martes, diciembre 16, 2014

Tema tabú

Antes de empezar a leer este post, advierto lo que encuentren aquí será pura crudeza, incluso irreverencia. Hoy hablaré de  la muerte, mil disculpas adelantadas si aun así lo leen y se sienten afectados: les advertí, educadamente y con cariño. So sorry!

1.
El culto a la muerte siempre me ha parecido extra dimensionado. Pero somos mortales y como seres humanos desde tiempos ancestrales tenemos la tendencia a rendirle culto al cuerpo que queda, cuando la vida ya no está.

2.
Así como hay “wedding planner” en algunos velorios me he percatado de que también hay “funeral planner”. Un caballero elegantísimo y educado que te va guiando durante el trance, se encarga de todo. Incluso te indica dónde debes sentarte a la hora del responso religioso (léase católico). No es un maestro de ceremonias pero permite que pongas toda la organización en sus manos. Tú solo sufre… yo me encargo del resto.

3.
Hace unas décadas atrás, en casa de un amigo, vi un álbum de fotos en el  que estaban las del velorio de su padre. Me pareció terriblemente escalofriante. Recuerdo que me dio ataque de risa, entre nervios, miedo, burla y pena. Sin embargo, debo reconocer que fue un adelantado a los tiempos que corren. Hace poquísimo he visto cómo una familia se tomaba una foto al lado de un columbario para colgar a imagen en Facebook… sobran comentarios: la gente está loca.

4.
“No hay muerto malo”. Sería genial escuchar esas elegías que a veces se hacen en los velorios una realista. A mí me hubiera encantado hacer una real, especialmente cuando escuché frases halagüeñas que eran de espanto.

5.
No creo en el culto a los muertos. Creo que en la memoria, creo que lo que llevo en el corazón, nada más. Mis muertos seguramente siempre extrañarán mi visita, pero como no creo en sus cuerpos no me hago problema. Pienso en ellos, los convoco en mi mente y con eso me basta.

6.
Creo que todos, internamente, tenemos una idea clara de qué queremos que hagan con nuestro cuerpo cuando nos vayamos de este mundo. Usamos ese verbo “ir”. Por tanto, estamos conscientes de que nos vamos NO nos quedamos. Algunos se lo contamos a nuestros parientes cercanos, sin llegar a saber si respetarán nuestra voluntad. Es solo una “wish list”, como la lista navideña.

7.
El muerto no tiene voluntad. Al final harán con él lo que los sobrevivientes quieran. El padre de un gran amigo que era médico, quiso que su cadáver fuera donado a la Facultad de San Fernando para que lo utilizaran los estudiantes. No le recibieron el cuerpo; las autoridades universitarias lo consideraron una falta de respeto. ¡No se pasen!

8

Dicho lo anterior,  cuando me vaya de este mundo quiero que me cremen pero mis hijos ya saben que no echarán las cenizas al mar, porque estar rodeada de agua me crea angustia. Sin embargo, qué importa, nunca me voy a enterar. Sin embargo, por historias vividas y porque no quiero que se queden físicamente conmigo de ninguna manera, espero que saliendo del crematorio y en su camino hacia sus casas, abran la ventana y rieguen ese cuerpo que me perteneció por los aires….

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