lunes, octubre 29, 2012

El alivio soñado

Creo que todos tenemos (más grande o más chico) un “dark side” un Lord Darth Vader, un diablillo dentro, o sea… para ser más filosóficos y estar a la moda somos Ying y Yang.

Por ejemplo, ¡no les ha provocado ahorcar a alguien, no les ha provocado meterle un “pollo en el ojo” a alguien que los esté atiendo, no han tenido unas ganas locas de agarrar a alguien por las solapas del saco y levantarlo al puro estilo Hulk. No se han tenido la fantasía de mandar a la mierda (sorry de nuevo) a algún funcionario privado o estatal y han tenido que meterse la lengua educadamente, poner su mejor sonrisa y ser pacientes para que su solicitud sea aceptada….?
Debe ser que estoy solicitando por quinta vez que Movistar se apiade de mí (Santa Movistar, que la estrella –star- que te alumbra, me alumbre a mí también…) y me instale mi Plan Trío. Ya quisiera yo instalarse otra cosa, pero sería una empresa quijotesca, porque no me alcanzarían todos los mollinos del mundo. En fin…
Como nada de lo que he dicho es posible, seguramente tendría que hacer una terapia de manejo de ira para no matar a nadie. Obviamente tampoco lo voy a hacer. No obstante, quisiera compartir con mi público lector una fantasía. NO es sexual, no se me emocionen, ESTA es compartible, pública y compartible al cien por ciento.
Yo no sé por qué, esta fantasía me persigue desde niña. Creo que había una serie gringa en la TV, de esas de humor… blanco y negro desde luego, que alguna vez me brindó una escena maravillosa:
Una mujer rabiosa, pero a la vez llena de humor, buena onda, estaba como diríamos en el argot criollo “recontra asada”. Su terapia: una torre gigantesca de platos blancos, redondos. Creo que eran tres torres de unos 100 platos cada una. ¿Adivinaron?
Tiraba, uno por uno, con una placer sano, catártico, desahogando totalmente sus oscuros sentimientos … contra una pared que deduzco (por la falta de color en la tv) era color ladrillo. ¡Qué placer! Cada plato un peso menos de encima. Y el “chash”, “pum”, “pow”, “chash” de nuevo, tintineaban en mi cabeza como una melodía maravillosa… ¡Qué Beethoven ni nada! Esos platos empotrados contra la pared era música para mis oídos…
¡Quiero! ¿Alguien me acompaña?

1 comentario:

noah dijo...

si pones el lugar...yo pongo los platos!