Como siempre me expreso una vez
más en el Día de la Mujer. Confieso que antes me molestaba que nos hubieran
dado un día del año para reconocer el valor primordial que tenemos en la
sociedad. Sin embargo, me he demorado en entender que el homenaje es lo que
vale, como lo es el día de la Madre o la Navidad o cualquiera de los días
significativos que hay en el año.
Así como en la historia el lugar
de las mujeres ha cambiado; nuestras
historias internas como seres individuales también lo han hecho.
Las mujeres nos transformamos, cambiamos
una y otra vez, de piel. Nos transformamos y nos trastornamos, y en ese devenir nos hemos aceptado una y otra
vez, tal y como somos. Nuestro cuerpo se trasforma y nuestra emoción se
trastorna.
Sí, las mujeres somos
especialmente emocionales. ¿Cómo no serlo? Como madres: disfrutamos cada
instante. La ansiedad se apodera de nosotras, los miedos, las angustias, las
risas y los llantos. Como compañeras: los niveles emocionales nos recorren de
punta a punta y aprendemos. Tomamos decisiones fundamentales y aprendemos. Como
solteras (sin tomar en cuenta el estado civil), apreciamos enormemente nuestro
espacio, somos más cautas, más orgullosas, más dignas.
Hemos cambiado, claro que lo
hemos hecho. Nos paramos mejor en la cancha, elevamos la voz y somos más.
Somos, somos más las que no callamos; somos más las que no nos resignamos a ser
“mujeres florero”; somos más las que nos cansamos de ser hipócritas; somos más
las que nos queremos, somos más las
valientes, somos más las que decimos NO, somos más las que decidimos sobre
nuestros cuerpos, somos más las que nos zurramos en el “qué dirán”; somos más
las que defendemos a otras mujeres; somos más las que hacemos autocrítica;
somos más las que desatamos prejuicios.
Somos más y el número tiene que
seguir creciendo.
Porque mujeres también somos las que estamos condenadas a la esclavitud sexual, a las violaciones, al trabajo forzado, a la violencia doméstica, a parir hijos sin quererlos, a mantenernos sin educación...
Porque mujeres también somos las que estamos condenadas a la esclavitud sexual, a las violaciones, al trabajo forzado, a la violencia doméstica, a parir hijos sin quererlos, a mantenernos sin educación...
No hay comentarios:
Publicar un comentario