domingo, marzo 08, 2009

En “nuestro día”: ¿cómo estamos hoy?


Tuve la oportunidad de revisar la VII Encuesta Anual sobre la situación de la mujer realizada por la Universidad de Lima, documento por cierto, sumamente interesante.
Me llamaron la atención algunos porcentajes, no porque no me los esperaba sino porque pensé que en ciertos aspectos el sentir de las encuestadas podría haber sufrido algunas variaciones; más aún, si consideramos que la humanidad va –metafóricamente- caminando hacia adelante.
De hecho el sentir sobre si sigue viviendo la mujer una situación discriminatoria tiene un triste 82.1%; los esfuerzos se siguen haciendo, muchas instituciones tienen que entrar en defensa de situaciones ridículas, humillantes, insultantes porque el hecho de ser mujer es algo así como una minusvalía, somos handicap y ojo que estamos hablando de la mitad del país y quizás un poco más...
Un 83.2 % afirma, con toda la razón, que vivimos en una sociedad machista. Lo sentimos en carne propia, cómo somos tratadas, los comentarios que recibimos, las miradas, las faltas de respeto, por decir lo menor. Yo tiemblo cuando mi hija sale sola de noche y no tiemblo tanto con mi hijo. Su condición de mujer (y fíjense qué lenguaje tengo que usar "condición"de nuevo la minusvalía) la hace vulnerable per se, hay que aceptarlo y aprender a vivir con ello.
Curiosamente un 58.7% considera que son las mismas mujeres las que fomentan ese machismo, por serlo ellas, ¿qué curioso no? La posición comodona y hasta no pensante trae como consecuencia una sociedad atrasada y dividida. Algunas, aunque sean profesionales independientes, no lo son tanto ante la presencia del marido al que dicen: atender bien cuando éstos llegan de trabajar... Reparen en la palabras destacadas con itálicas... y a ellas quiénes las atienden cuando se han fajado en la calle por igual?
Por último y para no aburrirlos con las estadísticas: un avasallante 89.2% considera que el trabajo de la mujer fuera del hogar es positivo para la familia. Esta respuesta me ha emocionado puesto que pone de manifiesto una clara verdad: el trabajo engrandece y satisface. El SER HUMANO que trabaja se siente mejor, se deprime menos, está cansado pero en buen sentido, prioriza mejor las opciones y le da a las cosas el real sentido -ojo, que generalizo: antes de que alguien diga que sobrestimo la situación-.
Me jode, no lo puedo negar, cuando se habla de cuotas en las listas para las elecciones, cuando veo un programa de TV en el que van a hablar, por ejemplo, de las mujeres y los deportes de aventura, me jode la literatura femenina, me jode los programas femeninos. Lo siento pero no puedo evitarlo, creo que es el único momento en el que se hace una distinción… sólo para ellasson diferentes. Casi casi: pobrecitas hay que darles su espacio para que no se quejen. A ver el lío que se armaría si eso fuera racial, como lo es todavía en ciertos clubes privados… Ahí lo dejo, creo que nuevamente el 8 de marzo es un día de reflexión.
¿Habrá “Día del hombre”?

1 comentario:

Marité Estefanía dijo...

Recién llego a tu blog y me gusta,
No sé si fue el domingo o ayer, que tuve una conversa parecida vía facebook.
Concuerdo contigo que el Día de la Mujer no es un día para celebrar, sino no para reflexionar, para hacer un llamado de atención, visibilizar y poner sobre la mesa temas pendientes como educación o salud, entre otros, de forma igualitaria.
Días como estos nacen desde una lógica de equidad, por tanto un día como “el de la mujer”, no se invalida porque no celebremos un “día del hombre”, “la equidad nos obliga a plantearnos los objetivos a conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa. Quien aplique la igualdad de manera absoluta será una sociedad injusta, ya que no tiene en cuenta las diferencias existentes entre personas y grupos (http://www.bantaba.ehu.es/obs/ocont/eq/). Definitvamente, una “sobre diferenciación” podría llevarnos a extremos como la revictimización, la “sobre vulneración” o que en todos los espacios necesitamos un trato especial. Pero “hasta el momento” (recalcando el contexto y la temporalidad), el Día de la mujer es un espacio para detenernos un momento y pensar en que tan lejos o cerca estamos de una sociedad sensible a las necesidades particulares de quienes la conformamos, ya depende de nosotros de cómo lo usemos.