jueves, octubre 01, 2009

Comentario sobre el comentario

Sé que a veces por cuestiones de tiempo no puedo contestar los comentarios que mis amables lectores realizan en un determinado post. Hay una lectora, en especial: Laly Zuñiga, que además es una gran amiga que vive en la bella ciudad de Salamanca que reflexiona acertadamente siempre que tiene un poquito tiempo. ¡Gracias! Justamente, uno de sus comentarios es el que dio origen a este tema.
Laly comenta sobre "Familiares estigmas” :

Tu post me hace evocar a Keiko, la hija de Fujimori. ¿Sabía que su padre dirigía una organización criminal? ¿Si sabía, le parecía mal? (…).

Creo que aquí tocamos un tema un poco más profundo en el terreno familiar, puesto que los complejos de Edipo y Electra abundan en la política peruana (aunque en todos los entornos, en realidad). No hay que ir muy lejos para entender que a la Keiko la devoción por su padre la confunde, ella cierra defensa ante su progenitor, no ante el presidente y vive obnubilada en ese laberinto que la atrapa. Tanto como confundió a Lucianita León o a Silvana Montesinos…

Guardando las distancias entre cada una desde luego. El amor desmedido y la pérdida de objetividad las convierte en víctimas de sus padres que pensando en su propia satisfacción no vieron que tiraban caca al ventilador embarrando así a sus hijas, quienes quieran o no: cargan con ese estigma.
Electra es capaz de planear la muerte de su propia madre por pura venganza y manipula a su hermano para lograr su cometido. Su actitud puede verse claramente cuando dice: puedo perder un marido y reemplazarlo por otro, puedo perder un hijo y engendrar otro, pero un padre jamás recupera. Claro, que habría que saber que nunca tuvo hijos y tampoco marido… por lo que el único “amor” que tenía era el de su padre. Pero eso no se explica en el famoso “complejo”.
Hay inclusive, amores tan desmedidos y patológicos por el padre que existen mujeres que se casan con hombres parecidos, con ciertos rasgos de personalidad similares. Hay otras, que ante la muerte del susodicho viven una suerte de orfandad que se funde con la viudez en donde ya no sabes si siente como hija o como esposa frustrada.

No cabe duda, Freud tenía en la humanidad una galería infinita de “complejas personalidades”…. Y se debe haber quedado corto.

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