viernes, diciembre 04, 2009

De mascotas y otros detalles...


Una de las escenas que más me gustan de las películas infantiles, es aquella en "La noche de las narices frías" en la que se dice que muchas veces el individuo se mimetiza con su mascota y salían una imágenes maravillosas que tal vez muchos de los lectores recordarán con el mismo placer que yo.

Entre las vivencias infantiles, también recuerdo haber tenido un perro pastor alemán, dos perros chinos y un dálmata. Esfuerzos inútiles porque fueran educados y bien entrenados, pero guardo algunos recuerdos graciosos de ellos. Cuando mis hijos eran pequeños, Micaela tuvo peces -JC los termino cuidando-, todavía recuerdo sus dibujos que pretendían reflejar cómo jugaba con su mascota, cuando estaba en 2° grado y realmente me destornillo de risa porque hacía ese gesto que hacemos todo al imitar a Nemo, pero imagínenlo dibujado por una niña de 7 años... inolvidables o cómo tuvimos que desaparecer a un par por el water cuando sabe Dios cómo había saltado fuera de la pecera.... Alejandro siempre insistió gran parte de su infancia en tener un perro, y cuando estuvimos a punto de hacerlo, un episodio familiar se cruzó en el camino y "el pan se quemó en la puerta del horno"... cosas de la vida. Mis abuelos tenían canarios, recuerdo clarito cómo cantaban en la terraza y la jaula blanca en la que vivían. En lo personal, los bichos no me inquietan en lo absoluto, felizmente que JC y yo pensamos igual. Inclusive, alguna vez pronunció una frase del más fino humor negro que yo recuerdo con mucho cariño: ¿para qué vamos a tener un perro? ¿para hacerle "cariñito"?... pero si ya tenemos a los chicos...

Hoy que salí a caminar y vi la cantidad de gente que pasea a sus perros me percaté de algo. La elección de una raza va de acuerdo a los tiempos en que vivimos, y por ende, en esta época en la que la ciudad crece hacia arriba y los espacios verdes personales se van reduciendo, por lógica la mascota también lo hace. Por ello, predomina el scotch terrier, el chihuahua, el yorkshire, el poodle... y son los fieles amigos de sus perros que los sacan a pasear todas las mañanas, como cuando veo caminando a mi gran amigo Jorge Vega Veguita con su pastor alemán (raza que es la que más me gusta) y en este caso me pregunto: ¿quién pasea a quién? . Casi ya no se ven: doberman, bracos, dálmatas, mastines.... Tal vez por un tema de moda...

¿Para qué se tiene una mascota? ¿Tal vez porque como algún sabio refiere: el mejor amigo del hombre es su perro? ¿tal vez porque alguien tiene que hacerse cargo de los animales que el hombre ha logrado domesticar? ¿porque te cuidan? ¿porque es una buena terapia? ¿una buena compañía? Seguramente las respuestas serán innumerables y muy personales.

Yo admiro a la gente que tiene mascotas y convive con todo lo que ello implica. Para mí, es demasiado.

2 comentarios:

Alyssa dijo...

Yo he tenido gran daneses toda mi vida, y me encanta ver como la gente se sorprende al ver un perro tan grande y juguetón. Sin embargo, es mi lora la que consume mi tiempo y energía, a veces me quiero rendir, pero no podría.

Anónimo dijo...

Claudia dices que para ti es demasiado porque aun no haz conocido a perros como Dingo y Fiona. Ahora que los cachorros ya nacieron, por ahí te animas por quedarte con uno, jaja.
besos!
maka