martes, febrero 25, 2014

Poesía, viva y eterna

Me preguntaron el otro día cuál  era mi poema favorito. No pude tener una respuesta inmediata. Creo que como les pasa a muchos, siento la poesía como la música. No tengo de primera mano una única canción favorita. De las que me gustan, me quedo con aquellas que me llevan temporalmente a algún lugar. De las que van llegando a mi vida voy guardando un nuevo registro, haciéndolas mías.
De niña, recuerdo un poema que recitaba con gran vocación y entusiasmo mi tío Víctor: "Verde que te quiero verde..." de Federico García Lorca.
Uno de los primeros libros "anchos" que recibí una Navidad tal vez al inicio de la pubertad fue una Antología llamada "Hablemos de amor". Me la leí íntegra de ida y de vuelta. Ahí estaba ese poema  del que escribí alguna vez " El seminarista de los ojos negros". En esa época temblé con Bécquer "Por una mirada, un mundo..." contemplo con cariño y nostalgia esa adolescencia en soledad en la que soñaba con un primer amor. No podría decir hoy que ambos estén entre lo preferido
Al conocer al chico que sería mi gran compañero leía una y otra vez poemas que trataban de amor y desamor. Me deleitaba (y lo sigue haciendo) algún soneto del español Garcilaso de la Vega como también los poemas maravillosos de Pedro Salinas. Obviamente, el descubrir a Benedetti y su sencillez fue algo que me marcó para siempre. De hecho durante mis estudios leí y analicé miles de poemas. De todo tipo, viscerales, sensibles, barrocos, surrealistas, indescifrables, simples, cursis, eternos...
Hay poemas rebuenos muy manoseados o poemas que no lo son tanto elevados a lo sublime. Cada uno tiene los suyos, aunque para los doctos sean cliché... qué importa. ¿Cuál es el problema?
Hoy me topé, de pura casualidad, con un poema ya conocido por mí. Lo leí a los dieciocho años y me pareció duro por lo real. Me lo sigue pareciendo, por eso creo que me gusta. María Elena Cornejo..

SOY LA MUCHACHA MALA DE LA HISTORIA
soy
la muchacha mala de la historia,
la que fornicó con tres hombres
y le sacó cuernos a su marido.
soy la mujer
que lo engañó cotidianamente
por un miserable plato de lentejas,
la que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril,
soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama.
soy
la muchacha mala de la historia.

No hay comentarios: