martes, enero 15, 2013

Bitácora de emociones


Después de haber estado tres semanas fuera de mi ciudad, seguramente muchos esperarán que haga una crónica de la aventura que ello supuso. No obstante, me resulta complicado resumir 21 días en un post y doblemente complicado hacer una suerte de cuaderno de bitácora para ir contando qué es lo que viví en cada lugar. De ahí que haya decidido hacer una muestra de lo que he considerado impactante, aquello que logró estremecerme por encima de lo esperado.
Los he colocado en una suerte de ranking… aunque podría empatar un par.
Arte greco-romano: no crean que llegué hasta Atenas… No obstante ese es un trabajo que me resolvieron los museos. El arte siempre me ha atraído, pero me ha llamado la atención por encima de la pintura clásica (que me parece espectacular) la escultura. Estos señores eran unos capos y una cosa es con guitarra y otra con cajón. Con los pocos elementos (tecnología que le llaman) que ellos tenían, son unos maestros en sacarle ESAS formas al mármol. Desde Grecia antigua hasta el Renacimiento italiano. Fascinación total, verlo en vivo y en directo.
Bóvedas y bóvedas: Es complicado hacer turismo mirando hacia arriba. Yo acabé con dolor de cuello. Qué fascinación por los techos, por favor! Me he preguntado: sería porque estos estaban más cerca de Dios? Sería porque era una obligación mirar al cielo? Sería que la gente pasaba más tiempo echado? O qué?
Nacho, el mozo escritor: En Año Nuevo, junto con nuestras grandes compañeras de viaje (Patti y Raquel) decidimos que como los chicos se iban a Plaza Cataluña a recibir el nuevo año, nosotros iríamos a cenar a algún lugar con un plan más tranquilo. En el Hotel nos recomendaron “De Ville”, un restaurant que estaba a pocas cuadras para ir caminando. Juan Carlos, al darse cuenta de que era argentino (era re-obvio) le preguntó que cómo así estaba en BCN y nos empezó a contar que era escritor y su esposa pintora. Ya se imaginan con quién terminó hablando casi toda la noche…. Qué gusto me dio conocer a un joven lleno de proyectos concretos, entusiasmado por el arte de escribir, luchador y con buena onda para hacer las cosas. Increíble! Lo más increíble fue que era de la misma Provincia de mi amiga María de los Ángeles Buceta con quien he tenido la suerte de hacer el Blog “Embriagados de Literatura” en el que nuestros alumnos de Perú y Argentina intercambian comentarios literarios.
La Torre Eiffel a las 11 pm vista desde abajo: Impactante. La verdad es que no me lo imaginé. Yo era un poco escéptica a la fama de esta construcción y si bien, siempre he creído que a veces ciertos lugares turísticos reciben una valoración sobredimensionada, debo decirles que me tragué mis palabras. Estando al lado de una de las bases, levantar la vista es increíble. Las toneladas de fierro iluminado sobre mi pequeñez… me  hicieron sentir más pequeña todavía. Solo pude mirar dos veces, en el tercer intento tuve un vahído… demasiada emoción.
La convivencia: El viaje tuvo dos partes. Los primeros 10 días éramos seis, nosotros cuatro y las Voss Carcelén. Los viajes en grupo tienen sus riesgos. O son exitosos o son un desastre.  Cada uno tiene su “timming” sus gustos, sus costumbres. En la primera parte fuimos seis adultos que nos juntamos con mucho cariño, tolerancia y sobre todo, sinceridad. Si alguien no quería incluirse en el plan, pues no lo hacía. Conclusión: un éxito.  Cuando nos despedimos de las Voss, buscamos un punto medio. Estoy totalmente consciente y agradecida de que en la mayoría de situaciones los “puntos medios” trataron de inclinarse a mi favor. He sentido que todos buscaron “mi bien” antes que la de ellos mismos. Conclusión: feliz!!!
5*****
La Catedral de Santa María del Mar. Hace algunos años, mi gran amigo Hernán Lanzara me prestó la novela “La Catedral del Mar”, en ella se contaba la gran empresa de su construcción durante la Edad Media. Desde que la leí soñaba con conocerla puesto que en el viaje anterior no lo había hecho (y el libro no se había escrito). El 25 de diciembre, Micaela nos llevó. La Catedral que se ubica en el Barrio Gótico estaba cerrada, mucha gente alrededor (al igual que yo esperaba que la abrieran, cosa que no pasó). Mientras tanto, de la mano de Juan Carlos empecé a mirar la fachada y poco a poco, me fue invadiendo un sentimiento de ansiedad, felicidad, melancolía, tristeza y alegría. Pensé mucho en mi mamá… en la felicidad de tener a un hombre enormemente bueno a mi lado, en mis hijos, en las personas que me quieren bien y me aceptan como soy, y en plena calle las lágrimas empezaron a caer en mis mejillas. Me abracé a Juan Carlos y sin vergüenza ahí mismo me dejé llevar por la emoción. Me sentía bien, muy bien.
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también he leído "La Catedral del Mar" y me encantó! Desde que la leí he soñado con conocerla. Espero que algún día pueda ir y que sea una experiencia tan linda y emocionante como la tuya! Te mando un beso enorme!! Francesca Lavaggi