Uno de los temas que me choca más en Fiestas Patrias es la llegada del circo. Podría enumerar mil cosas más que también me erizan: el uso obligatorio de la escarapela, la parada militar, el desfile escolar, entre muchas más, … Y eso es totalmente ajeno a mi noción de peruanidad, por si acaso. Pero por sobre todo, tengo atragantado en la garganta el tema del circo.
Nunca me llamó la atención, por el contrario, fue una de las tantas torturas a las que me sometieron cuando era niña. Mi padre tenía la "buena suerte" de que siempre le regalaban un palco para la función del mejor circo que llegara a Lima y encima a él le encantaba, con lo cual quedé sometida a la tortura todos los años que se pudo…. (puaj!!!!!!!!!!! Gravol a la vena!)
Por destacar algunos aspectos. El tema de los payasos siempre lo he considerado patético: La dinámica de hacer reír es un arte y como tal hay que saber manejarlo, con pena, el no saber hacerlo lleva a estos pobres individuos a rozar con el patetismo. Odio a los payasos y todo bicho que se le parezca: su ropa, su maquillaje, su tono de voz, sus nombres (Tontolín, Cucharita, Pimpilín…) . Siempre me dieron pena, pero además un rechazo que hasta ahora no puedo explicar: tema de diván.
La presencia de los animales me parecía terrible: fieras enjauladas, osos con grilletes, elefantes que apestaban, perros amaestrados… fatal. Ese olor de excremento mezclado con algodón dulce y manzanas acarameladas..... sin comentarios.
Nunca me llamó la atención, por el contrario, fue una de las tantas torturas a las que me sometieron cuando era niña. Mi padre tenía la "buena suerte" de que siempre le regalaban un palco para la función del mejor circo que llegara a Lima y encima a él le encantaba, con lo cual quedé sometida a la tortura todos los años que se pudo…. (puaj!!!!!!!!!!! Gravol a la vena!)
Por destacar algunos aspectos. El tema de los payasos siempre lo he considerado patético: La dinámica de hacer reír es un arte y como tal hay que saber manejarlo, con pena, el no saber hacerlo lleva a estos pobres individuos a rozar con el patetismo. Odio a los payasos y todo bicho que se le parezca: su ropa, su maquillaje, su tono de voz, sus nombres (Tontolín, Cucharita, Pimpilín…) . Siempre me dieron pena, pero además un rechazo que hasta ahora no puedo explicar: tema de diván.
La presencia de los animales me parecía terrible: fieras enjauladas, osos con grilletes, elefantes que apestaban, perros amaestrados… fatal. Ese olor de excremento mezclado con algodón dulce y manzanas acarameladas..... sin comentarios.
La gritería colectiva, los aplausos, las cornetas, las risas, los vendedores de golosinas, el popular "señoras y señores, niños y niñas" . Insisto: Gravol again!!!!!!!!!!!!
No obstante, debo aceptar que sí disfruté alguna vez, de los acróbatas: volar por los aires ( y caer, claro está que en la red por si algo fallaba). Debe ser por eso que el único cuento que me gusta de Valdelomar es " El vuelo de los cóndores". Pero igual, siempre me terminaba desilusionando algún aspecto de esta situación acrobática, detalles tan tontos como ver que las mallas de las mujeres estaban descosidas o que las niñas estaban sobremaquilladas como viejas.
Nunca llevé a mis hijos al circo, eso me lo propuse siempre (lo cumplí). Uno generalmente les transmite sus propias cargas (tema de otro mail). Pero ¿adivinen quién los llevó alguna vez? Su abuelo.
Nunca llevé a mis hijos al circo, eso me lo propuse siempre (lo cumplí). Uno generalmente les transmite sus propias cargas (tema de otro mail). Pero ¿adivinen quién los llevó alguna vez? Su abuelo.
3 comentarios:
Y la gorda con barba y bigotes?
De ella que opinas?
El Circo de La Tarumba es un caso aparte; no me parece justo meterlo en el mismo saco que los demás. Allí si se respira arte.
El Cirque du Soleil es insuperable, aunque los niños no lo disfrutarán tanto.
De hecho no hablo de LA TARUMBA ni del CIRQUE DU SOLEIL, con pena, ellos no existían en mi niñez. Mi trauma es insuperable!
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