lunes, enero 19, 2009

Cuestión de salud

Situación:
Mi hija vuela en fiebre cuatro días, yo con complejo de médico ya le zampé antibióticos dado que en unos días se va de campamento y no way! que se lo pierda.
Cuando la tos aparece ambas decidimos ir al médico.
Saco la cita, especificando a la recepcionista que sea el primer turno. Obviamente no entendió ni michi, porque cuando llegamos vemos dos pacientes antes y esperamos una hora y diez minutos. Las toses, las flemas y los mocos son el "maravilloso" fondo musical de esta situación.
Luego de la espera pasamos, ante nosotras: el otorrinolaringólogo (me encanta, es casi como mi palabra preferida paralelepípedo) quien es una suerte de versión real y humana de Yoda el gran Jedi (el mismo a quien mi madre, que en paz descanse, confundió con ET una tarde de matineé infantil).
Se suscita el siguiente diálogo entre la madre (o sea, yo) y el médico (o sea Yoda) dado que la enferma está afónica y no puede pasar ni la saliva.
EL: ¿Cuál es el problema?
YO. Cuatro días con fiebre, garganta hecha puré e inicio de tos.
EL: Voy a revisarla.
(Se suscita el diálogo post revisión)
EL: Tiene que tomar antibiótico.
YO: No hay problema doctor, ella es bien responsable, además como se va a la playa en dos días …
EL: ¿Queeeeeée? ¿"Playa" dijo, va estar debajo del sol?
YO: (en tono conciliador) Pero hay sombrilla, comodidades, todo tranquilo…
Debo aclarar que ni miro a mi hija porque si lo hago me voy a desentornillar de la risa
EL: (cada vez menos Yoda tornándose más bien Lord Darth Vader) ¿Y va a estar en bikini? Seguro, ¡calata, calata, va a estar calata! ¿dónde va a dormir? ¿sobre la arena, y la humedad de la arena? (amigos, les juro que bufaba, Yoda bufaba)
YO: Doctor, pero ella se va a cuidar… (la verdad es que ya yo decía cualquier huevada porque no sabía si salir corriendo por sentirme la madre más desnaturalizada del mundo o seguir enfrentando a los golpes: lo peor era que no me sentía nada culpable y tenía un ataque de risa aguantado que para qué les cuento. Mientras que mi hija tosía, tosía y tosía como fondo musical, ella dice que adrede porque el silencio absoluto era espeluznante).

El doctor se calla, empieza a escribir con trazos enérgicos, arranca la página del recetario, pasa con firmeza y pinceladas de indignación las hojas de la Historia Clínica, y en eso… pregunta:
EL: ¿Micaela? ¿te llamas Micaela?
(La cagada, pensé y ahora ¿qué va a pasar? )
ELLA: (con una voz de ultratumba, temerosa y bajando la mirada le dice) Siiiiii....
EL: Había una canción en mi época, una huaracha que se llamaba Micaela, la cantaba Bienvenido Granda y la Sonora Matancera, seguro que ni tu madre ni tú la han oído… (recita): conocí a una chiquita muy linda, ella tiene cabellos muy negros y todos la llaman Micaela...
LAS DOS EN CORO: No......
(ambas en shock, aun no repuestas de la escena que acaba de terminar; a mí al menos me sonaba la Sonora Matancera...a la susodicha ni eso...)
YO: Seguramente la podemos bajar en Internet para escucharla.
EL: ¿Si? Pero ¿y la calidad?
MICAELA (la de la huaracha, con voz de tísica): uno escoge la calidad, depende de cuántas estrellas tenga la canción…
EL: Es que la tecnología es maravillosa.... toma, aquí está tu receta, toma este antibiótico por siete días y escucha la canción.
LAS DOS: Gracias por todo doctor, buenas tardes.

Citando al afamado Condorito: ¡Plop!

1 comentario:

Joel Jones Pérez. dijo...

Sonora Matancera???

Esto parece un sketch que uno hace en la Semana de Ciencias... Espectacular!

Ya las quiero ver volviendo donde el doctor cuando Micaela regrese del campamento... tosiendo aun peor! Ja ja ja!