1. Una persona que me quiere me manda un mail que en el que me dice: ja ja ja... eres miembro de mesa. Felizmente que me quiere. Yo, como toda ciudadana paso por varias etapas emocionales. Primera: furia; segunda: shock; tercera: resignación; cuarta: prenderle la vela a Sarita Colonia, la Beatita de Humay y las almitas del purgatorio porque finalmente había salido como Segundo Miembro Suplente y claro, en las probabilidades de que tuviera que quedarme había un porcentaje a mi favor...
2. Voy a recoger mis credenciales. Me dicen que tengo que asistir a una capacitación un sábado a las 7 de la mañana. Mmmmm! Qué flojera, sabádo... Señorita, ¿y es obligatorio? ¿No me basta con leer mi librito de instrucciones? Ella, bien tranquila y la verdad que en muy buena onda me contesta: No se preocupe, la pueden capacitar en su casa si usted considera necesario. No me queda más que aplaudir haberme encontrado con alguien humano, cálido y se siente en el ambiente que la personas de la ONPE muestran un excelente disposición y ganas de ayudar.
3. Habiendo consumido todas las oraciones y velas, lo primero que hago es preparar mi lonchera compartida: galletas, fruta, vasos descartables, coca-cola... Cartera en mano con mi termo de café, mi libro -por siaca-, lapiceros, etcétera. Voy caminando hacia mi centro de votación, y noto las calles vacías, el frío de esta mañana es especial... Llegué, me ubiqué y subí al aula; en ella estaban dos mesas de diferente numeración. El ambiente tranquilo y en mi mesa: tres caballeros casi ya listo para proceder a la instalación, junto con un miembro de la ONPE. Al identificarme el Presidente de Mesa inmediatamente me dice: Gracias por venir, votas y te vas porque estamos completos. LO AMÉ... El primer suplente en ese momento me dice: ¿No te provoca quedarte?, sonrisa de ambos inmediata: la mía de felicidad y la de él, de resignación. Sin embargo, ofrecí quedarme para ayudarlos un buen rato en la instalación de la mesa, la revisión del material, contener la curiosidad de las personeras, doblar las servilletas para limpiarse el dedo.... La verdad que pasé una hora y media de lo más entretenida.
4. Mi lonchera se quedó, yo me fui. Lima decidió. Sarita Colonia, Beatita de Humay y almitas del purgatorio... Ustedes mismas son!!!!!
1 comentario:
Muy inspirados tus recientes publicaciones, me encantaron!
Cecilia
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