Para una persona que le cuesta mandar mensajes de texto porque se ataranta con las teclas, para una persona que le cuesta manejar bien el mouse digital de una laptop, para una persona que no sabía cómo grabar un programa con su VHS, o como pasar la filmación a un cassette… El Facebook es realmente: un juguete nuevo. Para Juan, el FB es como aquellos trenes eléctricos con todas las estaciones que niños y niñas soñábamos tener alguna vez en nuestra lejana infancia. Juan tiene juguete nuevo.
Cada noche, el ritual de sentarse en el sofá, abrir la lap y decir: voy a ver mi FB, se ha convertido en una suerte de remanso espiritual en el estresado y agobiado espíritu de Juan. Es feliz viendo quién ha aceptado su “Solicitud de amistad”, preguntando dónde puede escribirle a X, qué es eso del Muro, qué es eso de Eventos… ¿qué es público? ¿qué es privado? Como regresa a las dos páginas anteriores en las que estaba, cómo hace para tener fotos… e inclusive: descubre amistades de su barrio de la infancia que ya daba por perdidas (algunas de las que María con tantos años de compañía no ha escuchado en tu vida!)
Juan cayó en las garras del FB, va contando cuántos amigos tiene, va disfrutando de ver las fotos de hoy y compara con el recuerdo que tenía de aquella amiga adolescente, que muchas veces debió quedarse en ese recuerdo… era idílico y poco realista. Cada noche, al reencontrar un amigo/a nuevamente, la frase “ala cómo ha cambiado!” se repite una y otra vez. El FB, el juguete nuevo que entró en su vida para quedarse.
2 comentarios:
y es que para tener FB no hay límite de época.
Tan viciosa estoy con el facebook que decidi suspendermelo una semana... veamos si sobrevivo
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