Es increíble toda la miel y mermelada que destilan los medios de comunicación cuando del Día de la Madre se trata. La publicidad es enorme, la sensibilería peor, el buscar tocar a través del corazón el bolsillo de los consumidores resulta siendo burdo y sobre todo, exagerado.
Nos saludamos en ese día porque así tiene que ser: hay que rendir homenaje a aquel ser que te dio la vida y seguirá siendo tu madre hasta el día que muera... y más.
No obstante, curiosamente cuando uno revisa obras literarias, ve películas, series de humor y hasta periódicos deportivos va descubriendo que la MADRE es la figura más mentada de todo el universo.
Creo que los humanos se dividen en dos categorías según el momento que pasan en sus vidas: unos dirán "por culpa de mi madre"mientras que para el resto será "gracias a mi madre", y la rueda seguirá girando entre esas actitudes ambivalente.
¿Es la MADRE la persona que más queremos? ¿Es la MADRE al ser que menos criticamos? ¿Es la MADRE a quien agradecemos incondicionalmente siempre? o ¿Es a quién culpamos de cómo somos? ¿A quien reclamamos aquello en que nos terminamos convirtiendo? ¿A quien juzgamos cuando sentimos que no nos dio lo que esperábamos? Y la culpa soterrada nos obliga a celebrarla... sé que soy dura, pero no soy ilusa.
¿Por qué los psicólogos o psiquiatras siempre terminan analizando cómo fueron las relaciones con estas dadoras de vida? Porque de hecho seamos conscientes de algo: es una figura omnipresente, tiene es don de la obicuidad, es una suerte de dios(a) terrenal que todo lo hace y todo lo puede.
A lo largo de mi vida he escuchado miles de frases como estas (de conocidos o por conocer): No quiero ser como mi madre, mi madre lo hacía mejor, no me digas que soy como mi madre, mi madre no me dio cariño, mi madre me agredía, mi madre me malcrió, soy así por culpa de mi madre, mi madre no tenía tiempo de serlo, mi madre dependía de mi padre, mi madre no vivió su vida sino la de nosotros, de mi madre lo aprendí todo, nunca podré ser una madre como ella...etcétera, etcétera, etcétera.
No celebramos a la MADRE, lo que hacemos es recordar año tras año que para bien o para mal ese vínculo (más que ninguno otro) es irrompible.
pd. Me da miedo pensar cuál será la frase con la que mis hijos se refieran a mí...
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