martes, mayo 17, 2011

La hermana menor...


gracias por el dato, Pelusa



Es cierto que son los pocos los que leen poesía, tal vez porque como diría un viejo amigo se parte de la idea de no tener nada de “sensibilidad” poética lo que curiosamente considero que es un error. La historia de la humanidad confirma que la poesía ha sido la rama de la literatura que ha sabido acompañar al hombre de la forma más fiel y humilde.

Claro está, que la relación con la poesía suele ser de esas obligadas, paporreteras y que de alguna manera en nuestros años escolares nos han ido alejando sin querer queriendo de un disfrute estético que se ha perdido ante la practicidad de la vida. ¿Qué porcentaje de lectores asiduos leen poesía? Seguramente pocos…Cuántos serán los lectores que no la incluyen en sus devociones literarias pensando que no la van a entender; cuántos tendrás el prejuicio en la memoria de versos con rima que de manera rudimentaria se pueden volver “sonsonetes”, cuántos desde los tiempos de lectura de Neruda o de algún poema de Vallejo no volvieron nunca más a ese campo creativo, original y sensible… Seguramente que varios…

Estuve en una Mesa Redonda sobre “Lecturas y escritores” y una de las expositoras decidió cerrar su ponencia con este maravilloso poema de Gioconda Belli. En él, destaca la relación del cuerpo/escritor/ erotismo/lectura. Aquí se los dejo.

Es la hora de la idea.
La hora del más alto erotismo,
del cuerpo reflexivo
meditando los trasiegos:
la materia hecha elixir
el sexo vertiendo olor a biblioteca
olor a libro antiguo
y delicioso.

Leer es mi piel ahora
como una Biblia leída y vuelta a releer
que contuviera todas las posibles oraciones
necesarias para la humana salvación.
Con los ojos cerrados
sabes llegar al capítulo del clímax
al fragmento más lírico
o a las aún indescifrables profecías.

Es la hora del sabio escriba
que con la pluma de tinta húmeda y
la mano sin temblores
traza el placer
con la caligrafía exacta.

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