Cuando yo estaba en 2ndo de media, año 1977, recuerdo que tenía un profesor de Ciencias bastante bueno: "el Gálvez". Ahora que lo pienso, tuve suerte especialmente con dos profesores de ese curso "El Amauta Paredes" y este de quien les hablo.
El cuento es que teníamos que hacer un trabajo en grupo sobre algún tema vinculado a las Ciencias directa o indirectamente. Recuerdo, y seguramente mis compañeras de grupo que tal vez lean esto también lo hagan, que automáticamente escogimos la Medicina: era obvio. Al ser mi padre médico, tendríamos a mano todo aquello que nuestras podríamos necesitar y así sacarnos el único 20 que merecería la mejor presentación.
La memoria traicionera me trae al presente que al ser cinco las intregrantes debíamos dividir la exposición en la misma cantidad de temas importantes y destacables: Pediatría, Cirugía, Medicina Interna, Investigación Médica y nos faltaba uno... nos faltaba un tema. En ese momento, mi papá me dijo: Si quieres hacer un buen trabajo, tienes que hablar sobre la Medicina Preventiva. Yo no tenía la menor idea de a qué se refería y él insistía y me explicaba que era muy importante tomar en cuenta esta área porque en el futuro se convertiría en un medio fundamental para salvar vidas, y que justamente las investigaciones médicas iban de la mano con la buena práctica de la prevención de enfermedades. A los 14 años, y en los años 70s qué me iba a imaginar cuán sabias eran sus palabras.
De más decirles que la exposición fue un éxito, tuvimos material quirúrgico, ropa de cirujanos (hasta los botines de tela), recuerdo haberme ido con él a un mercado por el Hospital Dos de Mayo a comprar un par de ranas para que luego nos explicara cómo descerebrarlas y abrirlas en clase para ver latir su corazón. Las clavamos en unos triplay con cuatro chinches... ahí lo dejo. Hoy me suena desencarnado y cruel, en ese momento: ¡adrenalina pura! ¡Hoy no tocaría una rana ni por todo el oro del mundo! ¡Qué asco!
Hoy, las palabras de mi padre me zumban en la cabeza. Tengo tantas historias cercanas, algunas que aunque siendo muy dolorosas resultaron exitosas, en las que gracias a la Medicina Preventiva se han salvado tantas vidas. No es que sea una especialidad, es un deber que tenemos de cuidarnos, para nosotros, para los demás. Especialmente si tenemos la suerte de contar con un sistema de salud particular, no hay excusa para dejar que "la pelona" haga de las suyas cuando le dé la gana, o al menos nos dé un buen susto.
Recuerden: en el futuro se convertiría en un medio fundamental para salvar vidas...
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