El círculo vital de todo ser humano, y creo que sin equivocarme de todo ser vivo, resulta irónico e injusto. Vamos del origen, a la plenitud y luego al deterioro: esto por abreviar los titulares. Sobre ello, la ciencia lucha, el ser humano se niega y se convence de que puede retener el tiempo artificialmente, pero al fina: es un fracaso. Todos terminamos en un obvio estado deplorable. Soy cruda, pero soy realista.
La ficción ha pretendido reflejar el idea de hacer un ciclo al revés: del deterioro, pasar a la plenitud y luego al origen. Tengo tres ejemplos para ello: el cuento Viaje a la semilla de Alejo Carpentier -narración magistral por cierto-, un texto que creo que lo escribió Benedetti que termina diciendo que la vida debería terminar en un gran orgasmo y luego, la producción hollywoodense El extraño caso de Benjamin Button. Las tres justamente dejan como una suerte de lección que el ciclo debería funcionar completamente al revés. Podríamos hablar tal vez de un error de la naturaleza...
La vejez es una degracia. Efectivamente pareciera que es el momento en el que algún dios travieso y sarcástico decide reírse de la soberbia humana y convierte a todos por igual en seres que terminan su vida con una serie de sentimientos encontrados: frustración, dolor, incapacidad, el sentirse una carga, culpa, miedo, resignacíón, cólera, y una eterna tristeza.
Siempre me han molestado los eufemismos, siempre me ha molestado que no seamos capaces de enfrentar la muerte y la vejez como un proceso desgraciado -pero natural- de la vida, especialmente esta última. Sí pues! La vejez es una mierda...
Ese tema de que en algunas civilizaciones, tribus o algún lugar del planeta los viejos son venerados por su sabiduría, etcétera, etcétera termina siendo en el mundo occidental una suerte de leyenda urbana. Porque una vez que el cuerpo, la maquinaria tan perfectamente creada por Diosito o la naturaleza empieza a fallar y no hay solución comenzaron los problemas. Debo aclarar que aquí no hablo de patriarcas, no hablo de personajes que con mucha suerte llegan a los noventa años y están enteros. Me saco el sombrero por ellos y envidio sanamente su estado.
Yo pienso, yo pregunto: si los científicos son tan pero tan capos para inventar tantas cosas cuándo llegará el día en el que el ser humano tenga un chip que uno pueda simplemente desconectar cuando vea que el ciclo está a punto de acabarse y es mejor retirarse con la frente en alto...
Tema polémico.
1 comentario:
Me parece que fue Quino y no Benedetti... pero podría equivocarme.
Y gracias por llamarnos capos,¡pero los científicos metemos la pata! ¡Mucho! ¿Y si el chip se activara por error?
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