María ha cruzado la barrera de los cuarentaicinco años, esa que la condena a ver los cincuentas como una meta cada vez más cercana. Como toda mujer moderna, lleva todas sus responsabilidades con valentía, fuerza, independencia y orgullo. Además lleva estrés, intolerancia, celulitis, patas de gallo y desmondongamiento inevitable de ciertas partes de su cuerpo que han tomado vida propia: un día están fit y otro día están fat.
Entonces, YO, su útero, he decidido empezar a flojear un poco para que ella se vaya aclimatando a mi retiro. A pesar de lo que diga su médico y las amigas que insisten en convencerla de que todavía es joven para que YO pase a mejor vida y no chambee más, María intuye que empecé a hacerle ciertas travesuras… Juan que no es ningún tonto, también lo sabe y justamente por eso, observa en posición ZEN –casi casi protegido en su atalaya, preparándose para lo peor-.
Para empezar le he dejado un par de malditos kilitos estampados a la altura de su cadera, que dependiendo del jean que se ponga, se convierten en una suerte de manjarblanco desbordado en alfajor artesanal. Y por más de que la pobre se somete al típico pollo/ensalada de lunes a viernes a mediodía… los ataques de ansiedad le entran como cuy en feria y quiere empujarse cuanta golosina esté a su alcance.
María toma mucha agua, fantaseando que eso la hará disminuir la celulitis y YO aprovecho para guardársela, la hincho y toma agua, y la hincho y sigue tomando y claro hace un montón de pila cuando va al baño y de hecho su capacidad de aguante…también está disminuyendo. Calculo que pronto le haré experimentar un pequeño episodio de incontinencia cuando le dé ataque de risa… ¡Prepárenle el TENA!
María vive escenas bizarras, puede tener episodios de tanta paciencia que ella misma se sorprende o quedar presa de un ataque de cólera con los ¡putamadres! correspondientes cuando no puede destapar un pomo de mermelada…
Aunque cree tener una ventaja sobre mí porque es friolenta, no confiesa que le incomoda sentir un extraño sudor durante la madrugada a pesar de la intensa humedad y baja temperatura que hay en su dormitorio. ¡Pobre, vive engañada!
YO soy el útero de María y recién empiezo a hacer travesuras antes de despedirme.
1 comentario:
Mi útero ya se despidió y fue una despedida triunfal !!...lo usé bien, vivió bien y cumplió con las espectativas que sobre él recayeron.....me hizo transpirar a pesar del frío pero ese detalle lo use para despojarme de las pijamas y ponerme sexy....después de su despedida vino mi transformación......no me importan los kilos demás ni las arrugas que aparecen...soy más hermosa que antes.... si él mira bien lo oatará, el que no lo nota está ciego o es un imbécil.
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