jueves, abril 29, 2010

Visiones callejeras


No puedo evitar criticar a quien debería cuidarme, pero últimamente paro pensando en dos detalles que han llamado la atención en los últimos tiempos cuando observo el comportamiento del policía común en la calle.

Escena 1

¿Veo un policía cuidando la ciudad? ¡Sí! Pero hablando por celular. ¿Estará atento para ponerme a salvo de los delincuentes? ¡Sí! Pero hablando por celular. Será diligente dirigiendo a la población chequeando que no ocurra ningún accidente?¡Sí! Pero hablando por celular. ¿Habrá alguno por ahí ayudando a las viejitas a cruzar el maldito tráfico? ¡Sí! Pero hablando por celular. Nuestros policías (al menos un buen porcentaje de ellos) no son como aquellos que nos venden las series norteamericanas: toman café y comen “donas , los policías peruanos tomarán chicha, comerán butifarra, pero por sobre todas las cosas: hablan por celular.

Escena 2

Av. XXXX 7:45 am sumergida en la marea bulliciosa de un hora de las veintidós “hora punta” que hoy por hoy tiene el tráfico limeño (y que seguramente cualquier ciudad que se respete). Escucho un silbato, y mi esperanza se traduce en pensar que tal vez un policía está supervisando la fluidez del tráfico y por ello, está cumpliendo con su rol de poner “cosmos” en el “caos”. Fijo mi mirada en la policía (femenina) que, rica y apretadita, me dice que avance alentándome con la palma de su mano. Fijo mi vista en el semáforo sobre ella y veo luz verde. Siguiente semáforo: luz roja, otra policía me detiene y así per secula seculorum los guardianes de la ley me van a decir lo mismo que aprendí desde niña: verde para avanzar, rojo para detenerse. ¡Condorito, por favor ayúdame a exigir una explicación!

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