
Sí creo en Dios, pero no en aquél que me quisieron enseñar toda mi vida, un Dios represivo, castigador, castrador, etc. etc. Mi educación religiosa fue el resultado de crecer en un ambiente familiar parcialmente religioso (madre sí/padre no) un colegio de monjas y curas que nos obligaban a confesarnos una vez al mes rigurosamente. Leer en misa, cantar en el coro del la iglesia con guitarra en la mano, recoger la limosna, en fin cuasi cuasi una vida monástica. Ésa era yo.
Al entrar a la universidad e ir descubriendo otras formas de pensar, me empecé a alejar de la Iglesia, y aquí me refiero a la Institución. Sin embargo, no sentía que Dios se hubiera alejado de mi vida. Descubro en ese entonces, sentimientos ambivalentes que creo son comunes entre miles de personas: creo en Dios, pero la Iglesia me aleja de ÉL.
Con mayor lectura, filosofía, sociología, antropología, etc. etc. uno va haciéndose preguntas más profundas; empieza a tomar posturas más cuestionadoras frente a ciertas instituciones que van confirmando que no evolucionan con los tiempos. Por ejemplo, qué diantres le debe importar a la Iglesia cuál es mi método anticonceptivo, por ejemplo.
Entonces tomas decisiones: puedo vivir sin la Iglesia pero Dios vive en mí. Y sin embargo, ¿dónde está cuando este mundo anda patas arriba y predominan sentimientos mezquinos? ¿dónde está cuando el ansia de poder destruye el mundo? ¿es todo resultado del famoso "libre albedrío"? Claro que para la Iglesia termina resultando un principio muy cómodo. "Dios te dio libertad, tienes que saber usarla, y punto" Cómo le dices eso a la mujer a la que se le muere el hijo en brazos, al hijo que ve a su padre atravesado por una bala, y ahí dudo. Aunque Descartes diría: 'Dudo, luego Dios existe". Pensamiento que se une a la siguiente idea que leí hace poco:
Debemos dudar. Mientras más dudes, más maravilloso ha de ser tu despertar. Si dudas poco, tu despertar será mediocre. Y si no dudas ¡nunca despertarás!
Y yo me quedo en esa nebulosa de la duda. Quiero creer dado que hay cosas que me pasan y que suelen estar más allá de mi entendimiento, y que definitivamente no son atribuibles al destino…