3. Les sale barriga y encima se sienten orgullosos.
4. Si tienen harto vello mejor.
5. NO tienen celulitis.
6. Si tuvieran celulitis la tapan con sus pelaje.
7. Hacen dieta un día y ya bajaron 4 kilos.
8. En su gran mayoría no sufren de estreñimiento.
9. La ley de la gravedad pasa levemente por ellos.
10. Si "sacan los pies del plato" son infieles, nosotras: putas.

pd. se reciben más sugerencias, queda claro que esta lista puede resultar arbitraria y pequeña.