miércoles, marzo 05, 2008

A propósito de Miguel Bosé y "... por vos muero" -una cosa lleva a la otra-

Garcilaso de la Vega (1501-1536)
Soneto V

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo
vos sola lo escribisteis; yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero


Hace unos días he vuelto a escuchar la producción de Miguel Bosé “... por vos muero”, título que el cantautor cosecha del poeta español renacentista Garcilaso de la Vega (1501-1531). Inclusive, se arriesga a combinar una melodía de Beethoven con parte del soneto V que da nombre al Cd. Los arreglos sinfónicos complementan el trabajo de manera exitosa. Sin embargo, la siguiente reflexión no descansa en la calidad artística del gran cantante español que en su madurez ha abandonado de manera muy inteligente la imagen de “amante bandido”.
“… por vos muero” esta vez me dejó pensando, en lo que los académicos han estudiado por años: la idealización de la mujer. Mejor lugar que Europa Occidental, ninguno. Mejor momento que la salida de la Edad Media y el siglo XVI, menos. No faltaba una mujer que hiciera suspirar a un escritor y que lo llevara hasta el paraíso sin que ella llegara a enterarse si quiera. Es la época del bien llamado Amor Cortés (sin alusiones familiares).
Como lectora común y silvestre, me hago la pregunta válida: ¿cuán alejados estaban estos modelos ideales de la realidad? Y yo misma me contesto: la distancia era abismal, pues basta con conocer un poco de historia y darse cuenta que encontrar en la multitud una mujer como Beatriz –la de Dante-, como Laura –la de Petrarca-, como Elisa (o Galatea) –la de Garcilaso era casi imposible. Esas mujeres que fueron reales pero inmortalizadas por la literatura tenían tantas virtudes en el papel que sería utópico creer que las tuvieran en la vida real.
¿Qué empujaba al hombre a idealizar a la mujer? La moda, el pensamiento filosófico de la época, la religión o tal vez el no estar contento con lo que tenía a su alrededor y por lo tanto, iba más allá.
Una mujer extraterrenal, alejada de la cotidiana realidad, con pinceladas de pureza y maternidad, o quizás por otro lado con cierto aire de no tener misericordia frente a este hombre que era capaz de morir por ella. Los extremos, siempre los extremos.
Por siglos la civilización ha insistido en clasificar a la mujer en tres grandes grupos: la pura (y tonta), la pecadora (y mala) y la madre (intocable). Esos son los arquetipos de fémina que irrumpen desde la Edad Media y llegan hasta hoy disfrazados de otra manera. De hecho podemos encontrar otras etiquetas, pero cuando de poesía amorosa se trata la idealización es la mejor manera de presentar a la dama en cuestión, aquella a la que un hombre es capaz de decirle: por vos muero...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Efectivamente Claudia, el Romanticismo nos queda allí como modelo no del todo comprendido, pero siempre añorado. Por qué se idealizaba a la mujer? Buena pregunta. Creo yo por varias razones. Tu apuntas bien por el descontento. También es interesante el peso de la religión. Imaginemos una sociedad tan puritana donde las relaciones entre sexos eran "formalmente" tan lejanas (ya se sabe que el pueblo se divertía de lo lindo, no hay más que ver novelas de la época para vislumbrar esa doble moral). Apunto a la falta de empatía del hombre con la mujer. Si no la entiendo, la idealizo. No hay que olvidar que ese romanticismo es propio de una visión homocentrista del mundo. A propósito, un tema interesante para mí, que tú como especialista puedes indagar, cómo los hombres pueden escribir tan bien sobre las mujeres, adentrarse en su subjetividad. A mi me parece alucinante. Madame Bobary y tantos otros personajes, excelentemente tratados. También aquí evoco "La mujer justa" del magnífico escritor húngaro, Sándor Márai. Pasando a películas me viene la idealización de la mujer y las difíciles relaciones hombre / mujer en "In the mood for love" de Wong Kar Wai.
Hoy en día las relaciones hombre / mujer son más realistas, menos idealizadas. Eso tiene sus ventajas y sus desventajas. Ventajas: el hombre se compromete más y comparte lo común que es la familia, esto le permite tener más empatía con la mujer. Desventajas: se puede perder el encanto, la magia, de lo ideal. Quizás el secreto esté en mantener esa magia, a pesar de la cotidianeidad.