gracias Vero
Les dejo un artículo sumamente interesante sobre las bondades terapéuticas de la lectura. Para algunos puede ser redundante, para otros... un descubrimiento. En todo caso, el artículo es entretenido y se deja leer.
La lectura es un buen remedio para olvidar la realidad, o al menos para buscar un buen refugio de lo que esta última a veces no muestra amenazadoramente... hoy es un buen momento.
Antídoto contra la depresión, la lectura
Por: Eugenia Correa, el 24 de mayo de 2011
"Desde niña me gustó leer. Un gusto que no adquirí precisamente leyendo el Cantar del Mio Cid que era obligatorio en la escuela, mi gusto por leer comenzó al leer series de cuentos para niñas, como el Club de las Babysitters o novelas como La Princesita y El Jardín Secreto. Supongo que fue el equivalente a hoy en día comenzar leyendo Harry Potter o novelillas sobre vampiros. Conforme crecí mi apetito literario cambió y aquellos, tal vez para algunos, banales libros, me llevaron a buscar lecturas más retadoras. Por eso hoy, aunque no considero a Potter una lectura obligada ni mucho menos, aprecio el trabajo que ha hecho enganchando a cientos de niños y jóvenes en el vicio de las letras.
En lo personal, tiempo después me incliné por lecturas menos "ligeras". Durante la época más dura de mi adolescencia me relacioné casi obsesivamente con Dostoievsky y con Sartre; ahí me llevó, supongo, mi carácter ya un tanto predispuesto a aceptar una visión más dionisiaca y menos apolínea de la vida. Por muchos años pensé que a esa segunda etapa en mis gustos literarios se debía que me hubiera vuelto una joven que se sentía siempre perseguida por una nube gris, que haberme adentrado en esos rincones de la mente humana me había hecho más dura por no decir hasta cínica. Pero hoy me doy cuenta que esas lecturas, que imprimieron mi carácter y a la fecha sigo admirando seriamente, más allá de hacerme una persona oscura, algo que ya no me considero, quizá me salvaron la vida.
Según una nota publicada por el diario inglés “The Independent”, un estudio en Estados Unidos descubrió que aquellos adolescentes que privilegian la lectura por sobre otras formas de entretenimiento mediático tienden a sufrir menos de depresión - entre los medios que se compararon fueron televisión, cine, música, video juegos, Internet, revistas, periódicos y libros. De esto se observó que un adolescente que prefiere escuchar música que leer está 8.3 veces más predispuesto a sufrir de depresión severa que un joven que prefiere entretenerse leyendo.
Y es que de acuerdo con el estudio no importa tanto qué sea lo escuches o leas. Lo que hace a la lectura un antídoto contra la depresión es el acto mismo de leer, pues sin importar si estás leyendo El Guardián entre el centeno o Potter o Crepúsculo, la lectura es una actividad que ocupa mucha energía mental lo que impide que se caiga en una depresión más severa. Un joven que está muy deprimido no puede siquiera leer, mientras que otro, aun si puede sentirse triste, o hasta estar viviendo una tragedia como experiencia vicaria a través de un personaje literario, al estar llevando a cabo el acto de lectura no se permite llegar a un nivel de depresión tan bajo, tiene la mente ocupada, explica el doctor Brian Primack, autor del estudio, en una nota para "The New Yorker".
Esto, por supuesto, no significa que hay que dejar de escuchar música o evitar los video juegos, a mi parecer simplemente nos está mostrando que la lectura sigue siendo un hábito de vital importancia que debemos seguirnos esforzando por cultivar tanto en jóvenes como en adultos. "
Por: Eugenia Correa, el 24 de mayo de 2011
"Desde niña me gustó leer. Un gusto que no adquirí precisamente leyendo el Cantar del Mio Cid que era obligatorio en la escuela, mi gusto por leer comenzó al leer series de cuentos para niñas, como el Club de las Babysitters o novelas como La Princesita y El Jardín Secreto. Supongo que fue el equivalente a hoy en día comenzar leyendo Harry Potter o novelillas sobre vampiros. Conforme crecí mi apetito literario cambió y aquellos, tal vez para algunos, banales libros, me llevaron a buscar lecturas más retadoras. Por eso hoy, aunque no considero a Potter una lectura obligada ni mucho menos, aprecio el trabajo que ha hecho enganchando a cientos de niños y jóvenes en el vicio de las letras.
En lo personal, tiempo después me incliné por lecturas menos "ligeras". Durante la época más dura de mi adolescencia me relacioné casi obsesivamente con Dostoievsky y con Sartre; ahí me llevó, supongo, mi carácter ya un tanto predispuesto a aceptar una visión más dionisiaca y menos apolínea de la vida. Por muchos años pensé que a esa segunda etapa en mis gustos literarios se debía que me hubiera vuelto una joven que se sentía siempre perseguida por una nube gris, que haberme adentrado en esos rincones de la mente humana me había hecho más dura por no decir hasta cínica. Pero hoy me doy cuenta que esas lecturas, que imprimieron mi carácter y a la fecha sigo admirando seriamente, más allá de hacerme una persona oscura, algo que ya no me considero, quizá me salvaron la vida.
Según una nota publicada por el diario inglés “The Independent”, un estudio en Estados Unidos descubrió que aquellos adolescentes que privilegian la lectura por sobre otras formas de entretenimiento mediático tienden a sufrir menos de depresión - entre los medios que se compararon fueron televisión, cine, música, video juegos, Internet, revistas, periódicos y libros. De esto se observó que un adolescente que prefiere escuchar música que leer está 8.3 veces más predispuesto a sufrir de depresión severa que un joven que prefiere entretenerse leyendo.
Y es que de acuerdo con el estudio no importa tanto qué sea lo escuches o leas. Lo que hace a la lectura un antídoto contra la depresión es el acto mismo de leer, pues sin importar si estás leyendo El Guardián entre el centeno o Potter o Crepúsculo, la lectura es una actividad que ocupa mucha energía mental lo que impide que se caiga en una depresión más severa. Un joven que está muy deprimido no puede siquiera leer, mientras que otro, aun si puede sentirse triste, o hasta estar viviendo una tragedia como experiencia vicaria a través de un personaje literario, al estar llevando a cabo el acto de lectura no se permite llegar a un nivel de depresión tan bajo, tiene la mente ocupada, explica el doctor Brian Primack, autor del estudio, en una nota para "The New Yorker".
Esto, por supuesto, no significa que hay que dejar de escuchar música o evitar los video juegos, a mi parecer simplemente nos está mostrando que la lectura sigue siendo un hábito de vital importancia que debemos seguirnos esforzando por cultivar tanto en jóvenes como en adultos. "
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