
¿Cómo cumplir tremendo encargo? ¿Cómo mirar a los ojos a tu
amigo y decirle que su hijo toma más de la cuenta? ¿Qué su hija es demasiado
coqueta e inclusive agresiva? ¿Cómo decirle que su “bebé” no corresponde para
nada la imagen de bondad, buenos modales y solidaridad que predican sus padres?
Tremenda complicación, menuda tarea. El riesgo de perder un
amigo por este tema es altísimo, puesto que como padres el tener el valor de
aceptar una verdad categórica –partiendo de que no sea solo un rumor- es
doloroso. Para el amigo que tiene la información, es tener entre manos una papa caliente, una granada a
la que ya se le soltó el seguro.
¿Guardar silencio y observar a la distancia? ¿Dónde quedó la
promesa que un día hicimos? ¿Dónde quedó el valor de esa amistad en cuyo nombre
se formuló tremendo pacto? ¿Dejar a esta madre o padre ciego, ajeno a la verdad para que luego recoja los pedazos de los errores cometido?
No lo sé… me ha ocurrido. Solo comparto con ustedes que
perdí una amiga.