En algún momento todos nos detenemos a pensar que si existieran otras vidas pasadas quién o qué hubiéramos sido. Por ejemplo, yo no pienso jamás que haya sido un animal, será porque los bichos y yo no somos buenos amigos. Sin embargo, si en algún momento, en mi camino al Nirvana tengo que encarnarme en algún bicho terrestre quiero ser un lirón -aunque algunas personas dicen que sería mejor una ardilla- sobran las explicaciones.
Retomando entonces, hay ciertas situaciones que me hacen pensar en lo que debo haber sido en mis vidas pasadas.
Creo que en los tiempos legendarios (o sea, de las leyendas) debo haber sido Hermes. Llego a esta conclusión porque de hecho era el que tenía toda la información del Olimpo –recordar que era el mensajero de los dioses-, estaba enterado de todo cuanto pasaba a su alrededor. Mi necesidad de mantenerme informada me lo confirma.
En los tiempos del Antiguo Testamento, me queda claro que me morí cuando el Mar Rojo se volvió a juntar. ¿Por qué? Porque cuando estoy rodeada de agua me angustio, a pesar de saber nadar, por eso no puedo estar sin piso en una piscina, ni en el mar… me controlo, pero entro en trompo.
En los tiempos precolombinos, obviamente fui la Dama de Ampato (es mejor que autodenominarme la momia Juanita) porque la primera vez que me vi frente a frente, face to face, con el Huascarán y me quedé hipnotizada en ese espacio… me vino una bajada de presión tal que inmediatamente miré a JC y clavándole las uñas en el brazo le dije: ¡Es un hecho, a mí me sacrificaron como ofrenda para los dioses en uno de estos nevados!
Más adelante, en la historia contemporánea por lo atractiva que me resulta George Sand, (Aurora Dupin) me veo idílicamente de escritora, medio loca, contestataria y aunque la pobre cargó con Chopin se río de todos los prejuicios de su época.
Ahora... qué me gustaría ser en mi próxima vida. Esa sí la tengo clarita. Me gustaría ser Conejita de Playboy. Ustedes seguramente se asombrarán… dirán: Y ahora a esta ¿qué le pasó?
Muy fácil, es una cuestión práctica: En primer lugar, no tienen celulitis: lo máximo. Luego, las mantiene Hugh que por cierto, con la edad que tiene ya no debe requerir de mucha acción excepto que le digas de vez en cuando yes! yes! yes! lo que implica que no hay que aprender inglés ni ningún otro idioma complicado. Además, se juerguean todo el día, pero sobre todo: no tienen cerebro. ¡No piensan! ¡Qué más le pueden pedir esos pobres angelitos a la vida!
Retomando entonces, hay ciertas situaciones que me hacen pensar en lo que debo haber sido en mis vidas pasadas.
Creo que en los tiempos legendarios (o sea, de las leyendas) debo haber sido Hermes. Llego a esta conclusión porque de hecho era el que tenía toda la información del Olimpo –recordar que era el mensajero de los dioses-, estaba enterado de todo cuanto pasaba a su alrededor. Mi necesidad de mantenerme informada me lo confirma.
En los tiempos del Antiguo Testamento, me queda claro que me morí cuando el Mar Rojo se volvió a juntar. ¿Por qué? Porque cuando estoy rodeada de agua me angustio, a pesar de saber nadar, por eso no puedo estar sin piso en una piscina, ni en el mar… me controlo, pero entro en trompo.
En los tiempos precolombinos, obviamente fui la Dama de Ampato (es mejor que autodenominarme la momia Juanita) porque la primera vez que me vi frente a frente, face to face, con el Huascarán y me quedé hipnotizada en ese espacio… me vino una bajada de presión tal que inmediatamente miré a JC y clavándole las uñas en el brazo le dije: ¡Es un hecho, a mí me sacrificaron como ofrenda para los dioses en uno de estos nevados!
Más adelante, en la historia contemporánea por lo atractiva que me resulta George Sand, (Aurora Dupin) me veo idílicamente de escritora, medio loca, contestataria y aunque la pobre cargó con Chopin se río de todos los prejuicios de su época.
Ahora... qué me gustaría ser en mi próxima vida. Esa sí la tengo clarita. Me gustaría ser Conejita de Playboy. Ustedes seguramente se asombrarán… dirán: Y ahora a esta ¿qué le pasó?
Muy fácil, es una cuestión práctica: En primer lugar, no tienen celulitis: lo máximo. Luego, las mantiene Hugh que por cierto, con la edad que tiene ya no debe requerir de mucha acción excepto que le digas de vez en cuando yes! yes! yes! lo que implica que no hay que aprender inglés ni ningún otro idioma complicado. Además, se juerguean todo el día, pero sobre todo: no tienen cerebro. ¡No piensan! ¡Qué más le pueden pedir esos pobres angelitos a la vida!
Ahí nos vemos... a toda(o)s las que quieran acompañarme.
1 comentario:
Deberias crear un grupo de Facebook!
"Yo quiero ser Conejita Playboy!"
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