Muchos hombres fueron (y lo siguen siendo) criados bajo la premisa “los hombres no lloran” –porque ese terreno es exclusivo de las mujeres, evidentemente-. De hecho, debe ser uno de las mayores represiones comunes que además genera un estrés de la patada y por esta razón, está científicamente comprobado que justamente por eso las féminas sufren de menos males cardiacos que los varones.
El ridículo prejuicio- como suele ser- de mostrar el lado vulnerable del macho lo convierte, en ciertas, situaciones en un bloque de hielo poco sensible y generalmente, reprimido. La idea tampoco es que vaya por la vida con una labilidad incontrolable –cosa que injustamente me permito considerar un defecto- porque claro: ya estaríamos cayendo en la frontera del patetismo. Si ya una mujer llorona es poco soportable y provoca la burla de los demás…
Curiosamente, se dice que el mundo interior femenino es más entreverado que el laberinto del fauno (plata les apuesto que lo dice algún caballero); no obstante, creo que habría que considerar que el mundo interior masculino lo es más puesto que no suele exteriorizarse y la fachada que suelen mostrar es como la punta del iceberg: no logramos ver su verdadera dimensión.
La psique masculina se ha estereotipado con temas como el sexo, reconocimiento social, el trabajo, el macho alfa, entre los más destacables. No obstante, hay temas más importantes, sensibles y ocultos que se quedan en el baúl y que de hecho les pasan la factura; tal vez más que los elementos anteriores. ¿Dónde quedan las penas, las frustraciones amorosas, las pérdidas, las pataletas?
¿Cuándo vemos a un hombre llorar con una película, con un libro, con una obra de arte, con el amor? ¿Es la muerte, la única capaz de desgarrarle el corazón y exprimírselo de tal manera que vierta lágrimas por el ser que deja esta jornada? ¿Es tal vez, el alcohol el que puede lograr desinhibir su alma y lograr que baje la guardia y muestre su vulnerabilidad desnuda?
No obstante, creo que no hay nada más conmovedor que ver un hombre llorar. Y lo estoy diciendo en serio. Porque cuando un hombre llora, lo hace con fundamento.
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