miércoles, agosto 21, 2013

Mariposas en el estómago

El viernes fue una noche completa. Abrigada por el calor de los buenos afectos lanzamos al mundo un maravilloso proyecto. Aquí, les dejo las palabras que debí leer esa noche.... y solo sirvieron de guía para todo lo que dije. La emoción me embargó...


La sensación de sentir mariposas en el estómago aparece en un momento de emoción profunda. Cuando el chico que te gusta te mira; cuando escuchas una canción especial, cuando alguien te espera. Cuando recibes la llamada tan deseada, cuando nace tu primer nieto, cuando vas a viajar al lugar soñado. La gran mayoría de personas contestaría que la ha sentido cuando se ha enamorado. Por ejemplo, una noche como esta hace exactamente veinticinco años sentía mariposas en el estómago porque me estaba casando.  Hoy, las mariposas regresan  con la misma intensidad.

Poco más de cinco años atrás empecé a publicar en el Blog: enpuntomuerto. Una suerte de cuaderno de bitácora en el que iba colocando reflexiones sobre diferentes aspectos de la vida. Confirmé lo que muchos saben: escribir es terapéutico. Todo aquello que me daba vueltas en la mente buscaba encontrar su propio espacio, y ese lugar virtual me dio cabida para poner expresarme como hasta ahora lo sigo haciendo. Por eso, cuando Anamaría me propuso este proyecto comprendí que los espacios de expresión siguen siendo innumerables y creativos.

Publicar un libro como este tiene un valor no solo personal sino familiar: me ha hecho regresar a mis orígenes. Algunos de ustedes recordarán que mis hermanas y yo crecimos con un padre devoto de la fotografía. Mi memoria lo eterniza con una cámara colgada al cuello o pasando sus tardes libres viendo sus slides, organizando sus fotos con la misma vocación con la que se dedicaba a la cirugía. Yo, una niña eternamente curiosa y asombrada,  no dejaba de preguntarme cómo se podía capturar una imagen y luego reproducirla como si fuera un acto de magia.

PALABRA VIVA ha resultado ser un acto de magia y de aprendizaje  El proceso de escoger textos y buscar la foto adecuada fue placentero y  a la vez laborioso. Tuve la suerte de tener a mi lado a una gran maestra. Con Anamaría he aprendido a ver de otra manera. A sentir la imagen, percibir texturas, apreciar la  luz y el color… entre mil y un detalles que me han ayudado  a ingresar de lleno a este mundo que observaba con asombro desde niña. La maga: Anamaría.

Escribir y tomar fotos pertenecen a esos procesos que en esencia se realizan en solitario. Pero cobran un valor cuando se comparte con el otro. Este es un libro donde ambas compartimos nuestros afectos, nuestro asombro y como buenas mujeres, nuestra curiosidad. Una conversación entre foto y texto que ha partido de las propias vivencias: como hijas, como madres,  como esposas, como profesionales, como amigas, como mujeres. Una conversación que recoge los detalles, los recuerdos, el pasado y  el presente. Así, lo vivido no se pierde, no se olvida. ¿Dónde quedaría nuestra historia sin textos, sin imágenes?

No puedo terminar sin agradecer a todas aquellas personas que estuvieron a mi lado en  esta aventura. A Anamaría, generosa y directa. A Viva, amiga, consejera, confidente,  que por esos azares de la vida ha sido siempre el vínculo más importante entre su madre y yo.  A Juan Carlos por estar a mi lado y ser el primero en apoyar cada uno de mis sueños, a Micaela y Alejandro por ser mi leit motiv. A ustedes por acompañarnos con su calor en una fría noche de agosto.

1 comentario:

@ido__ido dijo...

yo quiero mi ejemplar firmado en Octubre!!!! :-)

Congrats por el libro!!