Hace unos días se generó una polémica (por llamarlo de
alguna manera) en las redes sociales. Una famosa librería ofreció un 20% de
descuento en Novela Romántica y Libros de Autoayuda por el Día de la Mujer…
pisó el palito. Le llovieron un mil de comentarios. Infeliz comentario desde
luego.
¿Qué hizo rabiar al público? Puesto lo evidente: el
estereotipo.
Más allá de las estadísticas de ventas, creo las mujeres
siempre han leído de todo, públicamente o a escondidas. Lo curioso es que
muchas de ellas no leen porque literalmente no tienen tiempo, entre sus
ocupaciones laborales en la calle y las mismas en casa, caen rendidas a su cama
y a veces, para irse desconectando del mundo prenden la tv o revisan una
revista. Ojo, lo mismo pasa con los varones.
No estoy, hoy, haciendo una defensa al no-lector. No
obstante, lo ocurrido me lleva a una pregunta que trataré de contestar con la
pura intuición y basada en lo que sé que están leyendo algunas amigas mías.
¿Qué leemos las mujeres?
Pues de todo. Las hay aquellas que consumen lo último que ha
aparecido en la mesa de entrada de su librería preferida. La última novela de
Cueto, la de Roncagliolo, de tratarse de autores peruanos. Las hay aquellas que
se van por el best seller de los últimos tiempos y se deleitan con las relaciones
sadomasoquistas de Grey. ¡Bien por ellas! Las hay aquellas que revisan un libro
de cocina de este o un siglo anterior. Las hay aquellas que leen la revista
PODER y reflexionan sobre la realidad económica de nuestro país. Las hay
aquellas que vuelven a revisar su novela preferida. Las hay aquellas que estarán leyendo el último libro de Alan García.
Las que leen la Biblia todas las noches. Las que leen libros de crianza. Las
hay aquellas que leen biografías de mujeres u hombres célebres. Las que leen
textos de filosofía para seguir indagando por el porqué de la vida. Las hay aquellas que leen un cuento de niños a
su hijo antes de dormir, y se duermen ellas leyendo….
Tenemos libros en la mesa de noche, en la cartera para los
tiempos de espera, libros en la cocina, en la sala, en el comedor, lectura en el baño, en el carro resultaría
peligroso porque te podrían agarrar desprevenida
y romperte la luna -podría resultar ideal si te toca estar en la Av Javier Prado
a las 6 pm-.
Las mujeres leemos señores, y leemos bien. A pesar de
habernos mantenido por siglos relegadas a la educación. Las mujeres sabemos
leer.
Yo estoy leyendo “El insólito peregrinaje de Harold Fry”,
por segunda vez “El mono desnudo” y ambos me autoayudan.
Y tú, ¿qué lees?
1 comentario:
Te leo a ti, con la ayudita de tecnologia, y siempre me sorprendes. . .!
Y tambien leo cuentos. . .y cuento los dias para que Naemi dependa menos de mi y regresar a mis libros. . !
Carito
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