
Por otro lado, me disgusta la imposición del uso de la escarapela, el tener que cantar el Himno Nacional porque sí, el uso de la Banda Presidencial -que ya parece la Panamericana por lo ancha y larga-. El que Plaza Vea me haga descuento porque use una prenda roja (no pueden obligarme a que les enseñe mis prendas interiores), medio prosti...¿no?: yo te enseño mi calzón rojo y tú me haces descuento.
No se puede crear una noción de patria, un amor por el país usando emblemas vacíos que inclusive se venden con luces que se prenden y se apagan, ¿han visto esas escarapelas?. Cómo les enseñamos a los jóvenes a amar al Perú, obligándolos a marchar, a canturrear nuestro himno como si estuvieran mascando chicle y castigándolos si no lo hacen bien. Cómo respetamos y queremos los símbolos que representan al Perú si permitimos que los locutores sigan hablando y los periodistas sacando fotos mientras otros con la mano en el corazón entonan con sentimiento Somos libres, seámoslo siempre... No se debería cantar el himno si lo hacen mal, por simple protocolo. No se debería usar una escarapela si te van a bajar puntos si no lo haces, puesto que si quiero demostrar que siento amor por una nocion tan abstracta de patria, debe nacerme y no ser impuesta. El hecho de ir al cine un 28 de julio y que toquen el Himno es tan... vacío.
Es un deber de los padres y no solo de los maestros -siempre nos dejan todo el fardo- fomentar el amor por el terruño, por la nación, explicar por qué tal o cual símbolo es la metáfora de X. Al fin y al cabo, cantar el himno, usar una escarapela es como rezar el Padre Nuestro o usar un crucifijo: es un símbolo, es un testimonio. Son cosas que uno hace por convicción, si se hace porque me mandan a hacerlo pierde todo valor.
Es complejo, es discutible.