viernes, marzo 07, 2014

8 de marzo


Como siempre me expreso una vez más en el Día de la Mujer. Confieso que antes me molestaba que nos hubieran dado un día del año para reconocer el valor primordial que tenemos en la sociedad. Sin embargo, me he demorado en entender que el homenaje es lo que vale, como lo es el día de la Madre o la Navidad o cualquiera de los días significativos que hay en el año.

Así como en la historia el lugar de las mujeres ha cambiado; nuestras historias internas como seres individuales también lo han hecho.

Las mujeres nos transformamos, cambiamos una y otra vez, de piel. Nos transformamos y nos trastornamos,  y en ese devenir nos hemos aceptado una y otra vez, tal y como somos. Nuestro cuerpo se trasforma y nuestra emoción se trastorna.

Sí, las mujeres somos especialmente emocionales. ¿Cómo no serlo? Como madres: disfrutamos cada instante. La ansiedad se apodera de nosotras, los miedos, las angustias, las risas y los llantos. Como compañeras: los niveles emocionales nos recorren de punta a punta y aprendemos. Tomamos decisiones fundamentales y aprendemos. Como solteras (sin tomar en cuenta el estado civil), apreciamos enormemente nuestro espacio, somos más cautas, más orgullosas, más dignas.

Hemos cambiado, claro que lo hemos hecho. Nos paramos mejor en la cancha, elevamos la voz y somos más. Somos, somos más las que no callamos; somos más las que no nos resignamos a ser “mujeres florero”; somos más las que nos cansamos de ser hipócritas; somos más las que  nos queremos, somos más las valientes, somos más las que decimos NO, somos más las que decidimos sobre nuestros cuerpos, somos más las que nos zurramos en el “qué dirán”; somos más las que defendemos a otras mujeres; somos más las que hacemos autocrítica; somos más las que desatamos prejuicios.

Somos más y el número tiene que seguir creciendo.

Porque mujeres también somos las que estamos condenadas a la esclavitud sexual, a las violaciones, al trabajo forzado, a la violencia doméstica, a parir hijos sin quererlos, a mantenernos sin educación...

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