lunes, noviembre 10, 2014

Neruda y la estudiante sincera

Uno de los autores que trabajo con mis chicos hacia el final del año suele ser Pablo Neruda, básico de la literatura, básico de la poesía, básico de la vida.

Aprovecho ahora, para usar como recurso audio visual la película "Il Postino" que además tiene una banda sonora hermosa. La fotografía y esta última destacan sobre las actuaciones, debo advertir.
Sobre ello reflexionaba el otro día con mis alumnos cuando estuvimos revisando algunos poemas y les decía que finalmente los versos de amor de Neruda habían servido para enamorar a más de una dama.

Como muchos chicos veían esto como una broma, yo les decía que a la mujer, sin importar los tiempos que corrían, las palabras podían ser unas grandes herramientas de conquista. De ahí, la importancia de tener un buen vocabulario, de saber un poco de poesía. Habíamos visto en la película cómo un cartero con muy poca educación había logrado conquistar el corazón de una mujer utilizando los textos del poeta chileno de forma exitosa. Todos prestaban atención, "me gusta cuando callas/ porque estás como ausente/y me oyes desde lejos/ y mi voz no te toca/.." y seguimos revisando otros, mientras yo insistía en el valor de las palabras. 

En un momento, y para volver el contenido más cotidiano y actualizado, seguí insistiendo en que habían chicos que escribían cartas, te hablaban bonito, y que "..si enganchabas y seguías una y otra vez prestándole atención...." e iba a continuar mi frase, del fondo del salón M con sus grandes lentes y de forma resignada dijo a boca de jarro: ¡cagaste!

La clase se congeló, todo el mundo volteó a mirarla y yo me detuve un segundo pensando: ¿le doy una sanción por lo que acaba de decir o busco otra alternativa? Opté por lo segundo; la felicité por su honestidad. Ella solo reflejaba el haberse sentido conquistada (y dolida) por el poder de la palabra. 

Soneto LXVI



No te quiero sino porque te quiero 

y de quererte a no quererte llego 
y de esperarte cuando no te espero 
pasa mi corazón del frío al fuego. 

Te quiero sólo porque a ti te quiero, 
te odio sin fin, y odiándote te ruego, 
y la medida de mi amor viajero 
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de Enero, 
su rayo cruel, mi corazón entero, 
robándome la llave del sosiego. 

En esta historia sólo yo me muero 
y moriré de amor porque te quiero, 
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

No hay comentarios: