Leo en estos días, espantada dicho sea de paso, que el Vaticano informa cuáles son los pecados (capitales) de acuerdo a los géneros (entiéndase masculino y femenino). En buen cristiano: ante qué tipo de tentación se inclinan los caballeros y ante cuál hacen su mejor venia, las damas. Dicen pues, estas estadísticas, que entre los hombres predomina (en este orden) la lujuria, la gula y la pereza. Entre las féminas: la soberbia, la envidia y la ira.
Reflexiono en primer lugar, ¿dónde queda el secreto de confesión? Porque claro, este informe realizado por un curita de 95 años me genera una enorme duda sobre la confiabilidad de los confesores. ¿O es que tienen una edad de jubilación? Además, añade (el teólogo en cuestión) que su investigación se confirma con la observación del comportamiento de los religiosos tanto curas como monjas, ¡sorprendente! Observación de personas consagradas a Dios, infidencia, pecados capitales: hermosa combinación.
Me imagino a este sacerdote en su confesionario con una suerte contador, tablero de puntaje, o tal vez un cuaderno celeste y otro rosadito en el cual va poniendo palitos debajo de cada pecado capital. Luego de esta “loable” labor realizada durante todo el ejercicio de su sacerdocio decide pues, colaborar con el Vaticano y pasarles su informe taaaaaaaaaaaaaaan interesante. Informe que sólo confirma dos verdades universales: por un lado, que somos pecadores y por otro, que el hábito no hace al monje.
Reflexiono en segundo lugar, que la famosa frase “las mujeres son de Venus y los hombres de Marte” parecería confirmada en esta clasificación pecadora. Los pecados también nos hacen habitantes de planetas diferentes. Los de ellos se basan esencialmente en el disfrute de la vida: el sexo, la comida y el descanso: todo en exceso. Leyendo entre líneas interpreto que los caballeros saben disfrutar de la vida. Mientras que ellas discurren entre los pasadizos oscuros de pecados que las vuelven unas amargadas y unas histéricas.
¡Pucha creo que este curita además de infidente resultó medio machista!
Reflexiono en primer lugar, ¿dónde queda el secreto de confesión? Porque claro, este informe realizado por un curita de 95 años me genera una enorme duda sobre la confiabilidad de los confesores. ¿O es que tienen una edad de jubilación? Además, añade (el teólogo en cuestión) que su investigación se confirma con la observación del comportamiento de los religiosos tanto curas como monjas, ¡sorprendente! Observación de personas consagradas a Dios, infidencia, pecados capitales: hermosa combinación.
Me imagino a este sacerdote en su confesionario con una suerte contador, tablero de puntaje, o tal vez un cuaderno celeste y otro rosadito en el cual va poniendo palitos debajo de cada pecado capital. Luego de esta “loable” labor realizada durante todo el ejercicio de su sacerdocio decide pues, colaborar con el Vaticano y pasarles su informe taaaaaaaaaaaaaaan interesante. Informe que sólo confirma dos verdades universales: por un lado, que somos pecadores y por otro, que el hábito no hace al monje.
Reflexiono en segundo lugar, que la famosa frase “las mujeres son de Venus y los hombres de Marte” parecería confirmada en esta clasificación pecadora. Los pecados también nos hacen habitantes de planetas diferentes. Los de ellos se basan esencialmente en el disfrute de la vida: el sexo, la comida y el descanso: todo en exceso. Leyendo entre líneas interpreto que los caballeros saben disfrutar de la vida. Mientras que ellas discurren entre los pasadizos oscuros de pecados que las vuelven unas amargadas y unas histéricas.
¡Pucha creo que este curita además de infidente resultó medio machista!
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