martes, abril 30, 2013

La verdad duele

Para hablar con un amigo hay que tener valor. Lo digo, porque seguramente a cualquiera de nosotros alguien nos ha pedido que si nos enteráramos que sus hijos tuvieran un comportamiento inadecuado no dudáramos en decírselo. ¡Prométemelo! Y nosotros ingenuos juramos por todos los Santos que lo haremos.
¿Cómo cumplir tremendo encargo? ¿Cómo mirar a los ojos a tu amigo y decirle que su hijo toma más de la cuenta? ¿Qué su hija es demasiado coqueta e inclusive agresiva? ¿Cómo decirle que su “bebé” no corresponde para nada la imagen de bondad, buenos modales y solidaridad que predican sus padres?
Tremenda complicación, menuda tarea. El riesgo de perder un amigo por este tema es altísimo, puesto que como padres el tener el valor de aceptar una verdad categórica –partiendo de que no sea solo un rumor- es doloroso. Para el amigo que tiene la información, es tener entre manos una papa caliente, una granada a la que ya se le soltó el seguro.
¿Guardar silencio y observar a la distancia? ¿Dónde quedó la promesa que un día hicimos? ¿Dónde quedó el valor de esa amistad en cuyo nombre se formuló tremendo pacto? ¿Dejar a esta madre o padre ciego, ajeno a la verdad para que luego recoja los pedazos de los errores cometido?
 
 
No lo sé… me ha ocurrido. Solo comparto con ustedes que perdí una amiga.

martes, abril 23, 2013

Última lectura

Cuando llega una carta de alguien a quien no ha visto al menos hace veinticinco años, Harold decide enviarle una respuesta. Su amiga está muriendo, y él –camino al correo- cambia de parecer y empieza una caminata para ir a darle un último adiós. Son más de ochenta días de andar.



El insólito peregrinaje de Harold Fry es una novela que terminé de leer hace poco. Un respiro para los días de trabajo. Una novela dura, altruista, inclusive con sentimientos encontrados que transmiten: paz, frustración, dolor y alegría. Pero además, es una viaje al mundo interior del mismo protagonista. Un duro


Apoyar a la amiga que otrora lo hizo con él, le da a Harold la oportunidad de encontrar una cura para su dolor, para esa vida de adulto ya retirado que ha caído en la culpa, en el marasmo, en la desesperanza y que no tiene ya, ningún objetivo en la vida.


A pesar de ubicarse en Inglaterra y no tener mucho conocimiento de las ciudades, la esencia de la novela es sumamente valiosa. Recomendable.

martes, abril 16, 2013

La Espada de Damocles

Una vez más, una vida se salva por hacer las cosas a tiempo.

Una mujer, llena de temor, se sometió a una cirugía que le salvó la vida. Miedos, traumas, la espada de Damocles sobre la cabeza, el ángel Negro que ronda nuestra vida: la muerte. Sí, la muerte envuelta en cara de células negras que se depositan en silencio en un cuerpo lleno de vida.

Esa maldita maldición (valga la redundancia) que nos persigue en nuestro territorio de mujeres, íntimo y solo nuestro: los senos, los ovarios, el útero. Esa maldición que nos obliga a desprendernos de nuestra esencia, de nuestra femineidad, de nuestra capacidad reproductora, de ser superiores en la naturaleza en la medida que somos capaces de iluminar una nueva vida y alimentarla.

Esa espada de Damocles que pende sobre nosotras desde que nacemos, puesto que podemos llevarlo en nuestros genes, puede controlarse. Al menos, evitar de nos arranque de cuajo de la vida y hacerle la batalla.

Porque somos guerreras, porque damos la cara, porque tenemos a tiempo si somos precavidas.

NO podemos esperar. Tenemos que cuidarnos, acorazarnos, escudarnos. Examinar nuestro cuerpo periódicamente para estar preparadas.

Como bien me acaba de decir una sabia mujer: la prevención hace la diferencia.

Esa diferencia es la que te salvará la vida, o al menos dará batalla.

martes, abril 09, 2013

Y volviendo a la poesía...

Hace días que no escribo, el trabajo me ha tenido consumida y consumada... Pero me refresca la mente volver como siempre a la lectura.

Les dejo un par de poemas, clásicos en verdad pero que regresan recurrentemente a mi cabeza. Estoy poco creativa, y la cantera de la literatura es "ancha y ajena".

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote
.