Queda una semana para acabe el
año y no pensaba escribir ningún post en estos días para tomar unas mini
vacaciones del Blog. Pero tengo mucho que agradecer y aprovecho esta tribuna
para hacerlo.
Empiezo por celebrar el éxito del
libro “Palabra Viva”. El maridaje entre la selección de mis textos y las extraordinarias
fotos de Anamaria McCarthy no se hace todos los días. Nos ha ido muy bien,
rebasando inclusive, nuestras propias expectativas. Lo mejor: seguimos mirando
el futuro en esta coautoría, coeditoría y diálogo fluido y natural. Como dije
esa cálida noche de agosto: un sueño que se hace realidad se realiza cuando no
bajamos los brazos, cuando hay cariño, cuando le ponemos pasión a lo que
hacemos.
Por otro lado, el proyecto que
empezó en el 2012 de fomento de lectura junto con la Municipalidad de
Miraflores –Fotolecturas- se cerró este diciembre. Vi trabajos maravillosos de
colegios diversos. Me quedé asombrada y encantada de ver cómo después de haber
manejado este proyecto con mis alumnos del Cambridge durante quince años, pude
replicar la propuesta con chicos de otros entornos. El entusiasmo, la
participación, las ganas de recorrer la ciudad con un libro en la mano no tiene
precio. Confirmo, se puede seguir motivando la lectura en los adolescentes.
Nuevamente, sin bajar los brazos y seguir con entusiasmo.
Mi trabajo me motiva en el día a
día. Los chicos me contagian su alegría,
su “creatividad”, me inyectan juventud, humor. Son originales como cualquiera
lo es a esa edad, pero también tienen un miedo enorme de crecer. Se aferran a
ser niños para no perder protección pero piden a gritos libertad. Algunos piden
a gritos atención, algunos piden a gritos… cariño. ¿Cómo no agradecer sus
iniciativas, sus bromas, sus flojeras…? ¿Cómo no agradecer que me aguantan y
todavía ríen conmigo? Y aunque sigo luchando para que lean, y son unos devotos
de Wikipedia… algo les quedará de sus clases de Literatura.
Como todo en la vida, saltan
piedras en el camino. Y aprendí que las piedras están para esquivarlas. Aprendí
que no iba a cargar las piedras ajenas porque no eran parte de mí. Los
problemas que tienen los demás, las frustraciones, la pérdida de pasión, las
carencias, las envidias, las máscaras… le pertenecen a quien las lleva consigo.
A mi edad, palabras ajenas y muy
sabias, tengo los amigos que quiero tener. Aquellos que me conocen bien, que me
dicen las cosas a la cara, los directos, honestos, valientes, amorosos,
generosos, rústicos, entrañables. A ellos mi eterna gratitud por todo lo que
han hecho por mí en estos últimos tiempos. No se pueden imaginar cuánto… tanto,
que ni se imaginan.
Cierro un año con: 50 años encima
bien vividos. 25 años viviendo al lado de un hombre humano, íntegro, incorruptible,
transparente y amoroso que me contagia su fortaleza cada día. 23 años de ser
madre de una mujer valiente y ejemplar, 20 de
un hombre arriesgado y comprometido con su futuro. Un libro publicado,
un proyecto celebrado, un trabajo lleno de retos y un corazón plenamente satisfecho. Sigo sin bajar los brazos: ahí está el truco. Amo todo lo que hago: ahí el segundo truco y el fundamental.