Rayuela es uno de
los libros que he tenido una y mil veces en mis manos. De esos que te son
esquivos y que a la vez te atraen con brazos largos y envolventes…
En mi juventud universitaria iba y venía en mi maletín, leía
por ratos, saltaba de acuerdo al número que me indicaba, jugaba el juego de
Cortázar y por ratos, dejaba a Maga tranquila mientras que devanaba los sesos
tratando en encontrar una lógica a lo
ilógico del texto.
Cortázar me sedujo con sus
cuentos, aunque sigo sintiéndome una ignorante dentro de su obra. Nunca he
terminado de conocerlo, ¿se terminará de conocerlo? O es un continuo bienvenido al laberinto eterno…como
diría “Tiro de gracia”.
Pero Rayuela
cumplió 50 años y me sentí en comprometida a celebrarlos porque yo también
cumplo la misma edad: La Maga cumplía medio siglo, y el Club de la Serpiente
también… será una metáfora que la vida me daba. Paso obligado entonces de
llegar a la adultez de la juventud con Oliveira de compañero. No obstante, ahora yo he puesto las reglas de
juego. En todo caso, entro al juego que plantea el autor: lee el libro como te
dé la gana… Finalmente, ofrece tres maneras de hacerlo. La experiencia trae
orden y he decidido hacerlo empezando por el 1, seguir con el 2 y así
sucesivamente.
De entrada, me sorprende una
frase maravillosa:
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