Periódicamente leo con mis alumnos fragmentos de los diarios que escribió José María Arguedas antes de morir. A raíz de ello, siempre surgen en mí ciertas preguntas que no terminan de resolverse y una suerte de cuestionamiento con sabor a duda ¿ por qué los publicaron?. Puesto que la lectura introduce al lector común en la ruta suicida de un hombre atormentado que desnuda públicamente sus miedos, dudas y debilidades.
¿Un suicida es un cobarde? ¿Un suicida es un valiente? ¿Cómo son esos últimos minutos en donde la desesperación o la pérdida de toda noción de realidad te llevan a tomar una decisión como ésta?
El tormento interior que se carga, que supone tomar la decisión de no seguir adelante, de no ver NINGUNA luz al final del túnel, de no tener alguien/ algo que nos motive aunque sea un poquititito y nos dé la fuerza por más débil que sea para continuar. Esa persona no tiene NADA, y qué rejodido es tener NADA, puesto que la soledad y la desesperación sentida deben dejar una oquedad inmensa en el fondo del alma de ese ser que prefiere desaparecer.
Yo no tengo respuesta de ser valiente o cobarde; sin embargo, no puedo evitar coincidir humildemente con lo que alguna vez dijo Oscar Wilde: el que se mata lo hace en defensa propia pues esa frase no puede ser mejor para definir la salvación que supone decidir hacerlo. Quitarse la vida supone un plan, por más arrebatado que uno esté, quitarse la vida en serio (no pedir auxilio a través de varios y varios intentos) es una decisión brava: no sé cuántos días debo esperar para irme entre los vivos dice Arguedas.
Y después de todo, al final para los que quedan una pregunta sin respuesta estará dando vueltas para toda la vida: ¿por qué?
¿Un suicida es un cobarde? ¿Un suicida es un valiente? ¿Cómo son esos últimos minutos en donde la desesperación o la pérdida de toda noción de realidad te llevan a tomar una decisión como ésta?
El tormento interior que se carga, que supone tomar la decisión de no seguir adelante, de no ver NINGUNA luz al final del túnel, de no tener alguien/ algo que nos motive aunque sea un poquititito y nos dé la fuerza por más débil que sea para continuar. Esa persona no tiene NADA, y qué rejodido es tener NADA, puesto que la soledad y la desesperación sentida deben dejar una oquedad inmensa en el fondo del alma de ese ser que prefiere desaparecer.
Yo no tengo respuesta de ser valiente o cobarde; sin embargo, no puedo evitar coincidir humildemente con lo que alguna vez dijo Oscar Wilde: el que se mata lo hace en defensa propia pues esa frase no puede ser mejor para definir la salvación que supone decidir hacerlo. Quitarse la vida supone un plan, por más arrebatado que uno esté, quitarse la vida en serio (no pedir auxilio a través de varios y varios intentos) es una decisión brava: no sé cuántos días debo esperar para irme entre los vivos dice Arguedas.
Y después de todo, al final para los que quedan una pregunta sin respuesta estará dando vueltas para toda la vida: ¿por qué?
4 comentarios:
¿El suicida es un valiente o es un cobarde? Buena pregunta. A mí a veces me parece un cobarde porque en la vida se necesita valor para salir adelante. En las pruebas que nos pone la vida, nos vamos fortaleciendo o debilitando. Algunos, las superan, otros no. Y el suicidio es la muestra máxima de no superación. No obstante, no puedo afirmar esto categóricamente. Como en tantas cuestiones del espíritu, cada uno es cada uno, y hay un sin número de posibilidades de ser. Quizás hay que ser valiente para dar un paso tan decisivo. Porque nada es más decisivo que la muerte. Quizás, como Arguedas y otros escritores que se suicidaron como Zweig,son personas con demasiada sensibilidad y esto les hace muy vulnerables para la vida. LALY
yo no categorizaría a un suicida no como cobarde ni valiente, porque fuera de todo yo creo que un poco de los dos tiene, sino como más bien una persona totalmente desesperada, que no encuentra otra salida y termina con obviar el instinto más fuerte que tenemos, el instinto a la vida, y de echo tiene que ser valiente en el segundo en el que lo hace, pero tambíen cobarde por no querer ver que enrealidad si hay otras salidas que son totalmente viables...
Yo creo que al suicida "literario" no se le puede encasillar en conceptos emocionales. El suicidio cuando es racionalizado, como lo hace Arguedas y muchos otros que cuentan su trayectoria hacia el suicidio, es fundamentalmente un acto pragmatico. Yo diria el pragmatismo extremo, donde se ponen en la balanza las perspectivas a futuro y se llega a la conclusion que el futuro no tiene un valor neto. Para mi esto es equivalente a la frase de Wilde.
Decir que un suicida no tiene NADA me parece un tanto melodramatico por que asume que no hay NADA que puede motivar a un individuo con una vida comun a no querer vivir. Es darle un valor infinito a vivir.
El suicida desesperado no cuenta su historia, y en este caso valores emocionales como cobardia o valor pueden tener alguna logica. Mas aun, locura o sanidad extrema tambien empiezan a ser parte de los adjetivos que uno puede usar.
No se si estoy ejercitando mi vocacion de ingeniero, pero yo creo que a los suicidas no se les puede agrupar en una sola categoria, sobretodo a los suicidas intelectuales quienes para mi representan probablemente la minoria mas elocuente de este genero de seres humanos...
Pepe
Es cierto que el suicida no está en un equilibrio emocional que nos permita juzgar REALMENTE si es valiente o cobarde -parados desde una medianamente ecuánime orilla-. Es cierto también, que hay seres humanos cuyo sufrimiento tiene como salida la muerte puesto que no llegan jamás a "levantar cabeza" a pesar de los innumerables intentos psiquiátricos y químicos: creo que ese fue el caso concreto de JMA.
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