Por ello, todo profesor tiene el deber de evitar llegar a este punto:
- mirar a sus alumnos como si fueran inferiores.
- hacer todo lo que pueda para no poner una buena nota.
- poner una nota instantánea dependiendo del nombre del alumno y no de su esfuerzo.
- no tener su material actualizado y entregar hojas de hace 40 años.
- comparar.
- hacer una broma y llegar a humillar.
- no actualizarse.
- citar a los padres cuando al alumno le va mal, y nunca hacerlo cuando le va bien.
- comportarse como un alumno y después esperar tener autoridad.
- no aceptar sus errores
- juzgar e ignorar...
Duro. Como para pensar y generar una real y hasta dolorosa autocrítica sin rasgarse las vestiduras...Sin embargo, me tomo una pequeña licencia personal para hacer una réplica.
Lo que todo alumno debe evitar ... (con respecto a sus profesores)
- cruzarse con un profesor como si éste fuera transparente e ignorarlo.
- creer que el profesor invierte el tiempo en ellos porque recibe un salario por ello.
- hacerles sentir " pagan por un servicio".
- no valorar su conocimiento.
- no entender que también tienen sentimientos.
- creer que la vida es injusta solamente con ellos y no con los adultos.
- ser mediocres y que sus padres lo justifiquen.
Cometo muchos errores, "meto la pata" a cada rato, pero amo lo que hago. Gracias a ello he tenido la gran recompensa de tener (pasado y presente) alumnos maravillosos, completos, valiosos, geniales. Tengo alumnos que más que "luces que hay que encender" son antorchas que están dispuestos a emprender conmigo aventuras complicadas. Tengo exalumnos que son hombres y mujeres extraordinarios, exalumnos que también son profesores. Tengo alumnos "embriagados de literatura" con lo que me río, me molesto, reniego, bromeo. Ellos son mi alimento diario para seguir en la batalla y disfrutar a mi manera este día. Ellos, son los que valen la pena. El resto.... es silencio.
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