jueves, octubre 18, 2007

No los tires contra la pared: seguirán siendo sapos!


No existe el maravilloso sortilegio de ese cuento infantil de "La princesa y el sapo encantado" o "El príncipe sapo". Metáfora genial que podría ser interpretada como que las mujeres somos capaces de cambiar a cualquiera: cambiar a un sapo y volverlo un príncipe. De hecho, cuando digo príncipe ya estoy visualizando a un "cuero", educado, culto, buen amante, capaz de cumplir todos tus deseos y estar pendiente de ti en todo momento. NO EXISTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, Ubícate: N O E X I S T E. Para algunas quizás exista parcialmente, pero ya vinieron así nadie en particular los cambió. A las que se sienten atraídas por los sapos, les cuento que la condición de batracio es Ad eternum. Per secula, seculorum. "Aunque el sapo se vista de seda, sapo se queda".
¿Quién habrá tenido la genial idea de hacernos creer que podemos ser una suerte de Pigmalión con algún ser del género masculino? ¡Que me lo/a traigan!. Me imagino a ese sapo ya hecho hombre y me pregunto: ¿qué haría si viera una mosca? ¿se le haría agua a la boca? o ¿discretamente estiraría la misma lengua con la que le metió un buen chape a la princesa? y ¡zuácate! ¡mosca muerta...! Esa imagen me persigue... Se imaginan a una suerte de John Mayer, Orlando Bloom, GEORGE (Clooney por supuesto) saboreando a un bicho!!!! Ayuda, SOS: Gravol a la vena!!!!
Por ello, la elección de nuestro "príncipe" tenga mucho o poco de "sapo", deberá ser consciente, con la clara sensatez de que no habrá cambios (internos). No obstante, recuerden que sí pueden haber devoluciones, siempre las pueden haber... salvo que nos encariñemos tanto con los sapos que a pesar de cómo sean los querramos a nuestro lado. No lo estemos tirando contra la pared, porque en realidad lo que hacemos en ese momento es al revés: seremos nosotras las que nos estemos chocando contra la pared, luchando contra un muro de concreto pues queremos que el otro sea como nosotras queremos que sea y no como son realmente. NO LOS VAMOS A CAMBIAR!
Podrá "parecer"un príncipe, hasta puede que el pobre haga el intento, pero su esencia anfibia será la que predomine y tarde o temprano el hechizo se acabará y el estanque estará muy muy lejos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hay que besar a un montooon de sapos antes de encontrar al príncipe azul! jajaja