Me parece tan "fino", tan "educado", tan "hipócrita" el hecho de que a veces no llamamos a las cosas por su nombre... me da mucha risa. Ya en Fuenteovejuna en un diálogo entre Laurencia y Frondoso se refleja una suerte de contrapunto entre estos dos personajes sobre cómo uno llama a la gente por no decirle lo que realmente es: Al justo mérito, dicha; /a la verdad, imprudencia; / cobardía a la paciencia;/y culpa a lo que es desdicha.
El otro día, y agradezco públicamente a mi compañero de tiempos colegiales Fernando Cazorla, llegó a mis manos una lista de ciertos eufemismos que han tomado mucha fuerza en el siglo XXI, cosa que en siglo pasado - que tal vez éramos menos encorsetados en algunos aspectos- decíamos de otra manera.
Por ejemplo, ya nadie usa la palabra solterón o solterona: solo o independiente es lo correcto. Todos mis amigos que eran malcriados en el colegio, ahora seguramente sus padres dirían que tiene ADD -sin diagnóstico, por supuesto-. El tipo que te supervisaba en el gimnasio, antes era un profesor de gimnasia... ahora, me encanta, es un personal trainner. Con la crisis global los despidos masivos se disfrazan de reestruccturación de una empresa.
Recuerdo que un eufemismo famoso era "gente de color" para hacer referencia a los negros, algo que nunca entendí porque yo no me veía transparente...
Para explicar lo que es un eufemismo a mis alumnos uso uno que los divierte mucho. Miren chicos, les digo, yo no puedo -de buenas a primeras- decirle a un padre de familia: su hijo es una bestia. Aunque lo sea, puede ser la cruel verdad, pero No puedo decirlo puesto que me quedaría sin trabajo. Simplemente tengo que indicarle: su hijo muestra dificultades en ciertas áreas que no debemos desatender... Todos mis alumnos entienden inmediatamente el concepto. Nadie pregunta si hablo de ellos, puesto que al captar la idea, ninguno se siente bruto.
Digamos que el manejo de un eufemismo resulta de tener un amplio vocabulario y una buena manipulación del lenguaje. La verdad por delante.
1 comentario:
Eso es, para crear eufemismos hay que ser un gran dominador del lenguaje (y tener una inteligencia notable hasta cierto punto).
Mucha gente no es capaz de captar la esencia de un eufemismo pero se quedan contentos cuando lo dices porque les ayuda a tranquilizarse, les suena menos "malo" lo que acabas de decir.
Ayudan (por decirlo de algún modo) a digerir la verdad o a hacerla más llevadera.
Un saludo.
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