martes, febrero 12, 2013

Haciendo espacio


Aprovechar lo que es la vida en su total dimensión, supone descargar de vez en cuando la mochila que arrastramos. Cuando me digo mochila, hago referencia a la cantidad de trabas emocionales que a veces nos impiden avanzar, los gringos dirían “move on”.

Es cierto que la memoria de los seres humanos puede ser tan frágil como traicionera. Frágil en la medida que perdemos millones de datos, detalles, situaciones, vivencias en la acumulación de las horas de vuelo en la medida que el tiempo avanza. Cercana a cumplir cincuenta años, trato siempre de mirar hacia atrás y recordar con lujo de detalles imágenes de mi infancia, adolescencia, adultez temprana y repaso una y otra vez lo más cercano para tratar de conservar los recuerdos vívidos, acercándolos lo más posible.

En ese ejercicio, la memoria también es traicionera. Somos capaces de recordar momentos maravillosos y de recordar los dolorosos: es más, muchos de ellos con la misma sensación de rabia, vacío, resentimiento, decepción, o cualquiera que haya sido el sentimiento vinculado. Brota inclusive, me decía una amiga, agazapado y oxidado una frustración de haber cargado con ese recuerdo y no haberlo cicatrizado de una manera sana.

¿Cómo ser capaces de escoger qué debemos cargar en la mochila y qué dejar fuera de ella? ¿Podemos olvidar, realmente, aquello que nos causó daño, o abandonar un sentimiento negativo hacia una persona que nos hirió?

Como en muchas situaciones, tal vez lo correcto debería ser poner en una balanza qué es lo que vale la pena cargar. Llevar con nosotros. Metafóricamente es como hacer una mudanza. Hay que hacer un proceso de selección. No hacerlo supondrá que estamos dispuestos conscientemente a seguir perturbados cargando un elemento negativo que no nos deja progresar. Es como llevar a un nuevo hogar una caja con comida a punto de expirar. En la medida que pase el tiempo, irá oliendo mal… y cada vez peor, por más escondida que la conservemos. Hasta que un día, abramos ESA caja….

Olvidar lo que nos causó dolor: no llevar las cajas inservibles, no meter lo negativo a la mochila, trae como consecuencia una ventaja enorme: tener un mayor espacio para lo positivo, para vivencias nuevas. Supone mirar la vida con otra perspectiva, “ligero de equipaje” como diría Machado.

1 comentario:

gina rota dijo...

disfruto leyendo!!