lunes, octubre 20, 2008

Mal de muchos...

Salgo a caminar, por la cintura cósmica del sur, versa la letra de la canción que oigo por los parlantes de mi auto y que aprendí cuando estaba en el colegio, me la enseñó mi gran amiga argentina Adriana Sadauskas.
Ahora salgo de mi casa y no por la cintura cósmica sino por otra bien terrenal de mi ciudad. Son las 7:15 de la mañana y empieza mi odisea, aquel viaje que a Ulises le demoró diez años y a mí me parecerán otros tantos cuando llegue a mi destino -el trabajo- y de hecho, de hecho en mi rostro haya una arruga más de toda la tensión acumulada en el camino, si no son dos o tres.
Pongo en marcha mi carro, no he avanzado ni unos diez metros cuando mi llanta cae al primer hueco que encontré en mi largo " porvenir", porque "por venir" tendré varios cráteres que amenazarán la suspensión de mi carro. Seguramente alguien pensará:¡qué burra!¡debería haber evitado el hueco! A ello contestaré: ¡estaba evitando otro más grande!, desde luego.
Voy avanzando y entre sortear los hoyos del camino y las kombis/buses/ colectivos que paran en cualquier esquina voy pasando por dos distritos, cada cual con sus particularidades, cada cual con sus huecos, semáforos y rompemuelles.
Llego a la Costa Verde -aquella maravillosa pista que rodea parte de la costa de mi ciudad- De verde: el 2% y de "maravillosa" nada (el rostro de un adolescente en plena crisis de acné resulta un cutis lozano y rosagante al lado de este asfalto que me ofrece su fría extensión)...
Y entro, rauda y veloz a una de las avenidas más largas que tengo que recorrer para llegar a mi destino. Veo ríos donde sólo hay asfalto: el tráfico en su gran y enorme sentido me ataca. De hecho, tengo contados unos quince semáforos a lo largo del recorrido que es aproximadamente de 3.4 kilómetros, no más. Cada vez que llego a una esquina, éste se pone en rojo. El alcalde es una reverendo tarado, cree que la "ola verde" es que toooooodos sus semáforos estén en verde pero a la vez, claro: cuando llego cambia y me obliga a detenerme. ¿Me dejo entender? ¡15 veces! ¡Sabrá que significa la s i n c r o n i z a c i ó n, digo yo! Pero prendió el azar semáforos carmín y detuvo el autobús...me dice Serrat y me animo un poco.
Buses, carros, mototaxis, bicicletas, peatones,ticos, ticos, ticos, camiones, furgonetas, taxis, taxis, mototaxis, más taxis y más mototaxis... Me cruzan, me cruzan y me cruzan a rodar y a rodar y a rodar y a rodar mi vida me canta Fito. Ya entiendo cómo se sienten la aguja y el cañamazo de nuestras prácticas de punto cruz... ¿Cómo haríamos? La reacción hepática me resultará inútil, puede ser catártica en su momento pero inútil al fin y al cabo y la arruga amenaza, amenaza...
Sigo escuchando la música que me gusta y sólo me queda cantar qué difícil se me hace mantenerme en este viaje, y a la vez pienso: "Claudia, relájate y disfruta, debe ser peor cruzar el Niágara en bicicleta.
Visualizo el regreso y en la música de compañía: de hecho, los Bee Gees y Staying alive será lo indicado.

2 comentarios:

Nao dijo...

Hola Claudia,

Me parece excelente tu blog. Muy divertido y "explícito."

De tu último post te faltaron las calles cerradas o a medio reparar. Creo que para tu buena suerte no te has topado con ellas.

Saludos,

Nao

Anónimo dijo...

La verdad es que si nos pondríamos a ver las calles de todo lima que tienen defectos (incluyendo los buses y taxis) tendríamos que comentar sobre los siglos que se tomo pavimentar unas 4 cuadras de Berlín, el tiempo que tiene República de Panamá medio cerrada (cómo cierras una avenida tan fundamental como esa por tanto tiempo, por más que sea parcialmente) y miles de otras calles que necesitan reparaciones. Mi observación es, qué paradójico suena que las dos calles más comentadas por los problemas que prensentan tengan nombres de países y que el propósito de la reparación de las calles sea la cumbre del APEC, osea una cumbre internacional. Qué curioso. Pero bueno, mejor le dejo a Claudia los artículos largos.
Saludos